Campiña de Jerez

La sequía hace estragos en el campo y en los bolsillos de los consumidores

  • Los agricultores advierten de que las hortícolas y otros productos "se van a ir de precio porque hay menos hectáreas sembradas y va a costar mucho sacarlas adelante"

  • La comisión de gestión de la sequía en la cuenca del Guadalete mantiene las restricciones del 25% para el regadío 

  • Coag lanza una llamada de auxilio ante la "crisis sin precedentes" en el sector por el impacto de la sequía, el incremento de costes la nueva PAC y las importaciones sin control

  • La zona regable del Guadalcacín, en sequía severa, reza para que las lluvias eviten su "ruina total"

Una parcela agrícola con la tierra completamente seca en la carretera de Rota.

Una parcela agrícola con la tierra completamente seca en la carretera de Rota. / Miguel Ángel González

La campiña de Jerez afronta el quinto año consecutivo de sequía y sin atisbo de mejora a corto y medio plazo. La cuenca del Guadalete sigue estando en situación de sequía severa, estadio anterior al de sequía grave como la que afecta al Bajo Guadalquivir que implicaría duras restricciones, también para el consumo humano, que de momento no corre peligro de cara a la temporada estival.

Las restricciones para el regadío y el consumo urbano se mantienen en el 25% y el 5% de sus respectivas dotaciones, según acordó por unanimidad los integrantes del comité de gestión de la sequía en la demarcación hidrográfica del Guadalete-Barbate, celebrada este jueves, para abordar la situación actual de las cuencas de la provincia, que arrastran un importante déficit de precipitaciones.

El presidente de la comunidad de regantes del Guadalcacín, Eloy Rocha, presente en la reunión, cree que con la ocupación actual de los embalses de la cuenca, al 28,5%, el consumo humano está garantizado para al menos dos años y confía en que las restricciones al regadío, cuya dotación se ha visto reducida de 5.033 hectómetros cúbicos por hectárea a 3.760, tampoco vayan a más, sobre todo ahora que los agricultores han tomado ya sus decisiones de siembra con el consiguiente coste.

La campiña arrastra un importante déficit por la ausencia de precipitaciones durante el invierno y lo que va de primavera, si bien las lluvias caídas en el inicio del año agrícola suponen un alivio para los regantes, lo que no significa que la situación actual sea “muy mala” y “toquemos madera para que no vaya a peor”.

Un año "malo de solemnidad" 

Las lluvias registradas el pasado otoño, que entre otras cosas permitieron que el embalse de los Hurones llegara al 70% de agua embalsada gracias al trasvase Guadiaro-Majaceite, dieron un colchón a los agricultores, que no obstante se han adaptado al actual escenario de escasez: la mayoría se ha inclinado por el girasol, que consume la mitad que los cereales, mientras que en las hortícolas se ha renunciado a la rotación con dos siembras, limitándose a una sola.

“Siempre se puede ir a mejor, pero pinta fatal, está siendo un año malo de solemnidad y la extrema sequedad actual tampoco ayuda”, indica Rocha, no sin advertir a los consumidores de que se preparan para una subida de aún mayor de la que ya acumula la cesta de la compra, por ejemplo en los tomates y otras hortícolas que “se van a ir de precio porque hay menos hectáreas sembradas y va a costar mucho sacarlas adelante”.

Si la situación de los cultivos de regadío ya es complicada, la del secano es aún más preocupante, señala el secretario provincial de Coag-Cádiz, Miguel Pérez, quien asegura que los cereales, principalmente el trigo, están “muy tocados y no se van a recuperar” de un mes de abril completamente seco, y lo mismo ocurre con el olivar, que viene de un año “catastrófico”, los pastos y el viñedo, si bien este último aún tiene algunas reservas en el subsuelo por la humedad que retiene la tierra albariza, que no evitará una importante merma de la cosecha.

La "puntilla" para el sector

“Todo va a depender de si llueve en primavera, si cae algo en abril-mayo, porque en la campiña apenas han caído 300 litros mal contados”, explica el responsable provincial de Coag, organización desde la que han lanzado un SOS por la “crisis sin precedentes” del sector agrario provocada por la sequía, la “puntilla” tras la nueva PAC que renuncia a la soberanía alimentaria, las importaciones sin control de terceros países y el incremento de los costes de producción.

Coag-Andalucía está en contacto con el resto de organizaciones del sector para buscar la unidad de acción de cara al inicio de un proceso de movilizaciones “contundente” para exigir a las Administraciones la adopción de medidas urgentes que impidan el abandono masivo de la actividad.

Llamada de auxilio de COAG

“El Gobierno está mirando para otro lado y de brazos cruzados mientras se muere un sector estratégico para Andalucía y para todo el país”, señala Miguel López, secretario de Coag-Andalucía, quien ante este “panorama desolador” asegura que “ya sólo nos queda salir a la calle y pedir auxilio a las Administraciones -central y autonómica-, así como el apoyo de la ciudadanía, porque está en juego nuestra soberanía alimentaria y la salud de todos”.

Según López, la sequía ya se ha cargado la campaña de cereales y el girasol, ha mermado la del olivar, hortícolas para fresco y los cultivos forrajeros, con el consiguiente impacto para la ganadería por la falta de pastos y va a impedir por segundo año consecutivo que se siembre en el Guadalquivir, uno de los pilares de la industria agroalimentaria andaluza. “Ya no se salva ni el secano ni el regadío”, advierte.

A los problemas derivados de la sequía se unen las imposiciones de la política agraria europea, que según la organización agraria abre las puertas de la alimentación y de los bienes públicos a los fondos de inversión, para favorecer la especulación, y las importaciones sin control ni garantías sanitarias de terceros países, que hunde los precios en origen y por las que, sólo en 2022, se detectaron más de 600 alertas sanitarias de productos con exceso de sustancias prohibidas perjudiciales para la salud.

“Hasta aquí hemos llegado; ya no podemos garantizar empleos, ni siquiera los nuestros, tampoco tenemos más capacidad de endeudamiento y no podemos hacer frente a las deudas”, apostilla el secretario de Coag-Andalucía en su llamada de auxilio por la situación insostenible del sector.

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