San Miguel, abre el grifo
a pie de campo
San Miguel se ha olvidado este año de dar su espadazo de salida al año agrario. Normalmente por esta época el dirigente de las legiones de ángeles clava su metal en una nube como si de Excalibur se tratara y dispone a los alados a trabajar pisoteando el suelo del cielo para que el agua caiga sobre las tierras deseosas de fertilidad. Este año, no.
Este año el arcángel ha decidido alargar sus vacaciones de destino paradisíaco y prolongar el calor del verano que para estar de vacaciones, bien, pero para estar en la besana, mal.
Habrá que darle un toque a San Miguel, para que finalice su veranillo y comience a trabajar en sus labores meteorológicas porque los agricultores y ganaderos esperan las gotas como agua de septiembre. No valen los retrasos porque sin agua no hay milagro.
Sin agua, la siembra de los cultivos se vuelve yerma; la magia de la nascencia de esos brotes verdes se pierde si no reciben la pócima mágica. ¿Qué será de los remolacheros si el capricho de San Miguel, dormido ahora en su hamaca paradisíaca, se prolonga? ¿Qué será de los duros terrones si el bálsamo de fierabrás no viene a reblandecerlos? ¿Qué será de la tierra seca sin la humedad que facilita el tránsito de la labranza y el movimiento y aireo de la tierra si no caen dos gotas? ¿Qué será de las bestias si la lluvia no moja la hierba y convierte sus pastos en un alimento contundente para pasar el invierno?
Nada. No habrá nada. Sin el agua en el campo no hay nada. Ya se oyen los cánticos preocupados de los agricultores, ya entonan los versos de Amaral: Los días que pasan/Las luces del alba/Mi alma, mi cuerpo, mi voz,/ no sirven de nada./ Porque yo/ sin ti no soy nada. Temerosos de que este verano sempiterno se pegue a sus suelas como un chicle al asfalto y no dé paso a las lluvias fertilizantes ya de octubre, esas mágicas que tornan la tierra en fértil, los pastos en verdeslimón y las semillas en activas.
San Miguel que estás en los cielos: Deja la siesta y con tu espada al ristre, pon a tu ejército alado a trabajar para que la menor preocupación de los agricultores en esta campaña sea la escasez de agua.
Suficiente tienen con lo que tienen con los entripados de Europa como para empezar el año agrícola sin agua. Déjate caer, Miguel déjate caer, déjate caer Miguel, Miguel.
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