gastronomía

Semana de torrijas y alpisteras

  • Con la Semana Santa vuelven a los mostradores de las pastelerías jerezanas elaboraciones tradicionales

  • La miel, la matalauva, el ajonjolí..., estos días los dulces toman protagonismo

Dulces artesanos de la Pastelería Jesús para la Semana Santa.

Dulces artesanos de la Pastelería Jesús para la Semana Santa. / vanesa lobo

Naranjos en flor, incienso en la calle y torrijas en la casa. La Semana Santa trae consigo olores y sabores que sólo se disfrutan en unos pocos días al año, de ahí que quizás sean aún más especiales cuando se viven y se comen. Porque aquí la cosa va de dulces. De harina, huevos, ajonjolí, matalauva, miel, vino, almendras... De chuparse los dedos y recordar que hay dulces que aunque pasen los años siguen siendo de toda la vida.

Pastelería Jesús es uno de los obradores jerezanos que recuperan para estas fechas dulces tradicionales de la Semana Santa. Este negocio familiar -ya va por la tercera generación- recupera para estos días elaboraciones clásicas como los milindricos, las alpisteras y por supuesto, las torrijas. Sonia Jiménez (hija del fundador) y Alberto Rodríguez dirigen la pastelería en la que salen a diario más de 300 torrijas. "Tenemos conocimiento de que el obrador está desde los años 30 y nosotros estamos aquí desde 1990. Mi abuelo era pastelero en Arcos y de ahí viene la tradición familiar. Mi padre, Jesús, compró este local y con mi madre, que aún viene, llevaron la pastelería. Ahora yo y mi marido estamos tras el mostrador y nos encanta", declara Sonia.

El espíritu de esta pastelería es trabajar como "antaño". "Con las yemas, por ejemplo, no hemos cambiado la forma de elaboración en nada. Hoy en día hay pastelerías que la compra hecha en cubos, pero nosotros seguimos haciéndola en un cazo eléctrico, con la yema a ciertos grados de temperatura y puede tardar hasta dos horas para que se hagan", relata la propietaria, quien añade que el chocolate también sale de trufas elaboradas por ellos.

"En Semana Santa no faltan las roscas bobas y las torrijas de vino y miel, que es lo que más se vende. Y hay dos dulces que le llama mucho la atención a la gente que son las alpisteras y los milindricos. No los hay en muchos sitios, porque es de pastelería antigua. Lleva matalauva, anís, ajolí, bañado en azúcar... Y los roscos clásicos de estas fechas, que nosotros ya los tenemos durante todo el año porque hay mucha demanda", reconoce Jiménez.

Sonia se ha criado entre mangas pasteleras y bizcochos. Desde que era una niña ya echaba una mano a sus padres y cuando conoció a Alberto le dijo: "Este negocio es muy sacrificado, pero si te gusta, seguimos juntos con él. Y aquí estamos". Alberto dejó las botas en el campo de fútbol y se centró en la pastelería descubriendo que tiene habilidades para el diseño de tartas. "Se me da muy bien el modelismo, hacer maquetas y aporto mis habilidades en el tema de las tartas. Ahora tenemos muy controlado el negocio y queremos mantener la calidad", subraya. Y es que como declara Sonia: "Si una persona mayor te dice que el rosco está riquísimo, te puedes quedar con la tranquilidad de que estás haciendo bien las cosas".

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