El bodeguero José Ruiz Rendón

El Rebusco

Bisabuelo de Fátima Ruiz de Lassaletta

En 1886 registró y comercializó el Ponche Español

José Luis Jiménez

28 de agosto 2023 - 05:05

Cartel de José Mongrell para J. Ruiz, años 10 del siglo XX.
Cartel de José Mongrell para J. Ruiz, años 10 del siglo XX.

EL ponche fue una bebida muy popular en el Marco del jerez. Casi todas las bodegas, por no decir todas, elaboraban el suyo, uno de los más populares fue el Ponche Español, de las bodegas J. Ruiz y Cía. A su creador, José Ruiz Rendón le vamos a dedicar este nuestro ‘Rebusco’.

La lista puede ser amplia, pero recordemos que Palomio&Vergara tenía su ponche ‘Jerezano’; Cayetano del Pino su ‘San Rafael’; Wisdom&Warter, ‘Campeón’; Luis G. Gordon, y Delage, lo denominaban ‘Escocés’; ‘Luchi’, de Pedro Romero; el ‘Oriental’ era de Manuel Argüeso; ‘Regio’, de Valdespino, ‘Faraón’, de Florido Hermanos, y así podríamos seguir con los de CZ, Agustín Blázquez, Garvey, José Soto, etc. Cada uno con sus peculiaridades distintivas.

En la actualidad, el que aún tiene una buena aceptación es el Ponche Caballero, del Puerto de Santa María.

Si el vermut ha recuperado con éxito su lugar perdido en el sector, no lo ha hecho, en cambio, el ponche o los vinos quinados. Los tres productos, junto con el brandy, representativos de las bodegas de la zona hasta bien entrado la segunda mitad del siglo XX.

Nuestro ponche puede estar emparentado con el sack posset medieval inglés, que en las colonias americanas se conoció también como eggnog.

Cartel de Carlos Ruano Llopis, años `30.
Cartel de Carlos Ruano Llopis, años `30.

El primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, tenía su propia receta, que incluía jerez.

Su ‘ponche’ se habitualmente servía durante las festividades navideñas en Mount Vernon.: ‘Un litro de crema, un litro de leche, una docena de cucharadas de azúcar, una pinta de brandy, ½ pinta de whisky de centeno, ½ pinta de ron de Jamaica, ¼ de pinta de jerez — mezcle primero el licor, luego separe las yemas y las claras de los huevos, agregue azúcar a las yemas batidas, mezclar bien. Agregue la leche y la crema, batiendo lentamente. Batir las claras de los huevos hasta que estén firmes e incorporar lentamente a la mezcla. Deje reposar en un lugar fresco durante varios días’.

J. Ruiz y Cía

Para elaborar este ‘Rebusco’ he contado con la ayuda de una de las descendientes de José Ruiz Rendón, su bisnieta, la académica Fátima Ruiz de Lassaletta.

Este empresario emprendedor, que fundó la firma en 1869, nació en Jerez el 18 de marzo de 1840, y falleció en la misma ciudad el 10 de enero de 1909.

Publicidad de productos de J. Ruiz y Cía.
Publicidad de productos de J. Ruiz y Cía.

En la necrológica aparecida en el periódico local, El Guadalete, podemos leer: ‘Era el finado gerente de la casa exportadora J. Ruiz y Cª, la que había creado a costa de grandes esfuerzos. El Sr. Ruiz estaba dotado de unas cualidades raras entre nosotros, gran voluntad y mucha actividad, dedicándose asiduamente a todo cuanto fuera en beneficio de Jerez e incremento del negocio vinatero’. Vivía en la calle Cánovas del Castillo (Corredera), 48.

Desde los inicios de la firma hasta 1880 estaría unido con Gabriel Sánchez de Lamadrid y Cía

De sus orígenes montañeses hay una reseña en el libro ‘Jándalos, arte y sociedad entre Cantabria y Andalucía (2013)’, de M.A. Aramburo-Zabala y C. Soldevilla; Otra rama de los Ruiz está representada por el bodeguero José Ruiz Rendón (hijo de un montañés Ruiz y de una descendiente de las antiguas jerezanas, la Rendón), quién fundó en 1869 la casa J. Ruiz y Cía. S.A., y quien produjo los amontillados ‘Ena’ y ‘Ruiz’, el cognac ‘Tres coronas’, el jerez-quina ‘Supremo’, el ‘Ponche Español’, la ginebra ‘Carlton’, el amontillado Santa Bárbara’, el brandy ‘Emperadores’, etc. Sus etiquetas diseñadas por destacados cartelistas’.

El Ponche Español se empezó a comercializar en 1886, y el Jerez-Quina Supremo ‘Sol’ desde 1891. Sus brandies desde 1880.

Expositor mostrado en Buenos Aires, 1910.
Expositor mostrado en Buenos Aires, 1910.

Su único hijo varón Manuel Ruiz Caballero, continuó como brillante director de la firma. Estaba casado con doña Inés de Paúl.

La bodega la heredaría José Carlos Ruiz de Paúl (Jerez, 1920-1996), padre de Fátima Ruiz Lassaletta.

No obstante, en 1950 vendió a sus primos, y socios, José Gómez Ruiz y Fernando J. Peña Ruiz, sus haberes en la compañía del Ponche Español, Brandy y Champaña Imperial, Quina Ruiz, etc.

Tanto Pepe Gómez como Fernando J. Peña, este último poeta, soltero, fino enólogo y académico de la de San Dionisio, fueron los que gestionaron la bodega en el periodo final.

Isaac Gómez y López de la Banda, vendería la marca Ponche Español a Ruiz Mateos en 14 millones. Y tras la expropiación, Patrimonio del Estado se lo vendió a Hidalgo La Gitana.

Del prestigio a la decadencia

J. Ruiz adaptó la denominación comercial de J. Ruiz y Cª. a partir de 1880, manteniendo sus instalaciones en calle Ávila, 23 y 25, San Francisco de Paula, y Matadero.

Poseía viñas en los célebres pagos de Buenavista y Montealegre.

En 1968 trasladarán su domicilio social a la barriada de Pío XII nº 4, donde permanecerá hasta su extinción en 1981.

Estos, y otros datos de interés, lo podemos conocer en el apartado que le dedica Mercurio (Revista comercial iberoamericana), en su número 106, de 1 de septiembre de 1910. Un monográfico a Andalucía, con un capítulo titulado ‘La riqueza jerezana’.

Información que se completa con lo escrito por R. Mena y Sobrino en ‘Reseña de las bodegas de Jerez’ (1900), y Juan Luis Repeto en ‘La imagen del Jerez’ (2009).

Según algunas fuentes, Ruiz ‘fue la primera en exportar vino de Jerez embotellado y, por lo tanto, la primera en la utilización de etiquetas para la comercialización de sus vinos en el exterior’.

Lo que sí es cierto que para el diseño de sus etiquetas y otros soportes publicitarios contó con artistas de prestigio.

Sabemos que hacia 1910 encargaron al cartelista valenciano José Mongrell la publicidad de sus productos más representativos. Una bella composición donde tres botellas, una de ellas, la del ponche, con su peculiar borla con los colores de la bandera nacional, era rodeada por varias mujeres en danza.

Con la llegada de la II República contrataron a otro afamado cartelista valenciano, Carlos Ruano Llopis para adaptar a los nuevos tiempos el cartel de su paisano.

Ruano colocó a cinco bellas jóvenes andaluzas en torno a una botella de ponche de grandes dimensiones. Sus vestidos y peinados en consonancia con la época, al igual que adorno que colgaba del gollete, esta vez a semejanza de la tricolor republicana.

El cartel lo firmó de esta manera tan respetuosa: ‘J. Mongrell, modernizado por C. Ruano Llopis’.

Para la etiqueta del anís de la casa, al que denominaron no con cierta ironía ‘Anís del Moro’, el creativo de turno adaptó para la ocasión un ‘Estudios de marroquíes’ de Mariano Fortuny. Imagen que se reprodujo en ‘La Ilustración Española y Americana, el 1 de julio de 1873.

Dos hechos hay que resaltar en la biografía del fundador, que en 1898 le fue concedida la patente de invención de un procedimiento para el sazonado de las vasijas destinadas a la exportación de vinos y aguardientes; y el otro, que 1902 publicó un opúsculo titulado: ‘La viña alcoholera. Memoria sobre el proyecto de una explotación vitícola industrial’ (Jerez, Litografía y Tipografía M. Hurtado).

Según cuenta la propia Fátima, la fórmula secreta del Ponche Español fue semicompartida, por ser primos, con el también bodeguero José Soto Ruiz. El ponche de Soto fue una bebida con mayor recorrido en el tiempo.

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