Vuelve el pánico a las inundaciones

Los vecinos de La Greduela afrontan las lluvias con miedo a que sus casas y cultivos se aneguen otra vez · El Ayuntamiento ha incumplido sus promesas y ni hay desagüe a pie de monte ni bomba para achicar agua

Vecinos de La Greduela vigilan los motores empleados el pasado invierno para achicar agua de la barriada durante las inundaciones.
Vecinos de La Greduela vigilan los motores empleados el pasado invierno para achicar agua de la barriada durante las inundaciones.

09 de diciembre 2010 - 01:00

María José Tejero, presidenta de la asociación de vecinos de La Greduela y miembro de la Ejecutiva de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos -COAG- de Cádiz, ya tiene el miedo metido en el cuerpo. Las primeras lluvias de la temporada, que han deparado unos buenos litros por metro cuadrado, hacen presagiar que el invierno puede llegar a ser tan duro y desastroso como el del año pasado, cuando la zona rural de Jerez se vio invadida, literalmente, por el agua que rebosaba de un Guadalete incapaz de mantenerla por la falta de cauce, las descargas insistentes de tormentas y las obligadas de los embalses.

Y es normal que el miedo se transforme en pánico cuando tú casa y tus cultivos, medio de vida, quedan bajo el agua un año tras otro. La pesadilla continúa a pesar de las promesas que, meses después, quedaron olvidadas en los cajones administrativos. A los políticos se les olvidarán, pero a los vecinos de La Greduela, por ejemplo, las soluciones prometidas son constante tema de conversación y motivo de ansiosa espera.

"Cuando teníamos el agua al cuello, desde el Ayuntamiento nos confirmaron que esto no volvería a ocurrir, que retomarían el proyecto de hacer un desagüe a pie de monte, lo que llevamos años pidiendo y que es la solución definitiva para La Greduela, pero una vez que se fueron las lluvias, nada de nada. Aquí no se ha hecho ningún desagüe ni hemos vuelto a tener noticias del Ayuntamiento. Y no sólo eso, también nos prometieron una bomba grande para achicar el agua si se producía la inundación de nuevo (porque el invierno pasado estuvimos utilizando nuestros motores pequeños y no dábamos abasto), y bomba tampoco hemos visto. Ya han llegado las primeras lluvias y, con ellas, el pánico. Yo tengo pánico cuando llueve de forma insistente. No puedo dormir y tengo mucho miedo".

El caso de La Greduela (que se encuentra entre los cerros que la separan de Lomopardo y el río Guadalete) es único por sus características y, realmente, parece que tiene solución. A diferencia de La Ina y Las Pachecas, que son anegadas directamente por el Guadalete, en La Greduela la inundación no viene del río. Cuando el río sube cierran unas compuertas y listo. Cuál es el problema entonces, el agua que baja del monte, que no encuentra salida al río y se acumula en el llano donde se encuentran las viviendas y los cultivos, donde está el desagüe actual.

Ante esta situación, los expertos determinaron que se evitaría cualquier inundación si el desagüe se hiciera a pie de monte, conduciendo el agua a otra parte del río que no fuera problemática.

"El desagüe es la solución y lo queremos ya. No podemos vivir con esta angustia. Lo vivido el año pasado fue horrible. Me pongo mala al recordarlo", comenta emocionada la presidenta de los vecinos, quien además recalca que "nosotros, colonos y descendientes de colonos, no ocupamos estas tierras por nuestra cuenta, nos la dieron, nos pusieron aquí".

Ésta no es la primera batalla de los habitantes de La Greduela. El puente más bajo que se pudiera imaginar sobre un río fue motivo de muchos episodios de incomunicación que llegó a ser noticia a nivel nacional. Hoy, afortunadamente, cuando el río sube, lo que no es difícil cuando caen unas gotas porque ha perdido el cauce y pide a gritos que se drague, pueden cruzar. Un puente en condiciones (construido en 2005) permite la entrada y la salida de La Greduela.

A pesar de todo el sufrimiento que lleva a sus espaldas y que combate con la lucha constante ante las Administraciones e instituciones para mejorar la vida en la barriada, María José Tejero afirma que "no cambio el campo por nada". Para ella, La Greduela, a pesar de los mencionados inconvenientes, es su paraíso particular. "Aquí nací, aquí me enamoré y me casé (su marido y ella, que eran vecinos, se gustaron desde pequeños), y aquí quiero seguir viviendo, con mi familia, mis animales (tiene gallinas, una pajarera, una yegua, perros…) y el campo para cultivarlo"

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