“ROCÍO” de Carmen Chofre

Educación

Obra expuesta en la Sala Pescadería de Jerez

Bernardo Palomo

10 de diciembre 2019 - 06:00

CONSIDERACIONES DIDÁCTICAS PARA ALUMNOS  Como notas clarificadoras para esta pieza, el espectador puede investigar sobre la amplia historia del Retrato, sus muchas circunstancias y sus amplias situaciones estéticas. Es, asimismo, importante que se tengan claras las distinciones entre los RASGOS FÍSICOS y las DIFERENCIAS PSICOLÓGICAS; también la realidad propias del RETRATO en general que exige, además de la fidelidad a los modelos, una interpretación de los rasgos psicológicos del retratado.
CONSIDERACIONES DIDÁCTICAS PARA ALUMNOS Como notas clarificadoras para esta pieza, el espectador puede investigar sobre la amplia historia del Retrato, sus muchas circunstancias y sus amplias situaciones estéticas. Es, asimismo, importante que se tengan claras las distinciones entre los RASGOS FÍSICOS y las DIFERENCIAS PSICOLÓGICAS; también la realidad propias del RETRATO en general que exige, además de la fidelidad a los modelos, una interpretación de los rasgos psicológicos del retratado.

Las dificultades del retrato es cosa bien conocida por todos aquellos que se ponen delante de un modelo para intentar captar sus rasgos distintivos. No sólo se ha de estar en posesión de una técnica sobrada para adentrarse por los complejos caminos del mismo. Junto a un bagaje plástico sin fisuras el retratista tiene que estar dotado de una capacidad artística importante y, sobre todo, de una perspicaz mirada que sepa adentrarse por los difíciles vericuetos de la personalidad del representado y, al mismo tiempo, saber hacerlos visibles en el soporte.

En esta obra, Carmen Chofre lo consigue ampliamente. Se trata de un retrato de Rocío, una alumna suya que aparece sentada en su taller. La pintura ilustra los rasgos personales de la modelo; estos aparecen con todo su esplendor ilustrativo, marcando fielmente las características físicas de la alumna. Una pintura figurativa muy bien estructurada nos pone, sin revés alguno, en el camino de la realidad que representa.

La pincelada es clara, la línea dibujística que sustenta se presenta exacta, delicada, determinante en su función de formalizar las formas de la joven; el color se expande preciso y definiendo la certeza de lo que se pretende, describir a una joven en el estudio de un pintor.

La obra se sitúa en una estancia llena de los más diversos elementos que suelen encontrarse en un estudio; la modelo aparece seria, sentada sobre un taburete alto, junto a una mesa donde se encuentran una serie de papeles y posibles proyectos artísticos, bajo la misma dos sillas escolares. La chica viste un amplio pantalón negro y una florida blusa. La pierna derecha se muestra extendida; el pie, calzado con unas zapatillas deportivas, se apoya sobre uno de los travesaños. Las manos se encuentran parcialmente cruzadas; en el dedo índice izquierdo se ha colocado un anillo plateado; unas pulseras de cuentas negras adornan la muñeca derecha; en la otra se observa un reloj que se destaca sobre los tatuajes que ocupan todo el brazo.

La modelo se nos descubre seria, mirando levemente hacia su derecha; los labios de rojo intenso contrastan con la piel muy clara y el pelo gris. Sobresale un poderoso cuello. Esta aparente seriedad nos permite deducir que es una joven de fuerte carácter, que sabe lo quiere y que está segura de sí misma. El retrato se completa con una estancia poblada de elementos típicos de los talleres de artistas. Destacan un biombo cerrado y una estantería llena de objetos; un cuadro abstracto cuelga de una de las paredes del fondo. Todo realizado de una manera abocetada que se aparta diametralmente de la claridad compositiva con que trata a la retratada.

La obra se estructura en un espacio neutro donde la potencia de la modelo atrapa toda la atención de la mirada a pesar de encontrarse en una estancia poblada de elementos que lejos de distorsionar el motivo principal completa a la perfección el conjunto de la escena. Toda la pieza nos descubre la calidad artística de la autora, el profundo sentido compositivo y las acertadas marcas cromáticas. Se trata de un retrato moderno, pintado con todo lujo de detalles que concede mayor intensidad expresiva al propio espacio representado y, por supuesto, potencia la calidad del retrato.

Carmen Chofre.
Carmen Chofre.

Carmen Chofre

Es una joven pintora sevillana, afincada en Jerez donde trabaja en dos ámbitos de las Bellas Artes. Se trata de una artista muy conocida en los ambientes culturales de la ciudad toda vez que, en su calidad de profesora en la Escuela de Arte participa, bien como artista o como docente, en gran parte de los actos que, en torno a la creación artística, se desarrolla en Jerez.

Licenciada en la Facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Como pintora presenta muchos y buenos registros, con una pintura clara y muy bien definida desde una figuración moderna que ella domina y concede un especial tratamiento plástico. Está en posesión de un bagaje técnico impresionante que le permite afrontar cualquier situación por difícil que esta fuere.

Pero su obra no se queda en los muy buenos planteamientos artísticos que posee sino que sabe dotar a sus realizaciones de una acertadísima dimensión que la hace plantear una obra valiente, seria y rigurosa; una pintura desarrollada desde los verdaderos valores de la pintura de siempre, esa que no es ni clásica ni moderna, sino eterna.

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