La comunidad china de jerez

Del restaurante y la tienda, al bar

  • La comunidad china está adquiriendo especial peso en la hostelería del centro, donde ya regenta más de una decena de establecimientos. He aquí algunas claves de su trabajo

Cristóbal Campos, camarero del bar ‘Entre vinos y arte’, en la calle Corredera, junto a su jefa.

Cristóbal Campos, camarero del bar ‘Entre vinos y arte’, en la calle Corredera, junto a su jefa. / Manuel Aranda

Tan sólo en el centro de Jerez hay más de una decena de establecimientos hosteleros regentados por súbditos chinos. De unos años a esta parte ha cambiado la percepción que la ciudad tiene de ellos. De estar enmarcados dentro de un sector muy concreto como es el caso de los restaurantes chinos, estas personas pasaron al sector del bazar, después a los ultramarinos y, de ahí, a la hostelería de toda la vida: el bar.

En la nómina de bares regentados por súbditos chinos los hay especialmente conocidos. El buque insignia es ‘La Vega’, inaugurada oficialmente el pasado 26 de enero tras una amplísima y cara reforma. Se trata de una apuesta de más de medio millón de euros con el objetivo de dotar al centro de Jerez del mejor centro hostelero y de diversión.

Otro caso es el del bar ‘Entre vinos y arte’ que hace unos años era el bar ‘La Alegría’. También está el caso del ‘Bar Jerez’, en la esquina de Évora con Medina, o de uno de los primeros en ser gestionados por estos empresarios asiáticos: el ‘Bonsai’ de la calle Porvera.

En el sector hostelero local los empresarios chinos gozan de muy buena fama, especialmente entre los proveedores que les suministran los productos que servirán a sus clientes. Pagan de forma inmediata, no dejan nada para mañana. Son efectivos y pagan en efectivo.

No piden préstamos, viven para trabajar y poder volver a China cuanto antes... y ricos

Y es que una de las grandes curiosidades de este empresariado es que “jamás los verás pidiendo un préstamo en un banco. Jamás. Si necesitan dinero son sus compatriotas quienes se lo dejarán. Y deberá devolverlo. Es lo más importante... Un mal pago y quedas apartado. Es como si entre ellos tuvieran la obligación de ayudar al recién llegado. Y la verdad es que les funciona”. Quien así habla es Cristóbal Campos, quien lleva ya diez años trabajando con empresarios chinos. Ahora trabaja en la Corredera, en ‘Entre vinos y arte’.

Conoce bien su cultura, así como cuáles son sus principales intereses, sus grandes virtudes y sus “escasos” defectos. Así, Cristóbal, conocido como ‘Chiqui’ por su feligresía, destaca que “al principio, con la barrera del idioma y de la distancia, son un poco desconfiados. Pero en cuanto se percatan de que pueden confiar en ti te dan la mano y hasta el brazo”.

Una de las curiosidades de los chinos es que “viven para trabajar. Están todo el día en el negocio”, pero tienen bien claro que “el empresario es el dueño y que tú eres un trabajador, por lo que te respetan los horarios y el suelo que hayas pactado con ellos”.

Una de las principales preguntas es cómo hacen la comida típica de Jerez cuando sus recetas y métodos de elaboración distan años luz de la gastronomía china. La respuesta la aporta Cristóbal Campos: “Siempre confían en cocineros de la zona que aporten lo que la gente demanda. Hacerlo al contrario sería una locura. Para ver cocinar a un chino hay que irse a un restaurante”.

Las largas horas de dedicación al negocio es una seña de identidad del empresariado chino: “Ellos viven para trabajar. No hay vacaciones, no hay días libres”. Pero siempre hay un objetivo tras semejante sacrificio: “Todos ellos tienen claro que van a hacer dinero, que van a estar veinte o incluso más años de su vida a ‘piñón fijo’. Cuando les toque marcharse se irán a sus provincias chinas con el dinero ganado y vivirán el resto de su vida como reyes”. El cambio, por cierto, les es bastante beneficioso.

Será entonces, cuando uno de ellos logre el objetivo, cuando otro mucho más joven vendrá a la ciudad con intención de progresar. Pedirá dinero y quienes un día lo recibieron de sus compatriotas se lo entregarán sabiendo a ciencia cierta que la deuda será saldada. “Entre ellos hacen una cadena en la que se ayudan mutuamente”.

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