"Le caía bien a Ava Gardner, ¡pero no le toqué un pelo!"
Francisco Román Arévalo. Hostelero, propietario de 'Don Paco' en Madrid y 'embajador de Jerez'
Forma parte de esa legión de valientes que dejaron atrás su ciudad en busca de una vida mejor en la capital. Francisco Román Arévalo ha cumplido los ochenta, pero sigue allí, en la diáspora, con su buen humor y rápida charla. Buena gente. Sesenta años ya en Madrid, 40 de ellos entre camarero y propietario de la taberna jerezana de 'Don Paco', junto a la Gran Vía. Este hombre tiene una portentosa memoria. Ahora escribe un libro sobre su vida.
- ¿Cómo comenzó todo?
- Siempre trabajé en la hostelería. Empecé en el café 'La Perla', en calle Doña Blanca, fregando platos y el excusado, ganando dos pesetas y dos reales al día. Iban allí gitanas, la madre de Terremoto, la hermana de Paco Laberinto... tomaban café y vendían por la calle tomate, pimiento y cebolla. Hasta que me fui a la mili. Después, ya me fui a Madrid y me coloqué en 'El Alboroque'.
- Presente a su padre.
- ¿Mi padre? ¡Mi padre ha sido un monumento en Jerez, hombre!: Recovero, El Recovero, gitano. Yo tengo cuarterones gitanos...
- Un entreverao, vaya.
- Muy bien; bueno, que hay quien dice que es el cuchichí, hijo de gitano y paya. Yo conozco el romaní... Yo tengo cuarterones, que se llama.
- Y viene a Madrid, se casa y forma una familia.
- Con mi novia de Jerez, Lola Vázquez, que ya está en el cielo. Y tengo dos hijos que son dos profesionales. Están en 'Don Paco' trabajando. Yo voy todos los días allí a tomarme mis copitas de Jerez. Alterno con la gente. Allí van los toreros, José Tomás, Morante de la Puebla, Manzanares, iba Antonio Ordóñez, Luis Miguel Dominguín... bueno, todos los grandes del toreo que yo conocía cuando trabajaba en 'El Duende'. Allí me llevé veinte años, en el mundo de la noche, ganando mucho dinero.
- Y entonces, abre el negocio.
- Pero si yo no quería negocio, me lo pusieron. ¿Y quién me lo puso? Un jerezano de Domecq, José González de la Peña y Reyes, que era el delegado en Madrid de Domecq. Yo estaba colocado también en Domecq. Trabajaba de noche y a las nueve de la mañana me iba a Domecq, a la calle Marqués de Urquijo, y a las dos me iba a vender vino. Domecq me hizo un homenaje, una bota a mi nombre y... Pero yo les dije: 'Yo lo que quiero es conocer México'. 'Eso está hecho', me dijeron. Ahí intervino Manolito Domecq Zurita.
- ¿Cómo fueron los inicios?
-Un poquito cursi, pero allí iba la gente y pedía cosas de Jerez. Y entonces, dijo mi mujer: '¡Quieto parao!, aquí se acabó'. Y puso los guisos, el cuchareo, el rabo de toro, la tortilla de camarones, pero la de verdad, no la congelada. Y luego Alvarito Domecq me dio un homenaje en la bodega. Y yo ahora mismo estoy vendiendo muchísimo vino de Jerez. Se lo estoy 'metiendo' a la gente, les estoy enseñando....
- ¿Ha visto lo de Padilla?
- Es que reúne las tres condiciones de un torero, que son la cabeza, que le funciona perfectamente, que no está loco; el galochí, como decimos los gitanos, que es el corazón y ¡dos cojones! Todo eso lo tiene ese pedazo de torero.
- ¿Echa de menos Jerez?
- Yo voy todos los años a la Feria, a la Semana Santa y a acompañar a la Virgen de la Merced... Pero cada vez tengo menos amigos. Yo voy a Jerez y digo: Rafael Valle, Manolo Morao, El Chirri, Antonio Arcas y mi amigo Faustino, que es como un hermano. Le digo a un amigo de la diáspora: 'A mí, lo más grande del mundo es que me hagan Hijo Predilecto. Me lo hacen y no me importa morirme al día siguiente'. Y entonces me dijo: 'No te lo van a hacer'. ¿Por qué? Me dijo que tenía que vivir en Jerez, que si no, nada...
- Me parece una tontería.
- Mira, yo ayudé a Luis Palomares a abrir el bingo del Casino Jerezano. Se lo arreglé aquí a través del presidente de los exportadores. Y coloqué al hijo de este picaor...¡Me cago en dieles!, ¡si era mi compare! ¡Vaya, hombre, que se me ha ido...! Ya está: Romualdo, Romualdo. Y el pintor Pepe Belmonte me dijo que iba a exponer en Madrid, pero que no tenía apenas dinero para llevar a la gente a comer y le dije: 'Eso está hecho. Tú, tranquilo'. O a Juan Flor, el del Tendido 6', que está muy malito el pobre, y que conseguí que su hijo entrara en la Escuela de Hostelería de Madrid, la única que había. O el de 'Fornos', ¿sabe qué es?
-Claro, el antiguo 'café Fornos'.
- Ah, entonces usted está bien de edad. Al dueño, Agustín Corrales, le conseguí una beca de Coca-Cola para su hijo, porque yo conocía al mandamás de Coca-Cola en Madrid. Todo eso, si yo estoy en Jerez, no lo hago. ¿Tú te puedes creer por qué este muchacho me dice que a mí no me daban el título?
- Se considera un 'embajador de Jerez', ¿no es así?
- A lo primero, me llamaban el 'embajador de Jerez en Madrid'. Mira, y cuando abrí, me llega Joaquín Castellón, un camarero, con una tabla de una caja de vino de Jerez, que ponía: 'Embajada de Jerez', con una bandera de Jerez. Y me la cuelga de una ventana. Mira, y yo me lo creía muchas veces y no te puedes imaginar los palos que me daban. Y venga a comer, y otros me pedían dinero y cuando yo dejé el negocio a mis hijos, tenía una cantidad de facturas sin firmar y cheques sin fondos... Si es que la Policía Municipal casi me multa. Llamé al alcalde, que era amigo mío, el conde de Mayalde, y se arregló todo.
- ¿Le siguen reconociendo?
- Mauricio González me va a hacer un homenaje, que se pospuso porque que me 'reventé' un pie. Total, que le llamé para que ya ponga fecha. Y eso de Hijo Predilecto yo tengo que moverlo, ¿eh?, ¿no te parece?
- ¿Está al tanto de lo que pasa en Jerez?
-Yo soy muy amigo de Manolo Guerrero Pemán. Nos hicimos el año pasado una foto con la alcaldesa, y Arias Cañete, que viene mucho a comer. Y sí, ando al corriente de todo, de todo... Hay que ver la tragedia de esa mujer, la que han hecho pasarle a la Pelayo, ¡uf!
- Ha conocido a muchos famosos.
- He servido a Hemingway, a Picasso, a los Reyes, a Ava Gadner... Pero eso es muy largo y lo cuento en el libro.
- No, no, cuénteme algo.
-Yo conocía muy bien a Luis Miguel Dominguín. Tengo un Dupont de oro que me regaló ella. Era una mujer encantadora, me daba unas propinas muy buenas y yo le caía muy bien a la señora, ¡pero no le toqué ni un pelo! Vivía en Doctor Arce, y allí vivía también el general Perón. Y una mañana que fui allí, porque yo iba a cobrarle nada más, a las once de la mañana, como bebía tanto y dormía tan poco... Abrí la puerta, estaba descalza y estaba Evita Perón discutiendo con ella por unos perros que tenían y que se habían peleado. Y yo: 'Señora, señora'. 'Y ella: ¡Ay, Pa-co, Pa-co'!, y fui arriba a hablar con Evita. Yo tengo fotos con el general Perón, Lola Flores... gente de mucha categoría. Siendo camarero en 'El Duende', conocí a Carmen Amaya, a Juanita Reina, a Sofía Loren y... ¡Buenooooo! Yo trabajaba en un sitio donde iba toda esa gente. Entonces. ¿has puesto lo de Mauricio, que me tiene que hacer el homenaje?
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