Dos apellidos unidos por el vino

El rebusco

Las Bodegas de Celestino Díez Morales acabaron absorbidas por Rumasa

Etiqueta El abuelo, de  Miguel de Morales y Morales.
Etiqueta El abuelo, de Miguel de Morales y Morales.
José Luis Jiménez García

02 de octubre 2017 - 08:06

Esta es otra bodega de Jerez a la que le veníamos siguiendo la pista desde hace tiempo. Y de nuevo el destino ha favorecido nuestras pesquisas de forma fortuita.

La reciente visita a Jerez de Héctor Sánchez, un murciano descendiente del bodeguero jerezano Miguel de Morales y Morales, nos ha permitido recomponer las relaciones entre sus miembros y las de sus negocios a lo largo de los dos últimos siglos. Una saga familiar vinculada al vino que se inicia con el sanluqueño José Ubreva, a principios del XIX, y finaliza con Celestino Díaz Morales en 1976.

Sobre sus empresas podemos encontrar breves referencias en España en fin de siglo (1896), de Valero de Tornos, también en el libro Reseña de las bodegas de Jerez (1900), de Mena y Sobrino, así como en las Guías de Jerez, de ese periodo.

Más recientemente, en el 2009, en La imagen del vino de Jerez.

Empezar por el final

Esta vez empecemos por el final de esta saga. Celestino Díaz de Morales nació en Jerez en 1893, contrayendo matrimonio, en 1934, con Petronila Ysasi Ivison, de reconocidos apellidos en Jerez.

Las bodegas que él creara en 1964, llevando su nombre, serían una continuación de la recibida en herencia por su padre, Pedro Díaz y López, (Jerez, 1866). Estas, a su vez, tenían su origen en las fundadas por su abuelo, Pedro López de Villegas (natural de un pueblo de Santander, y nacido en 1788).

En este conjunto de bodegas estaban también las aportadas por la rama de su madre, Mercedes de Morales Ubreva (Jerez, 1872), que serían incorporadas en 1916.

A su vez, los padres de ésta, el matrimonio formado por el arcense Miguel de Morales y Morales (1826), con la jerezana Cayetana Ubreva Bardayo (1840-1920), habían recibido del sanluqueño, José Ubreva, sus famosas soleras, que llegarían alcanzar su esplendor con Celestino, pero que finalmente acabarían en manos de Ruiz Mateos.

Su fino Carrascal y el brandy Paraíso eran marcas de la casa.

Los Morales

Otro hijo de Miguel de Morales y Morales, Miguel de Morales Ubreva (Jerez, 1864-Jerez, 1904), tatarabuelo del mencionado Héctor Sánchez, estaba destinado en Londres como comercial de la compañía paterna cuando conoció a su futura esposa, María Lasa Eguibar.

El padre de ésta, Marcos Lasa, originario de Astillero (Cantabria), tenía su propia empresa exportadora, y trabajaba para la Compañía de las Indias Occidentales en la capital británica, donde nacería su hija

Miguel de Morales Ubreva matrimonió con María Lasa en 1884, pero moriría de nefritis a los cuarenta años de edad. Tuvo con ella cuatro hijas.

Otros hermanos de éste último serían: María Caridad, José María, Vicente, Rafael, Manuel, Mercedes, Sebastián, Cayetano.

Desde finales del XIX, la casa familiar se ubicaría en el caserón de la calle Tornería, 7, que hace unos años fue restaurado y rehabilitado para apartamentos.

Bodegas y marcas

Miguel de Morales y Morales, poseedor de numerosas viñas, como las de San Cayetano, San Miguel y Nuestra Señora del Carmen. Famosas eran sus especialidades; Del abuelo, Solera de la Serranita, Amontillado NPU, de 1810, Naranja 1780, Gran cognac español, y su variedad de brandy con su logo distintivo H.

Sus instalaciones estaban en la Plaza de los Santos, Peones y del Cubo.

Otros tres de sus hijos destacarían en los negocios de vinos y destilados a principios del siglo XX: José María, que fallecido a los 38 años su viuda mantendría la compañía algún tiempo más. Manuel, que al no tener hijos, su empresa se vincularía a Palomino&Vergara de la mano de su hombre de confianza, Juan José Palomino Jiménez. Uno de sus productos, el gran vino generoso El apóstol Santiago, representaba en su etiqueta al santo entrando en batalla.

También etiquetó sus vinos Sebastián; y Rafael, dedicado a destilados y anisados que elaboraba en sus bodegas de calle Bizcocheros, 16. Su anís el Chucho obtendría medalla de oro en la Exposición de Alejandría de 1901.

Otra de las bodegas de esta familia, que aún se mantiene en pie, estaba en la calle Zaragoza, donde se mudaron en 1913. La bella imagen de la carreta cargada con botas, y arrastradas por mulos, que acompaña el artículo, muestra parte de su fachada. Una instantánea tomada por el aficionado a la fotografía, el jerezano Antonio Lozano Palomino, que su nieto, Francisco Lozano Romero, ha conservado.

1.-Etiqueta El abuelo, de

Miguel de Morales y Morales.

2.-Bota en la bodega del

Consejo.

3.-Las bodegas Morales en

calle Zaragoza.

4.-Retrato de Miguel de

Morales Ubreva.

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