Vergonzoso papel del equipo español en el Campeonato de Enganches
La página ecuestre
El equipo nacional no entendió las modificaciones que realizó a última hora la organización, comunicadas en inglés, y quedó eliminado por exceso de penalidad
LAS importantes carencias con el manejo del idioma de Shakespeare fueron las responsables de la fulminante eliminación del equipo español de Enganches en la XIX edición del Campeonato del Mundo de Cuartas, que ha tenido como sede la bella ciudad holandesa de Beesd este mes de septiembre. El caso fue que la organización del concurso decidió a última hora modificar una de las tres fases de la segunda jornada del mundial. La prueba de maratón consta de tres etapas correspondientes a una fase de aire libre (A), otra de paso obligatorio (B) y una tercera y última de obstáculos (C). Bien, los técnicos del concurso notificaron a los jefes de cada equipo la decisión unilateral e inmediata de reducir la longitud de la fase A, en beneficio de caballos y cocheros. El idioma oficial en un concurso internacional auspiciado por la Federación Ecuestre Internacional (FEI) es el inglés, una lengua que Centroeuropa domina de manera natural. Así las cosas, el primer español en salir a competir fue el cochero jerezano Juan Robles, que afrontó la distancia original de la fase A, superando así la totalidad del tiempo concedido para la etapa A. Los jueces, reglamento en mano, no tuvieron más remedio que eliminar al solvente cochero español de la prueba, dejándole sin opciones para la prueba de paso y la de obstáculos.
Con todo y con eso, José Barranco, que salió varias posiciones después, también se ciñó a la distancia larga. Inexplicablemente, nadie le comunicó el desafortunado incidente de Juan Robles, por lo que también penalizó en la primera fase del segundo día de Campeonato. Aun así, Barranco pudo entrar dentro del tiempo concedido, por lo que continuó compitiendo, pero con una penalización tan alta por exceso de tiempo que poco pudo hacer por lograr un buen papel en Beesd.
Analizado ya el papel español en Holanda y casi dos décadas después de que la comunidad internacional decidiera poner a prueba la destreza sobre ruedas, hay que decir que los cocheros centroeuropeos siguen sin tener rivales claros a la vista. El combinado holandés volvió a proclamarse campeón del Mundo en esta última edición que se ha disputado en casa pero que estaba integrado por invencibles espadas de la disciplina. Ijsbrand Chardon, miembro del equipo holandés, ya lo dejó claro en Jerez 2002, donde se colgó también la medalla y el título mundial. Su impecable técnica, su destreza y su particular manera de celebrar la medalla dejaron ver en Jerez que aquello no era nada fortuito. El público se rindió a los pies de los cuatro caballos del centroeuropeo, todos ellos registrados con nombres de estrellas del fútbol. Y los cuatro equinos, conducidos magistralmente por su guía colaron un gol en la pista del estadio anexo de Chapín que quedó grabado en los anales de la historia.
Chardon ha vuelto a brillar. Durante cinco días de competición, el holandés se paseó cómodamente por la pista de competición, por la que rodaron los carruajes de los sesenta mejores cocheros del momento a escala mundial, procedentes de una veintena de naciones, y cerca de cien mil personas. Apabullante. Todo fue sobre ruedas, nunca mejor dicho. Holanda ya ha escrito en su currículo la organización de cinco Campeonatos del Mundo de la disciplina (1976, 1982, 1988, 1994 y 2008) y bajo este distendido ambiente todo parece más fácil. Pero no, el equipo holandés tuvo que hacer méritos para subir a lo más alto del podio, pues allí también estaban los húngaros, los alemanes y estadounidenses, que no son moco de pavo.
"Nunca en mi vida había visto una doma de semejante nivel", con estas palabras resumía el presidente del jurado, el alemán Franz-Josef Vetter, el desarrollo de la primera de las tres pruebas del Campeonato del Mundo de Cuartas. "Cada día ha sido un disfrute visual, así es como lo hemos percibido desde las casetas del jurado", añadía el técnico.
Hubo más coincidencias con el mundial de Jerez. También en Beesd, el exquisito técnico holandés Arjan Brink, un enamorado de España, se encargó de diseñar un recorrido de obstáculos que fue un placer para cocheros, caballos y público. A la última jornada, la prueba de manejabilidad, los participantes llegaron sin que el podio estuviera decidido, por lo que la emoción se respiraba en el ambiente. Había que tener los nervios de acero para no cometer errores bajo tanta tensión. Y los derribos se sucedieron y fueron los que finalmente decidieron la prueba y el Campeonato.
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