Al evento, que se celebró de seis de la tarde a nueve de la noche, asistieron centenares de personas deseosas de ver las nuevas propuestas para la próxima Feria y El Rocío. Como en la jornada anterior, el desfile contó con la presencia de la alcaldesa Pilar Sánchez, que observó con atención la muestra de Maciá, cuyos vestidos destacaron por la suavidad de sus cortes y por los tejidos empleados. Sus trajes se fusionaron con los complementos de la casa Dublos. Innovando con paños como el satén, la licra, las finas batistas y los finos encajes , lo más característico de su colección fue el empleo de telas vaqueras para la confección de unas piezas rebosantes de juventud y ligereza.

Por su parte, las hermanas Vargas presentaron creaciones llenas de colores vibrantes y abalorios que destacaron por su gran tamaño y sorprendieron por sellar su colección con chaquetas toreras como complemento perfecto para los vestidos. Una tendencia que en la actualidad se estaba perdiendo y que Modas El Pilar trata de rescatar por lo favorecedor de sus cortes que además impregnan a los vestidos de un aire muy jerezano.

Cerraron su repertorio con un vestido de novia de marcado acento folklórico que consiguió arrancar los aplausos del público expectante

A continuación, la diseñadora María Cid, en cuya temporada el lunar es la seña de identidad, presentó trajes de gran volumen y movimiento gracias a las facultades que les concedían los vuelos y otros adornos tales como los encajes, las tiras bordadas, los cordones y las tanzas. La modista se sirvió de tejidos como las licras, las sedas, el satén y el ganchillo para creaciones con tonalidades de lo más dispares. También cerró su muestra con un vestido de novia.

La clausura corrió a cargo de la conocida diseñadora Aurora Gaviño. Un nombre cada vez más esperado en SIMOF. Su colección 'Alma: Azahar y Lis' presentó una colección de trajes en tonos malvas, rojos y esmeraldas que cortó con gran destreza para crear vestidos con una honda inspiración en la fusión de culturas occidentales y orientales. Su colección recuperó las mantillas, los encajes antiguos, los brocados con estampaciones doradas, los terciopelos y los richeliers. La simbología de los complementos que mostró fue muy grande dada la pluralidad de sus prendas, inspirándose en las joyas de los sultanes de Topkapi, en los famosos ojos turcos y en la mano de Fátima. La pieza clave de su colección fue el manguito como nueva tendencia para los trajes de flamenca. Después de tanto derroche de mantones y lunares, los asistentes siguieron disfrutando de las copas de vino que ofreció Harveys, uno de sus patrocinadores.