¡'Trueba' de tu propia medicina!

Tierra de nadie

El director de cine, Fernando Trueba.
El director de cine, Fernando Trueba. / Efe
Alberto Núñez Seoane

12 de diciembre 2016 - 08:48

De acuerdo con 'La Academia Calzada de la Lengua', Fernando Trueba sería, con rotunda propiedad, un "fistro diodenar". Ni el amigo que me mandaba un correo esta mañana haciendo referencia a la actitud del director-"torpedo" -hecho que me ha sugerido el tema de este artículo-, ni los millones de españoles que, ni hemos ido, ni iremos a ver la película del cineasta nacido "despué de loh doloreh", tenemos nada en contra de que el señor Trueba exprese lo que siente: "… nunca me he sentido español, ni durante cinco minutos de mi vida me he sentido español. Soy español porque lo dice mi carné y no pude evitarlo. Cuando juega la selección siempre quiero que pierda, es más, si hubiese una guerra, iría con el enemigo…". No lo compartimos, ni de lejos, pero lo respetamos. Lo que tampoco compartimos ni, en este caso, respetamos, ni consentimos, es la obra de quien así piensa y siente. Di lo que quieras, piensa como quieras, siente como te parezca y haz las películas que te dé la gana, pero no esperes, después de manifestar tu "cariño" y tus sentimientos por la tierra que te vio nacer, que seamos los que, con reiteración y alevosía, desprecias y ninguneas quienes llenemos las salas en las que se proyecta tu película, tal vez si te la hubiese llevado a Venezuela hubiera sido un éxito de taquilla… siempre que Maduro subvencionase las entradas, claro, porque los venezolanos que no besan su orondo culo no tienen ni para pagarlas, ni para comer, ni para morirse siquiera.

Los que si nos sentimos orgullosos de ser españoles, de nuestra Historia, y de todos -con las ideas que cada cual tuviese- los que en un momento u otro han dado su vida por España, estamos hasta las mismísimas partes pudendas de que personajes como el que hoy nos ocupa, vivan a costa de los que dicen repudiar. Hartos, muy hartos, de hipócritas advenedizos como D. Fernando, que ha pillado casi seis millones de euros en subvenciones españolas para sus películas… españolas, dinero que hemos pagado sus enemigos -es lo que él dice que somos-, los españoles con nuestro impuestos, ¡que los devuelva! Más que hartos, estamos hasta el mismo "diodeno", de la caterva de cínicos que presumen de "progres" o liberales sin otro argumento que el insulto y la burla a los que quieren, creen y honran a su país, sus costumbres y tradiciones, su cultura y sus muertos, ¡ya vale!

Sin apenas solución de continuidad, el cineasta en cuestión nos deja bien patente su pequeñez moral cuando comprueba el fracaso absoluto de taquilla que están provocando sus declaraciones. Cualquiera "que se vista por los pies" hubiese tratado de mantener sus convicciones, pelear por lo que cree, defender sus ideas… él no.

Habría que haberlo visto colgándose las medallas de "intelectual-progresista-contestatario-cosmopolita-bohemio" con sus colegas abrazafarolas después del acto en el que, carente de la más mínima educación, faltó al respeto a los que allí estaban para honrarle en nombre del cine español -Premio Nacional de Cinematografía- y de los españoles -ministro de Cultura-. Sin embargo, toda aquella chulesca valentonería fue la misma que le faltó cuando empezó a intuir que las pesetas españolas que tanto "aborrece" no iban a recalar en su bolsillo. Sin cortarse un pelo, fiel al patetismo que habita su persona, va y dice: "Soy español, amo a España y vivo aquí porque quiero…". "¿Comorrrr?", y por si no nos habíamos enterado apuntilla: "Atacar al cine español es atacar a España…", "¡Te da cuennnn…!". Escucharlo para creerlo… hay que ser mamarracho en adobo de roña para volverse del revés, de ayer para esta mañana, como un guante de limpiar "la caquitalll", ¡poca vergüenza y menos dignidad!

Querido D. Fernando y cansinos adláteres -esos que, por interés propio, corporativismo, o afán de protagonismo, lo tratan de disculpar con las consabidas memeces: "se ha sacado de contexto…", "estaba bromeando…", "se ha malinterpretado…"-, a pesar de lo que usted, y el resto de la piara con la que pace, puedan pensar, no todo vale. Muy por encima de su vida y su obra, están las de otros que si fueron y serán dignas de, por supuesto, respeto, admiración y ejemplo. Muchos de ellos ya no están para poder defenderse, su memoria y los que la reconocemos, lo haremos por ellos. Otros, callan por temor a que usted, y los que son como usted, los tachen de carcas, patriotas, o simplemente de "españoles". Pero ha de saber que aquí, en la España de la que usted reniega, que unos insultan sin saber muy bien para qué, y que otros odian sin saber porqué, quedamos aún muchos que pensamos, sentimos y estamos muy lejos de todo eso: orgullosos de nuestras raíces y de nuestra tierra, que nos duelen los insultos y nos lastima el odio, que nos asquea el desagradecido y nos raya las tripas el falsario.

Señor Trueba, no muerda la mano que le da a usted, opíparamente, de comer. De bien nacido es ser agradecido, si uno es desagradecido… señor Trueba…, termine usted mismo el silogismo. Ande, agarre los bártulos y vaya a filmar a la Tierra Media, la de los medianos -de medianía-, seguro que triunfa. ¡Ah!, y cuando usted pueda nos devuelve el pastón que le hemos dado para que viva de "sus películas" ¡¡Hasta luego Lucarrr!!!

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