Las batallitas del 'abuelo Tío Pepe'
Los 73 difíciles años del emblema de González Byass en el luminoso de la Puerta del Sol · El ‘indulto’ ya es definitivo
A lo tonto, lleva este ‘tío’ ya cerca de setenta y tres años de callado testigo en el kilómetro cero de la capital. Aunque su presencia es anterior en el tiempo: El anuncio de neón que coronaba el antiguo hotel París con la única leyenda de ‘González Byass’ se instaló a inicios de los treinta. Frente por frente, como desafiante, el desaparecido luminoso del ‘león de Domecq’, ese que, en muchos libros de Historia recordamos en sepia sobre el enorme vallado con la imagen del líder de la CEDA, José María Gil Robles, en 1933, durante la campaña electoral. Por tanto, el luminoso de González nació durante la Segunda República y ya, en 1935 con el ‘Tío Pepe’, presenció la guerra civil, soportó la larga dictadura y fue testigo de la vuelta de la democracia... Y entonces, el ‘Tío Pepe’, se convirtió en el ‘tío más famoso del mundo’.
Pasaron los años. Estamos en 1935. Un curioso y avispado burgalés, Luis Pérez Solero (Burgos, 1893-Madrid 1968) era hombre polifacético, técnico publicitario, escritor, músico, gran orador y poeta. Entonces, a esos técnicos de publicidad se les llamaba en las bodegas ‘jefes de propaganda’, como lo fue el recordado Manuel Pérez en Bobadilla, ‘Manolo el Deportista’, y una legión de relaciones públicas de aquellos tiempos, en los que las bodegas atravesaban épocas de bonanza.
La historia del famoso icono de González Byass es caprichosa y cambiante:Para empezar, en 1935, a un siglo de la fundación de la bodega por Manuel María González Ángel, la compañía decidió conmemorar la efeméride añadiendo al luminoso de la Puerta del Sol el producto estrella de la Casa: Era el ‘Tío Pepe’, la figura que Pérez Solero ‘humanizó’, poniéndole un traje corto y sombrero cordobés rojo acompañado de una guitarra. Los primeros diseños que Pérez Solero hizo del ‘Tío Pepe’ mostraban el icono con un brazo en alto.
Entonces comenzaron los problemas: Cuando el gobierno de Azaña asumió el poder tras las elecciones de 1936 gracias al Frente Popular, se dirigió a los González para sugerirle que consideraba políticamente incorrecto que el icono tuviera uno de sus brazos en alto. Sin embargo, la mascota mantuvo su imagen hasta 1952 y, contra toda prohibición, se convirtió durante la guerra en el “vino de los soldados de España” o “lo único que no han podido destruir los rojos”, como lo definió el de Burgos. “Guitarra tiene el Tío Pepe/ para dar caza a los rojos/ pues, cuando canta al Pilar/ todos se postran con hinojos...”.
Por entonces, la bodega Sánchez-Romate comercializaba algunos de sus productos con la mascota de ‘El Curro’ o ‘El Jerezano’ y había registrado en propiedad la figura con los brazos en alto en diferentes movimientos. El asunto no llegó a los tribunales gracias a un acuerdo que se alcanzó con la propiedad de la bodega del Cardenal Mendoza, que regentaba Alfonso Hoyos Sánchez, a la sazón duque de Almodóvar y miembro del Consejo Nacional del Movimiento desde 1943. El acuerdo permitía a los González seguir utilizando el ‘Tío Pepe’, pero nunca con la mano derecha alzada. Pérez Solero escribió entonces unos versos que comenzaban de esta manera: “Consejero nacional, que mandas bajar mi brazo...”
Saltamos en el tiempo. Mediados de los sesenta. Carlos Arias Navarro, alcalde de Madrid antes de convertirse en el último presidente del Régimen, ordenó retirar todos los carteles luminosos de la Puerta del Sol. La bodega argumentó el alto coste que supondría retirar el gigantesco luminoso: convenció al Ayuntamiento y sorteó la orden. Como también lo hizo en los ochenta, cuando el Ayuntamiento remodeló la plaza pero respetó al ‘Tío Pepe’ al reconocer que la botella ‘humanizada’ formaba parte de la historia cultural y sentimental de la capital. Eso mismo piensa su actual alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, quien en sus planes de reducir la contaminación visual en el centro, dictó una ordenanza que sólo respetó el anuncio de Schweppes de la Gran Vía y el emblema de González. Más o menos, podría decirse que era su ‘indulto definitivo’. El alcalde madrileño llegó a comparar al ‘Tío Pepe’ con la torre Eiffel de París. El pasado martes, Gallardón y Mauricio González-Gordon, presidente de la compañía, coincidiendo con el 175 aniversario de la fundación de la bodega, pisaron la Puerta del Sol y celebraron con satisfacción que la figura de Pérez Solero seguirá brillando en la Puerta del Sol. Lo hará como lo ha hecho durante muchísimos años: doce horas en invierno y nueve en verano.
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