Borrasca Konrad en Jerez: "La inundación es inevitable, ojalá me equivoque"

El propietario de la venta La Cartuja, Rodrigo Valle, y vecinos de las zonas afectadas relatan cómo están viviendo la amenaza continua de crecida del Guadalete

Operativo por el desbordamiento del río Guadalete

Rodrigo Valle, este jueves, en la venta La Cartuja.
Rodrigo Valle, este jueves, en la venta La Cartuja. / Manuel Aranda

El Guadalete no da tregua. Lo viven de cerca en la venta La Cartuja de Jerez, donde el río esta mañana de jueves estaba a unos centímetros de la puerta. Es una historia que se repite, unos años más que otros, pero nada como en 2010, "la más grande", recuerda Rodrigo Valle, propietario del negocio. "Esta mañana me levanté con el agua a punto de entrar. Hemos tapiado la puerta y levantado algunas cosas, aunque lo peor se espera para la tarde, y la pleamar afecta mucho también, no sólo las lluvias".

El agua afecta especialmente a la planta baja de la venta, la zona del restaurante, que es la parte más antigua del edificio, que data de 1592. De hecho, uno de los muros pertenece al puente de Cartuja. "Por suerte o por desgracia, estamos muy cerca del río", dice Valle.

Rodrigo ha vivido toda la vida en la venta, a la que su padre llegó con 11 años y de la que luego se hizo cargo. "Mi padre, por ejemplo, no conoció ninguna inundación, desde el 56 hasta el 93, que murió con 49 años. Ya en el 96 hubo una. Los antiguos dicen que esto es cíclico, y que cada 30 años iba a haber una inundación, pero ya las estadísticas han cambiado, no sé si por el tiempo, la autopista. Lo cierto es que 1996, 2010 y 2013... Yo creo que muy raras circunstancias se tienen que dar para que no nos inundemos en estos días. Esta noche, mañana.... La semana que viene dan agua otra vez. Yo la estoy esperando, Dios quiera que me equivoque, pero no hay nada que hacer. Que sea lo que Dios quiera y ya está".

"Ya no es sólo la inundación -añade- es que aquí somos 30 personas trabajando, entre la panadería, pastelería, reparto, la venta... Cuando hay inundaciones hay que estar parados y eso afecta a todos", explica Valle, que no cesa de mirar la previsión del tiempo en su móvil. "Es complicado que nos vayamos a escapar. Cuando el agua quiere entrar, no hay nada que hacer".

Imagen de la visita a la zona del consejero de Presidencia, Antonio Sanz, y de la alcaldesa, María José García-Pelayo.
Imagen de la visita a la zona del consejero de Presidencia, Antonio Sanz, y de la alcaldesa, María José García-Pelayo. / Manuel Aranda

Las inundaciones nunca han empujado a Rodrigo a dejar la venta. "Con las inundaciones de 2010 lo pasé muy mal, cogí incluso una depresión. Soñaba que entraba agua", cuenta emocionado. La experiencia ya la tiene y asegura que siempre ha contado en circunstancias así con la ayuda de proveedores, vecinos, trabajadores. "Pero lo de 2010, yo nunca lo había vivido y fue una incertidumbre. Al final fuimos tirando y nos apañamos".

Como Rodrigo, son muchos los vecinos que no pegan ojo. Tienen miedo a la crecida del Guadalete, incluso a una riada, después de lo vivido en Valencia meses atrás. Una situación que ha obligado al desalojo de numerosos vecinos de las barriadas rurales que tienen sus viviendas más próximas a su ribera como El Portal, El Portalillo, La Corta, Las Pachecas, La Ina y La Greduela.

En la venta Las Angulas, vecinos se refugian de la lluvia bajo el toldo y en el interior del local, muy pendientes del río y de la visita que están realizando a la zona el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, y la subdelegada del Gobierno en Cádiz, Blanca Flores, que advertían que la situación en torno al Guadalete "es de riesgo, supera el índice naranja. Hemos superado la cifras del año pasado".

Desde el pasado lunes 10 de marzo, Pelayo ponía el foco en la situación del río y en un posible desalojo de vecinos ante el aumento de caudal que se estaba registrando, llegando a alcanzar los 4,7 metros, a pocos centímetros de los cinco, y con ello de la alerta naranja. No obstante, el río se ha estado manteniendo en esos cuatro metros hasta que el miércoles, debido a las fuertes lluvias y a las aguas que llegan desde sus afluentes, su nivel desbordó ese nivel naranja.

Según el Ayuntamiento, de las 84 personas desalojadas a las 9,00 horas de este jueves, aunque la previsión es que alcance las 200 personas si la situación del Guadalete continúa empeorando, nueve vecinos han solicitado el acogimiento en las instalaciones de Cáritas de El Portal. Así, de El Portal se han desalojado a diez personas, de Las Pachecas a 37 y de La Corta a 28.

En Las Pachecas, comenzaron a desalojar a vecinos de zonas más próximas al Guadalete en torno a las 2,00 de la madrugada del jueves, después de que fuera su propia delegada de Alcaldía la que lo solicitase.

"A las cuatro y algo vino la Guardia Civil y la Policía que teníamos que decir a las personas de abajo que fueran recogiendo, que preventivamente había que desalojar", ha comentado a Europa Press la delegada de Alcaldía de El Portal, Pepi Romero. "Hasta las 08,00 horas" han estado "dando vueltas por la barriada, intentando de convencer a las personas" para abandonar sus casas, señalando que "hay muchas personas mayores que conocen el río y saben hasta dónde pueden llegar y lo que están haciendo ahora mismo es recogiendo sus cosas de valor y lo más posible para que no se les estropee" porque "por lo visto va a ser", ha afirmado sobre el desbordamiento de este río. Ante una situación de emergencia como esta, donde "no sabes por dónde va a entrar el agua y sin saber si vas a poder salir" de ella, la posibilidad de abandonarlo todo y salvar la vida es "es lo primero". "Todo lo que se queda en la casa se sabe que cuesta mucho trabajo, pero es material, sobre todo después de lo visto con la Dana" de Valencia, ha aseverado.

Los vecinos están nerviosos, a la espera continua de los datos que van llegando sobre la situación del río, pendientes de los arroyos y de los cielos. Solo cabe ceñirse a las recomendaciones de los expertos e indicaciones de las fuerzas de seguridad en caso de evacuación, para prevenir cualquier circunstancia de peligro, frente a un río que crece poco a poco, pero crece.

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