Los vinos del nuevo mundo, aunque no tan nuevo en lo que al vino respecta, abrieron ayer boca en Vinoble en la sala del Molino, cata presentada por el Master of Wine Colin Gent. Vinos del continente americano (Argentina, California y Canadá), de Sudáfrica y de Australia protagonizaron la sesión inaugural de la tercera jornada de Vinoble para demostrar que en los continentes a los que llegaron los viñedos con los colonizadores españoles (América) o con persidiarios (Australia) tienen tanta capacidad para reinventar los clásicos y sacar nuevos productos.

De los primeros vinos, generalmente fortificados y dulces, que se empezaron a elaborar en estos países en sus inicios tanto por el prestigio que tenián estos tipos en Europa como por su capacidad para resistir mejor los avatares de los largos viajes en barco propios de una época que abarca tres siglos entre el XVI y el XVIII, la cultura vitivinícola se fue extendiendo de una región a otra para dar paso a nuevas varietales.

Simultáneamente, en el patio San Fernando, el también Master of Wine Ulf Sjodin impartió una clase magistral sobre botritis, la podredumbre noble o bendición con la que se encontraron por casualidad los nobles de centro Europa que se iban a la guerra y retrasaban la vendimia a su vuelta, lo que dio pie a la recolección tardía de uva afectada por el hongo que da pie a unos caldos adorados por sus incondicionales y que ocupan lugar de privilegio en el escalafón de los vinos nobles.