La polémica suscitada con la decisión del Ayuntamiento de asfaltar algunas zonas verdes de la ciudad, el último el Parque Autócnono, situado frente al Parque Atlántico, ha tenido en la jornada de este viernes respuesta vecinal con una concentración organizada, en este mismo enclave, por vecinos de la zona y miembros de Ecologistas en Acción.

Unas cien personas acudieron a la llamada, promovida a través de las redes sociales, y para mostrar su rechazo a esta decisión. Pancartas donde se podía leer ‘albero sí, asfalto no’, ‘zonas verdes libres de asfalto” o “Esto es una barbaridad’, encabezaron un acto que al margen del talante reivindicativo con el que había sido convocado, tuvo también una parte didáctica, gracias a la presencia de varios técnicos y especialistas en Medio Ambiente que residen en la zona y a miembros de Ecologistas en Acción.

Previamente, se informó a los asistentes sobre la situación, criticando la postura municipal que según dicen, “lo achacan a que lo han pedido los vecinos, no sé quiénes”, apuntaron algunas voces. “Si lo que querían era ayudar a la movilidad para algunas personas, con echar subbase de albero lo hubieran solicitado”, comentaron. No obstante, lo que más preocupa a ecologistas y vecinos es que esta política, “que parece de hace cuarenta años y que va en contra de la sostenibilidad a la que camina Europa”, clamaron, se ha aplicado también en otras zonas verdes de la ciudad, como el parque de Picadueñas, el de La Marquesa, la plaza de Madrid en Puertas de Sevilla.

La situación, lejos de agravarse, parece que continuará, toda vez que según indicaron “ya se ha anunciado que también se asfaltará el perímetro de la Laguna de Torrox”. Acto seguido se llevó a cabo un pequeño recorrido por este Parque de Especies Autóctonas, en el que varios miembros de Ecologistas en Acción y especialistas como el biólogo Íñigo Sánchez o el ex director del Parque de los Alcornocales, Antonio García, uno de los promotores en su día de este proyecto, explicaron algunas de sus características.

El paseo ha servido para conocer algunas de las diferentes especies arbóreas y arbustivas presentes en el parque. Finalmente se han explicado las razones por las que este tipo de actuaciones van en contra del “principio de adaptación al cambio climático y de reducción de la huella de carbono” que en los últimos años se está imponiendo en las actuaciones de las distintas administraciones y en el que, precisamente, se va a incidir en la próxima Cumbre Mundial que se celebrará en Madrid en los próximos días. Las actuaciones de la Delegación de Medio Ambiente del ayuntamiento de Jerez van justo en sentido contrario.

Un momento de la concentración celebrada ayer.

Hay que recordar el Parque de Especies Autóctonas que cuenta con una superficie de 11.000 m2, fue creado en 1992 por el Ayuntamiento de Jerez con la finalidad de mostrar las especies propias de nuestros espacios naturales. Para ello se trajeron más de cien árboles y arbustos de buen porte, procedentes de los Montes de Propios de Jerez, lugar en el que previamente se habían escayolado en grandes cepellones ejemplares que contaban con una edad de entre 12 y 15 años.

“Esto era una finca de la familia Pemán, y una parte se la quedó el Ayuntamiento. Como tenía una hilera de alcornocales, decidimos plantear un parque diferente, de escaso coste, porque aquí no hay riego y con especies habituales de la zona”, explicaron.

Alcornoques, quejigos, acebuches, algarrobos, encinas, madroños, avellanillos, agracejos, coscojas… junto a otras especies procedentes de vivero, como tarajes, sauces, pinos piñoneros u olmos, conformaron un parque, único en su especie.

Del mismo modo, su presencia atrae cada día a especies de aves de todo tipo desde estorninos a jilgueros pasando por el denominado avión común, carboneros, torcecuellos “y hasta una pareja de cernícalos que anida habitual mente en el Parque Atlántico”.

Lamentablemente, la falta de mantenimiento, hizo, en relación a los árboles, que buena parte de estos árboles se perdieran. El asfaltado de los caminos, que sella parcialmente el suelo de muchos de estos árboles puede ser otro efecto negativo que, lejos de contribuir a la mejora el parque, suponga otro elemento de riesgo en los meses de calor.