Josefa Candón. Colona de Guadalcacín

"Vivíamos 4 familias en cada barracón"

  • Natural de Paterna, esta vecina de Guadalcacín, que lleva en la localidad medio siglo, relata cómo fueron los primeros años de la vida en el pueblo

Josefa es conocida en Guadalcacín como Pepa Candón. Ella es natural de Paterna de Rivera, aunque llegó a la pedanía jerezana con apenas 15 años. Corría el año 1953. La necesidad de aquellos tiempos hizo que su padre y sus hermanos se mudaran a un barracón compartido por cuatro familias. Estas instalaciones eran cedidas por el Instituto Nacional de Colonización, implantado por el franquismo. Cuando llegó, el pueblo no estaba ni siquiera construido. Actualmente, lucha para que la pequeña historia de esta pedanía se mantenga viva.

-¿Cómo era el lugar donde llegaron?

-Era una fila de barracones, y frente a ellos teníamos unas estancias para meter el ganado. En cada nave vivíamos cuatro familias y en cada habitáculo teníamos que meter las bestias todos los que vivíamos allí. Todo aquello estaba sin repellar, a lo bruto, y nosotros con barro lo pusimos un poco mejor. Las ventanas no tenían cristales y tuvimos que ponerles sacos de pulpa hasta que lo arreglaron. Dentro del habitáculo, lo que había eran dos habitaciones, un salón con una chimenea antigua y el suelo de tierra. El cuarto de baño lo teníamos en el campo (se ríe), pero muchas veces hacíamos nuestras necesidades en un cubo. Y para fregar los platos de la comida teníamos que poner una mesa y hacerlo al estilo guarro.

-¿Por qué se traslada de su ciudad natal hasta Guadalcacín?

-Mi padre se enteró que el Instituto Nacional de Colonización daba unas tierras y un barracón para todo aquel que lo necesitara y estuviera dispuesto a trabajar. Él lo solicitó y se lo dieron. Aparte de eso, el Instituto otorgaba a cada familia una yunta, una vaca de leche y una yegua moruna. A demás, el estamento franquista también otorgaba para compartir entre las 4 familias una carreta. Para que te adjudicaran un barracón tenías que mandarle tú al Instituto una foto de toda tu familia para que ellos verificaran que estabas pasando necesidad. Entonces entrabas en una especie de concurso, que finalizaba con la adjudicación. El 60% de lo que recolectabas se lo llevaba el Instituto como pago de lo que ellos te habían dado.

-¿Qué recuerda de aquellos primeros años?

-Que no teníamos nada: ni agua, ni luz, ni dinero. Bueno sí, teníamos mucha necesidad y hambre (se ríe). Lo que mejor recuerdo de aquello es que la gente se llevaban mejor que ahora. Si una vecina ponía un puchero, el primer plato que salía de la olla era para el niño pequeño que estuviera malo. Daba igual del barracón que fuera. Una de las cosas que más me gustaba a mí era la fiesta de ganado, y es que siempre se ponían en exposición para ver quién tenía la bestia más gorda y la mejor cuidada. Por aquel entonces ese evento aglutinaba a mucha gente. Otra de las cosas que más añoro era la carrera de cintas a caballos que se celebraba en la calle Feria.

-¿Cuándo llega el suministro eléctrico y el agua a Guadalcacín?

-Pues creo recordar que el agua y la luz llegan sobre el año 1959. Cuando no había luz, nos alumbrábamos con un candil de aceite o de petróleo. Eso tenía el inconveniente de que cuando te levantabas por la mañana tenías toda la nariz negra de respirar el humo que se desprendía. Además de eso, el agua que teníamos estaba contaminada por los excrementos de las bestias. Incluso hubo algunos brotes de enfermedad. Pero claro, en aquellos años el médico no era tan habitual como ahora. Solo teníamos la visita de un médico a la semana. Para solucionar el problema de abastecimiento de agua, íbamos a lo del 'Tomate'. Este señor tenía un pozo de agua en sus tierras de muy buena calidad. También íbamos al 'chorro', un manantial que hay entre Estella del Marqués y Caulina.

-¿Cómo cocinaban hasta ese momento?

-Pues reciclábamos todo lo que sobraba del campo. Para prender la candela utilizábamos pasto seco. Ya después le añadíamos palmito soleado o boñigas de vaca. Además, cuando era el tiempo de la recolecta del maíz, se desgranaba la mazorca, cogíamos el maíz y lo molíamos, pero la mazorca sin grano la guardábamos como combustible.

-Y los productos básicos, ¿dónde se compraban?

- El colono Fernando Borrego llevó a unos cuantos de sus iguales de Guadalcacín a una alimentación de Jerez. Este vecino tenía amistad con el dueño y habló para que les diera fiado a los vecinos de Guadalcacín. Entonces, íbamos todas las semanas y traíamos lo que podíamos. Pero para poder conseguir esos productos teníamos que estar toda la mañana en la tienda esperando a que el tendero atendiera a toda su clientela.

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