PEDRO mARTÍN RIELO. Un apasionado de los FERROCARRILES

"Los aficionados a los trenes solemos ser románticos y un tanto infantiles"

  • Su fascinación por el ferrocarril empezó cuando aún era muy joven Después de más de cuarenta años de hobby, su casa parece un pequeño museo de la historia ferroviaria

Pedro Martín Rielo es un amante de los ferrocarriles. A los 16 años comenzó con esta afición y hoy, a sus 59, su casa es un pequeño museo de la historia de este medio de transporte.

-¿Por qué esa afición a los ferrocarriles?

-Pues no lo sé, empecé a los 16 años y aún no he parado, me gusta coleccionar todo lo que tenga que ver con los ferrocarriles y no por mi profesión. Curiosamente, no me he dedicado nunca a nada relacionado profesionalmente con el mundo ferroviario.

-¿Cómo sabe tanto acerca de este mundo?

-Se aprende mucho de otros aficionados, para eso están las asociaciones de amigos del ferrocarril, como por ejemplo la de Jerez, donde se comparte lo que unos y otros saben. También están los libros y ahora internet. De todas formas cuando te interesa algo realmente, siempre encuentras dónde buscar información.

-¿No cree que es de nostálgicos todo el mundillo de los ferrocarriles?

-No sé si es de nostálgicos o no, pero sí que es de personas muy románticas y personas que tienen un punto aún infantil, y con infantil no me refiero a las típicas bromas de ' el trenecito hace chu, chu', me refiero al recuerdo de ver pasar un tren en forma de locomotora, como los de antes, no los trenes modernos que parecen cohetes. Además, el mundo del ferrocarril es un mundo con una riqueza histórica muy grande, el cambio que supuso la máquina a vapor en el contexto social no puede olvidarse, así como el cambio económico que propició. La historia del ferrocarril es historia pura y dura de la sociedad y de su evolución.

-¿Esa pasión se traspasa generación tras generación?

-La afición por el ferrocarril no, no suele pasar de padres a hijos, sin embargo la profesión sí. Los que tienen padres trabajando en algo relacionado con los trenes, casi siempre se da el caso que el hijo termina de maquinista o de interventor.

-Desde el accidente de Santiago se está especulando acerca de la falta de seguridad de los trenes ¿Qué opina sobre esto?

-Los trenes son un medio muy seguro y hay muchas medidas de seguridad para que no pasen accidentes como el de Santiago. Que ha sido una tragedia nadie lo niega pero aún no se conocen las causas concretas así que tampoco se puede generalizar y pensar que a raíz de esto ya no es seguro viajar en tren. El transporte ferroviario en España es de los mejores de Europa por delante de Francia y Alemania y Renfe tiene unos sistemas de seguridad a bordo muy buenos y muy avanzados. También hay que decir que si los pasajeros en el momento del accidente están de pie en los vagones, su seguridad en caso de accidente corre más peligro que si están sentados en sus asientos, esto es algo que no se ha tratado mucho estos días pero la mortalidad de los pasajeros que van de pie en un tren es mayor que la de los pasajeros que permanecen sentados.

-¿Qué sistema de seguridad destacaría?

- Uno de estos sistemas es el conocido como 'hombre muerto'. Este sistema funciona desde los años 50. Entonces el maquinista debía estar pisando un pedal que constataba que al estar pisándolo seguía en condiciones de manejar el tren. Si el maquinista dejaba de pisarlo, en pocos segundos el tren frenaría. Hoy día este sistema se ha perfeccionado y en vez de pisar constantemente el pedal, ahora un piloto automático activa una luz cada cierto tiempo para que el maquinista pulse el interruptor y corrobore al sistema que sigue al mando de la cabina. En caso de que el maquinista no pulse el interruptor el tren frenará en pocos segundos para evitar accidentes.

-¿Es muy grande la responsabilidad de un maquinista?

-Es muy grande, sobre todo si lleva pasajeros. Se ha hablado mucho de si es mejor llevar a dos maquinistas en lugar de uno, pero sinceramente, tal y como se manejan hoy los mandos de un tren, con una sola persona basta. Antes no, antes mínimo se necesitaba de dos personas. En una locomotora a vapor por ejemplo, se necesitaba de uno para echar el carbón a la caldera y de otro que llevara la dirección y la velocidad, pero ahora que está todo perfectamente informatizado no se necesita a más de un profesional en los mandos. Además, los maquinistas son personas muy cualificadas que reciben amplias nociones de mecánica y electrónica para poder estar al mando de las cabinas. Hoy día hay escuelas para formar a los futuros maquinistas que hacen muy buen trabajo.

-¿Recuerda algún otro accidente como el de Santiago?

-El accidente de Galicia ha sido uno de los más graves ocurridos en nuestro país, y que yo recuerde así un accidente parecido fue el que ocurrió en El Cuervo, cuando allá por los años setenta, un ferrobús chocó con el Expreso y murieron muchos pasajeros. El ferrobús quedó completamente laminado, su baja altura hizo que el Expreso no lo viera y se produjera el choque frontal.

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