Simonetta Franco y Lorenzo Piovan son, ante todo, dos enamorados de Jerez. Pisaron tierra jerezana por primera vez en 2007 unidos por una afición, el flamenco. Curiosamente, ha sido el arte jondo el que ha terminado de entrelazar sus vidas, ya que tras desplazarse un año más a la ciudad para acudir al pasado Festival de Jerez, han tenido que permanecer en esta ante la declaración del estado de alarma.

¿Casualidad? ¿El destino? Lo cierto es que esta circunstancia les ha permitido, curiosamente, conseguir uno de sus sueños, casarse en Jerez, algo por lo que han luchado “durante por lo menos dos años”. “No ha sido fácil, porque al ser italianos, en el Ayuntamiento no entendían que dos italianos quisieran casarse en Jerez, y ha sido un proceso largo”.

Por ello, esta tarde mediante una boda civil, ambos contraerán matrimonio en el Ayuntamiento de la mano de la edil Isabel Gallardo, que será la encargada de unirles oficialmente como pareja. Lo harán ante sólo cinco personas, “amigos que tenemos en Jerez”, -comentan-, aunque ya tienen reservado para el próximo año “la bodega González Byass para celebrar, coincidiendo con el año de la boda, el aniversario con toda nuestra familia italiana”.

“Nosotros somos de Padua y cuando pensábamos volver, saltó la pandemia y no pudimos regresar a nuestro país. Además, nuestra zona ha sido una de las más castigadas por el Covid y era complicado volver”, recuerda Simonetta, que ha mantenido el contacto con los suyos “a través de internet”.

El confinamiento, no obstante, no ha sido especialmente duro “porque esta es una ciudad increíble”, apunta Lorenzo, que elogia “el centro de la ciudad, donde se vive como un pequeño pueblo, uno va andando a todos sitios”.

Ambos han decidido adquirir una vivienda en la ciudad y están encantados “con la gente de aquí, es maravillosa, por eso nos gusta tanto Jerez, es el mejor sitio para vivir”.