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LOS JUDÍOS DE SAN MATEO

Tintes mercedarios en San Mateo

  • La hermandad de los Judíos estrenó la restauración de la cruz de guía y dos nuevos faroles

La bandera de España ondeando en el balcón de la casa de hermandad de los Judíos con el paso de misterio de fondo.

La bandera de España ondeando en el balcón de la casa de hermandad de los Judíos con el paso de misterio de fondo. / pascual

E L barrio de San Mateo era un hervidero desde primera hora de la mañana. Era Martes Santo y salía la cofradía del Desconsuelo. Jornada de lujo en ese barrio intramuros tan alejado de la vida ordinaria de la ciudad y tan cofradiero cuando una de sus cofradías sale a las calles en los días de Semana Santa.

A las cinco y media de la tarde, la cruz de guía se plantaba en la puerta del histórico templo. En esa vanguardia que va encabezando el largo cortejo de nazarenos rojinegro se encontraba, precisamente, uno de los estrenos de la cofradía. Dos faroles de nueva factura llevados a cabo por el jerezano orfebre Antonio García Falla a imagen y semejanza de los antiguos de Gabella Baeza, con lo que la cofradía flanquea a la cruz con sus cuatro faroles a partir de este año. El restante legado que dejó Baeza en San Mateo, cruz de guía y otros dos faroles, han sido recuperados y restaurados por el mismo orfebre. Y, siguiendo con la orfebrería y los estrenos, también han sido restaurados otros cuatro antiguos faroles que cierran al Simpecado.

Un sueño de belleza y perfección desde la cruz de guía hasta el candelabro de cola

El pasado año fue el de la presentación de otra joya totalmente recuperada como es el canasto de Guzmán Bejarano que sostiene la rica imaginería de un misterio único y muy jerezano.

La cofradía avanzó como lo hacía antiguamente. Por la zona de la ronda del Caracol. Iba buscando la basílica de Nuestra Señora de la Merced. Allí se quería llevar a cabo un encuentro muy especial. Esta hermandad, siempre atenta al espíritu mercedario, quería encontrarse con los religiosos de la orden para formalizar en su estación de penitencia la efemérides de los ochocientos años de redentores de cautivos en la vida de la Iglesia. Y se propició tal y como estos cofrades del Desconsuelo saben hacerlo: acercando sus pasos a las puertas de la basílica donde el Señor del Consuelo también asomaba a la puerta para un encuentro emotivo, cofradiero y muy mercedario. Tanto el Señor de las Penas como la Virgen del Desconsuelo casi rozaron el dintel de las puertas de la basílica, destacando el paso de palio que en un detalle bonito se acercó con los sones de la marcha 'Quién te vio y no te recuerda (Saeta jerezana) de David Hurtado. Sin duda fue uno de los momentos grandes de la estación de penitencia de este año en el discurrir de la cofradía de los Judíos de San Mateo.

A partir de ahí, llegó la elegancia que nunca pierde esta cofradía. Un sueño de belleza, perfección y sintonía. Desde la cruz de guía antes referida hasta el candelabro de cola de la bellísima Virgen del Desconsuelo.

El paso de misterio llevaba iris morados y fresias de tonos silvestres. Como es tradicional en este paso, muy realista con el momento en el que Jesús espera a ser crucificado. Por su parte, el maravilloso palio de la Santísima Virgen iba con claveles blancos un tanto ocres. Se trataba de otro guiño a la orden mercedaria, imitando el color del hábito de los religiosos.

Antes de que llegaran los primeros minutos del Miércoles Santo, la cofradía se encontraba entrando en su barrio de nuevo tras hacer la estación de penitencia. En la plaza de San Lucas, la saeta se hizo presente tanto en el paso de misterio como en el palio. En medio de la quietud de la noche que era para enmarcar.

San Mateo seguía de fiesta. La cofradía llegaba a la calle Cabezas y desembocaba en la plaza del Mercado un año más. Los cofrades de los Judíos de San Mateo volvieron a cumplir su sueño en la jornada del Martes Santo. Y por extensión, hicieron soñar al resto de la ciudad. Pues una cofradía como la de San Mateo aporta elegancia y buen gusto a la Semana Santa de Jerez.

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