Vicente Soto 'Sordera' | Cantaor

“En 50 años, he tenido la suerte de vivir de mi profesión plenamente”

  • El jerezano prepara ya su nueva gira por distintas capitales de Europa, de la mano del Instituto Cervantes, para exponer el espectáculo ‘Quijote Flamenco’

Vicente Soto 'Sordera', antes de la entrevista.

Vicente Soto 'Sordera', antes de la entrevista. / Miguel Ángel González

En la calle Bizcheros, la casa que durante 29 años ha ido recuperando con mimo Rafael Lorente, hablamos con Vicente Soto ‘Sordera’ (Jerez, 1954). Llega antes de lo pactado con pañuelo al cuello y ese porte elegante que Dios le dio. Le espera su amigo Rafael, el mejor anfitrión, que escucha atentamente en su precioso y acogedor patio nuestra conversación.

–Estuvo usted la pasada semana conmemorando los 70 años de la Peña La Platería de Granada....

–La verdad es que me hizo mucha ilusión porque estamos hablando de la peña más antigua de España. A lo largo de mi carrera no he sido un cantaor de trabajar mucho en peñas, pero hoy día, en cierta manera, las peñas son un apoyo al flamenco y yo, en definitiva, lo que vendo y lo que hago es flamenco ortodoxo. Es una manera de apoyar el flamenco.

–¿Y qué tal la experiencia?

–Muy bien, se llenó y de buenos aficionados, de los que saben escuchar. Hacía mucho tiempo que no iba a Granada y me dio alegría, al menos me sentí muy a gusto.

–Granada siempre ha valorado mucho el cante de Jerez...

–Sí, a Jerez lo quieren mucho y además, es una institución importante dentro del flamenco en España. Además, el enclave en el que está ubicada ya merece la pena.

–Y por lo que he visto en redes sociales acabó la noche en una cueva del Sacromonte...

–Me hacía ilusión, porque la última vez que estuve en una cueva en Graná fue hace años. Recuerdo que una noche estuve en un festival con el difunto de Paco Toronjo, el difunto de Camarón y Enrique Orozco, un cantaor que estuvo muchos años en Madrid. Sería por el año 87 ó 88. Yo fui con Tomate a presentar el disco que había grabado con él, ‘Cuando canto el pasado’. Entonces, para mí, volver a una cueva de allí me hizo mucha ilusión. Era la de un hijo de Juan Habichuela, el padre de Juan Habichuela nieto, y estuvimos muy a gusto.

–En los Sordera, aparte de su hermano José, siempre hubo buen feeling con Granada...

–Sí, yo personalmente he estado muchas veces allí, aunque ahora hacía tiempo que no iba. En el año 74 y el 75 estuve mucho tiempo trabajando con Mario (Maya) y con Güito en un cabaret que se llamaba ‘Rey Chico’; y también en el Teatro Isabel La Católica con una cosa que montamos hace muchos años con Manuela Vargas.

El cantaor jerezano, en el precioso patio de la casa de Rafael Lorente. El cantaor jerezano, en el precioso patio de la casa de Rafael Lorente.

El cantaor jerezano, en el precioso patio de la casa de Rafael Lorente. / Miguel Ángel González

–Vamos a cumplir un año de la puesta de largo de su último disco ‘Coplas del desagravio’. ¿Qué balance hace de él?

–Bueno, la venta de discos hoy día ha decaído a tope, pero bueno, si prescindimos de eso, que ya se da por hecho, me ha encantado hacer este homenaje a la mujer con los textos de Rafael Lorente. Yo con el resultado del disco estoy muy satisfecho, otra cosa es que no hayamos podido moverlo un poco más. Ahora voy a Madrid a finales de abril a hacer una cosita.

–Es una pena que un artista saque un disco y luego no tenga ese recorrido, al menos para que se conozca en directo...

–Sí que es una pena, pero ya se sabe que en esto hemos ido pa atrás. Partimos de que las instituciones ya no aportan nada, y cuando presentas un trabajo con un un elenco de gente como el que yo llevo en el disco, al final se echan pa atrás. Y para hacer el trabajo sin el equipo, es mejor no hacerlo, porque si no lo destrozas. Date cuenta que tienes que llevar un par de guitarras, cantaoras...todo el equipo del disco. Es una pena, pero es así.

–¿Ha conocido mucho agravio hacia la mujer en su vida?

–Yo afortunadamente no. Los flamencos tenemos muchos respeto por la mujer, al menos eso es lo que he vivido en mi casa.

–¿Y a nivel artístico porque hace cuarenta años no era fácil ser mujer dentro del flamenco?

–La mujer artista nunca ha estado bien mirá. Yo he conocido la época, sobre los años setenta, en la que cuando se hablaba de una mujer artista, se hacía en tono despectivo. Hoy ya afortunadamente eso ha cambiado, pero sí es verdad que he vivido épocas difíciles para ellas.

–(...)

–Por eso, con estos versos de Rafael (Lorente) creo que se ha conseguido desagraviar a la mujer con la situación que se está viviendo, con tanto malos tratos y demás. Es un trabajo modesto pero creo que intenta dignificar al máximo a la mujer.

–Y eso que se habrá encontrado con mujeres artistas con una personalidad enorme....

–Personalidad grandísima, Manuela Vargas, La Chunga, con Fernanda, con Bernarda, con Adela ‘La Chaqueta’...Yo compartí escenario con todas ellas durante tres meses, porque hice una turné del primer espectáculo que se hizo de flamenco puro donde venían también Farruco, Paco Valdepeñas, Chocolate, Los Habichuela, El Güito...Fíjate lo que sería hoy... En fin, fue un espectáculo que recorrió toda Francia y luego fue a Brodway, aunque yo a Estados Unidos no fui porque estaba grabando en solitario mi segundo disco, ‘Pessoa Flamenco’.

–El disco ‘Coplas del desagravio’ venía también a conmemorar sus 50 años como artista...

–Sí, fíjate. Y eso que empecé casi sin saberlo.Tenía 13 años y canté en la I Fiesta de la Bulería donde actuaban Tío Borrico, Agujetas Viejo...Han sido cincuenta años sin parar.

–¿Y se han pasado muy rápido?

–Yo me la he bebido, he disfrutado la vida al máximo y dentro de mi carrera he tenido la suerte de cantarle a gente muy importante: Antonio El Bailarín, Antonio Gades, El Güito, a Mario Maya, Manolete, Manuela Vargas, La Chunga...Antes de ponerme a cantar en solitario, tuve la fortuna de cantarle a los más grandes que ha habido en los últimos tiempos. Tanto en los tablaos como en las compañías, porque en Madrid trabajé en casi todos los tablaos importantes, y con compañías he recorrido el mundo, América, Japón....He andao por tos laos. Han sido 50 años muy intensos.

–Porque cantarle a Gades y a Antonio...

–Era gente de mucha personalidad, cuando los veías en escena, era impresionante. Estamos hablando de artistas que salían a Europa y llenaban los teatros dos meses antes. Gades era una persona muy metódica, estricta y con una disciplina, era capaz de entrar a ensayar al teatro a las nueve de la mañana y salir a las dos de la mañana. Ahora, no veas cuando veías la función, una categoría impresionante. Antonio, en cambio, era más anárquico, cuando llegaba la hora se permitía el lujo de improvisar porque tenía unas condiciones innatas. Dos genios, la verdad. Estuve seis meses con cada uno, primero con Gades, pero luego me disgusté con él y me fui a probar con Antonio Ruiz Soler. Recuerdo que estaba tío Manuel Morao de guitarrista, y me dijo Antonio, ‘¿puede usted cantarme por cantiñas?’. Nada más que hice la salida, y me dijo ‘está usted contratao’ (risas). Me llevé toda la noche sin dormir de la emoción.

–Ser hijo de quien era, ¿hizo que su carrera fuese más difícil o más fácil?

–Es verdad que cuando uno procede de una saga como la mía siempre te abre una puerta, pero sí es cierto que luego tú tienes que estar ahí, porque si no das la medida, ya puedes ser hijo de quién sea. Para mí, venir de donde vengo, ha sido una suerte pero también una responsabilidad porque generalmente la gente compara y las comparaciones son odiosas. En este caso, mi padre ha sido un hombre que ha dejado ahí su sello y su manera. Yo he tenido otra época, y también he sido más inquieto que mi padre. También porque él tenía siete hijos y tenía que ocuparse de nosotros. En mi caso, al contrario, he tenido la suerte de vivir plenamente para mi profesión y poder abrir un abanico más grande.

–Tanto que es usted el artista que más cosas literarias que ha grabado...

–Eso me lo han dicho muchas veces. He cantado a poetas de diferentes generaciones, desde la generación del 27, a la del 98. Ese abanico no lo tenía mi padre, por ejemplo, pero yo he tenido esa suerte y dejarlo ahí grabado.

–Usted , pese a acercarse a otras disciplinas, ha mantenido siempre la base, ¿se arrepiente de no haber buscado algo más vanguardista?

–No, porque soy un cantaor de flamenco que defiende los cantes matrices y los cantes base. Si partes de ahí, con unos cimientos fuertes, uno puede acercarse a otras cosas pero con calidad. No es hacer las cosas por el tejado. De hecho, Ketama tiene grabadas cosas mías, de las que soy autor y ahí está, con calidad, simplemente porque parte de los cimientos. Es el caso de mi hermano José o Ray Heredia. Ellos partieron de la esencia, y no este flamenquito que hay ahora que es un diminutivo tan desagradable y no tiene nada que ver con el flamenco nuestro.

–Ahora hay una polémica en las redes sobre el uso que Rosalía hace del flamenco, ¿qué cree usted?

–Esa chiquilla no hace flamenco, hace ramificaciones, temas de los Chunguitos, por ejemplo, como hizo el otro día. Eso para mí no es flamenco. Como cuando recuerda a Pastora que es una cosa que no tiene nada que ver con Pastora, ni el sentido del ritmo, ni esa condición de voz...En fin, para mí no tiene ninguna base de lo que es el flamenco que yo conozco o que yo entiendo. Pero bueno, la vida evoluciona, tiene un apoyo generalizado y además viene de donde viene, porque Cataluña siempre ha sido una tierra donde se ha apoyado muchísimo a todos sus artistas. Sin lugar a dudas, hay artistas buenísimos, que ahí están, como Joan Manuel Serrat. Pero en este caso yo a esta muchacha no la veo flamenca, la verdad.

–Eso es verdad, alguien me dijo una vez que si el flamenco hubiera nacido en Cataluña estaría más reconocido....

–En Cataluña o en cualquier lugar del mundo. Si hubiese nacido en América, por ejemplo, no habría otra cosa más importante, porque el flamenco es una música con una transmisión que tienen muy pocas músicas. Lo que pasa es que aquí en España siempre ha costado porque yo recuerdo en los años 70, tú salías al extranjero y la gente se volvía loca escuchando flamenco. Aquí no, no se valora lo que hay en casa. Es una pena que hayan tenido que venir de fuera para dárselo. De hecho aquí al Festival de Jerez vienen doce mil personas a verlo y son ellas las que le han dado auge, porque si fuera por Jerez... Además, Jerez es una ciudad muy localista y los artistas que se han criado y se han hecho fuera, por regla general nunca se les ha dado el sitio. Y el caso más claro es el del Serna, que ha sido una institución en esta generación y no tiene ni un cachito de callejón en su tierra.

–Esa reivindicación ya me la dijo su hermano José, y está claro que si hay alguien que puede hablar del Serna son los Sordera...

–Hombre, es que estamos hablando de un grandísimo artista. Sin embargo, no se le dio la atención que debiera y eso es una pena que ocurra.

–Pero eso sigue pasando porque usted, junto a Diego Carrasco, Juan Parrilla y Diego de la Margara, eran los únicos supervivientes de la Fiesta de la Bulería cuando cumplió 50 años y sin embargo no se contó con ninguno...

–Bueno, eso es otra. Yo llevo sin cantar en la Fiesta de la Bulería desde el 2011, pero claro como ahora hacen paquetes completos...A veces los que lo organizan no se atreven a llamarte, porque quieren ofrecerte lo mismo que un chaval que empieza. Si yo llevo 50 años en esto, no me puedes ofrecer lo mismo que al resto. Pero vamos, que yo no soy de ir a buscar a nadie, no lo he hecho nunca y no lo voy a hacer ahora.

–Con su trayectoria hay pocos ya en Jerez....

–Bueno, sí, yo sí sé quién soy y quiénes son los demás, pero los que dirigen la cultura parece que no. De todas formas, yo voy por mi camino y con la edad que tengo estoy bien y tengo ilusión por cantar. Además, siempre tengo algo en la cabeza.

–Ahora que ha hablado de los que empiezan, ¿no cree que hay demasiada prisa hoy día en llegar a ser primera figura?

–Mira, mi padre decía que el artista que va demasiado deprisa al final se convierte en una nube de verano. El poso que tiene una persona con un rodaje no lo tiene uno que lleva dos días. Tú no vas a ser capitán general sin ser antes soldado, esto necesita un proceso. Es más, yo cuando veo a un artista que sale al escenario y no tiene rodaje, se nota, en la forma y la manera de manifestarse. Eso hoy se ha perdido. Hasta para grabar, porque antes, para grabar un disco había que tener un abolengo, y ahora se graban los discos en las propias casas. Antes los artistas teníamos que pasar por los tablaos, hacer la mili allí, y cantar pa el baile, y cuando despuntabas, entonces salías.

–Y encima, en esa época del Madrid de Canasteros, del Café Chinitas, El Corral...se aprendía hasta de los que iban a verte...

–Claro porque si ibas a un lado estaba La Paquera, ibas a otro, y Terremoto, en otro mi padre, en otro Caracol, Paco Torojo, Porrina de Badajoz, Gaspar de Utrera, Pepe Aznalcollar...En todos los tablaos había figuras y eso lo vivías, porque luego a lo mejor nos íbamos a una venta y escuchábamos cantar a unos y a otros. Eso era una escuela de vivencias.

–Hoy en el cante está todo inventado...

–Yo creo que sí. Hoy día con hacer las cosas igual que las que hay ya es un mérito. ¿Qué vas a hacer una seguiriya mejor que la de Paco La luz o Manuel Torre? ¿Mejor que la del Marruro? ¿O un cante por soleá mejor que el de Alcalá? Yo no he visto a nadie, lo que hay que hacer es, lo que hay hecho, hacerlo bien.

–(...)

–Mira, yo tengo a Caracol en el alma, y para mí ha sido, cantando, el hombre más importante que he visto en mi vida. Era un genio, igual que Lola Flores, y yo he tenido la suerte de conocerlos. Como decía el New York Times de Lola, ‘no canta y no baila, pero no te la pierdas’. Pues con Caracol, igual. Tío Antonio (Mairena) cantaba que no se podía aguantar, pero genial, para mí, Caracol. Yo conocí a Caracol con 10 años y después, me hice hombre a su lado.

–Cambiemos de tema. ¿Qué tiene ahora entre manos?

–Bueno, ahora voy a retomar el espectáculo (‘Quijote flamenco’) que hice con textos de El Quijote gracias al Instituto Cervantes. Vamos a hacer varias ciudades de Europa. Me ha dado mucha alegría, la verdad. Luego también voy a San Fernando este verano, a San Pedro de Alcántara, y en abril voy a Madrid para hacer ‘Coplas del desagravio’. En fin, no me puedo quejar.

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