Barrio y centro se dieron la mano
Cofradías
Primer domingo de Cuaresma con nueve funciones solemnes de besamanos en las que hubo buen ambiente cofrade en medio de un día para enmarcar en lo meteorológico
Jerez de la Frontera/Gran jornada de besamanos en este primer domingo de Cuaresma. Magnífica jornada de funciones de besamanos y de funciones principales de instituto. Fueron también muchas las cofradías las que celebraron esta cita en la que los cofrades juran defender los grandes dogmas de la Iglesia.
Pero fue la de ayer una jornada de grandes liturgias y de besamanos con imágenes que marcan la ciudad. Sin ir más lejos, en Cristina había dos orillas complicadas de elegir. Por un lado el Señor Orando en el Huerto con su Madre de la Confortación que lucía vestida de hebrea como una auténtica joya de la imaginería pasional de la ciudad. No se sabe muy bien si fue Jacinto Pimentel u otro maestro de la gubia. Pero si se podría estar de acuerdo de que se trata de una obra genial que llama a la oración y a la belleza.
Justo frente a Santo Domingo, Jerez en su más pura esencia esperaba a cientos de cofrades que se daban cita en San Juan de Letrán. Jesús Nazareno estaba de besapiés ante las plantas de su Bendita Madre Nuestra Señora el Traspaso. Todo un oasis de jerezania. No hay Cuaresma sin Jesús como tampoco puede existir un Jerez cofrade sin que esté presente la figura del que carga al hombro con la cruz de esa forma tan jerezana.
Encarnación estuvo en San Miguel con ese estilo tan cofradíero que los cofrades del Santo Crucifijo saben hacer año tras año. Besamanos para la Señora en la que no parece haber pasado el tiempo. Tan sólo el lugar... que se echa de menos en la capilla sacramental aunque se entienda perfectamente la argumentación que ofrece don Manuel Lozano.
Nuestra Señora del Amor y Sacrificio es un puntal devocional. Porque Jerez y sus cofradías no sólo son faldones, ‘levantás’ al cielo o candelabros de cola. También existe esa otra Semana Santa cargada de devoción a María, sola, con la corona de espinas en sus manos, mirando al cielo jerezano y suplicando por su Hijo. Muchos devotos estuvieron junta a la Santísima Virgen en la collación de la Plazuela. Lugar donde a última hora de la noche llegaba la Esperanza Coronada de belleza para celebrar su quinario junto al Señor de la Sentencia.
El barrio puro también estuvo presente en la jornada de ayer. La Granja se levantaba no como un domingo cualquiera. Su Señor del Soberano Poder se acercaba a los vecinos en un besapiés solemne. Ese Cristo que conoce como nadie los problemas del vecindario. Sus anhelos y sus alegrías.
Cofradía de Miércoles Santo como también lo es su hermana del Consuelo. En la capilla se encontraba el Señor del Amparo. El nazareno que esculpiera Pedro Ramírez Pazos con esa lágrima que se derrama por su bendito rostro como una belleza serena que tanto está calando en el barrio del Pelirón.
Y siguiendo con los barrios jerezanos habría que detenerse en la parroquia de San Benito en el populoso barrio del Polígono. Allí estaba la Señora Salud y Esperanza en función solemne de besamanos. La bellísima imagen que es titular mariana de los buenos cofrades de la Clemencia que es como un junco de armonía de buen gusto. Una de esas imágenes de María con rostro sereno que aquieta el ánimo y tranquiliza el espíritu para entrar de lleno en la oración.
Y por último el Santísimo Cristo del Calvario. Tan jerezano y tan histórico. Tan de la Piedad. Es el primer domingo en el que hay que pasarse por la capilla real del Calvario para rendir pleitesía a la bella Reina del Calvario. El Santísimo Cristo se encontraba en besapiés presidiendo la capilla. Más de tres siglos reunidos teniendo como fondo el precioso duelo alrededor de María. En definitiva un precioso día de besamanos. Un primer capítulo para enmarcar.
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