Jerez

Terribles obsesiones o ruidos pasajeros

AL igual que muchas de las circunstancias del día a día pasan inadvertidas, mientras que a otras prestamos toda nuestra atención, los pensamientos negativos pueden apoderarse de nuestra mente o bien pueden pasar totalmente desapercibidos.

Un ejemplo, que bien podría servir, es el de la mujer embarazada que ve otras embarazadas por todos sitios y a todas horas, mientras que para la mujer que no está embarazada, las mismas, pasan totalmente desapercibidas. Seguro que alguna vez has comprado alguna prenda de vestir de algún color que te pareció original y luego lo has visto con mucha frecuencia, posiblemente porque te fijas mucho más en esas prendas que antes pasaban desapercibidas.

Bueno, pues algo parecido pasa con nuestros pensamientos, cuando se vuelven algo insoportable y aparecen a todas horas. Tener pensamientos negativos es algo normal, algo que nos ocurre a todas las personas. Sin embargo, que se conviertan en algo obsesivo, que incluso lleguen a parecer una pesadilla interminable de las que nadie quiere ni siquiera imaginar, puede llegar a ser algo muy grave que interfiera de forma importante en el rendimiento académico, familiar o social. Afortunadamente, el control de los pensamientos negativos depende en gran medida de cómo reaccionemos ante ellos.

Si queremos conseguir que un pensamiento negativo se transforme en obsesión, el primer paso será darle credibilidad a lo que pienso: ¿Mira que si por pensar en dejar el fuego encendido, en hacer daño a alguien o en estrellar mi coche mientras conduzco, me da por hacerlo? Dar credibilidad a algo tan terrible provocará obviamente un incremento de nuestra tensión y por tanto responderemos emocionalmente incrementando nuestro nivel de ansiedad. Nuestro cerebro intentará que no le quitemos ojo a esa situación de peligro, es decir, a ese pensamiento, y entonces empezaremos a tener ese terrible pensamiento presente en todo momento y en cualquier lugar.

El primer paso, por tanto para que las obsesiones desaparezcan, es no dar credibilidad al pensamiento indeseado, destruir esa fusión entre el pensamiento y la probabilidad de ocurrencia de lo pensado. De esta forma, podremos atender a otros pensamientos y circunstancias distintos, en lugar de a los pensamientos obsesivos, para que sin que desaparezcan, dejen de interferir en nuestras vidas.

La mayoría de los seres humanos utilizan estas estrategias de forma espontánea y natural. Sin embargo, algunas personas necesitan practicarlas para que les resulten efectivas. En muchos casos, es necesario, iniciar un tratamiento psicológico, para corregir esa excesiva credibilidad y atención que se le puede llegar a dar a determinadas ocurrencias. Aunque los tratamientos psicológicos han demostrado ser efectivos en el tratamiento de las obsesiones y de los trastornos obsesivos compulsivos, en ocasiones, si el problema ha evolucionado durante años, se puede requerir incluso el apoyo de un tratamiento médico.

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