¿Cuáles son, a su juicio, el papel que deben desempeñar a tiempo presente las Reales Academias?
Deben seguir cumpliendo su función de referente de la cultura de calidad en las zonas de su jurisdicción, fomentándola en sus diferentes ramas (Ciencias, Artes, Letras), así como mantener su autonomía al margen de la política, y las tradiciones que las singularizan con respecto a otras instituciones.
¿Qué siente al ser académico de tan amplio número de Academias?
Como es lógico, una gran satisfacción, pero también (el peso de la púrpura) un gran compromiso.
¿Qué Historia estudiarán nuestros hijos y nietos?
Si las cosas no cambian a fondo, serán casi analfabetos en el conocimiento del pasado y de sus raíces, incluso de las propias, y lo poco que sepan de él serán meros retazos de una Historia ideologizada y sesgada.
¿El adoctrinamiento es un mal en constante proceso de expansión?
De momento así es y puede continuar siéndolo si no se cambia drásticamente el rumbo de las enseñanzas.
Después de tantísimos años al pie del cañón en la Universidad, ¿echa de menos su etapa docente?
En realidad, por medio de conferencias, intervenciones en cursos y de mis contactos universitarios con los profesores, sigo al pié del cañón a pesar de mi jubilación en la Universidad de Cádiz.
Este pasado martes dictó usted una magistral ponencia en la Real Academia de San Dionisio. ¿Cree que las utopías sociales son suficientemente conocidas a día de hoy?
Quizás entre las personas cultivadas lo sean, aunque no hayan dedicado tiempo a reflexionar sobre ellas y sacar conclusiones, como hice yo en la conferencia de la Academia; en cambio, entre la mayoría de la gente, son prácticamente desconocidas y no conocen suficientemente sus contenidos.
¿Qué queda del mayo del 68? ¿Abrió definitivamente las puertas de la Postmodernidad?
Como expresé el otro día en mi conferencia en la Academia, mayo del 68 se puede considerar como la carta de presentación de lo que hemos dado en llamar la
Postmodernidad. Con matices y algunas modificaciones, es esencial para entender que es lo que está pasando en Occidente (y más allá) durante el último medio siglo.
¿Qué supuso y qué efecto produjo el traslado de la Casa de la Contratación y del Consulado de Indias a Cádiz?
El traslado en 1717 fue el gran regalo de la Corona a Cádiz, por medio de algunos de sus ministros (José Patiño el más nombrado). Este acontecimiento reforzó aún más el protagonismo de Cádiz y la Bahía, a través del monopolio, en el atractivo comercio con América. El Cádiz radiante del XVIII (incluidas también las localidades de la Bahía) alcanzó por entonces su tiempo álgido, sobre todo en los años sesenta, setenta y ochenta de la centuria. Y ello afectó muy positivamente (al margen de unos cuantos aspectos de dudosa valoración) a todos los componentes que integran su historia: la sociedad, la economía, la demografía, el urbanismo o la cultura.
¿Existe una excesiva monomanía contra la figura y el legado de José María Pemán?
José María Pemán es un escritor de talla de las letras españolas y, particularmente, de las andaluzas, que destacó en varios géneros literarios. Imposible negarle su compromiso político en pro de la Monarquía y de los valores que esta debía representar, así como de la convivencia entre los españoles en un siglo muy difícil. El guerracivilismo hoy rampante, que se quiere justificarse como justicia histórica, ha fijado obsesivamente los ojos sobre Pemán, al que desea condenar, junto a su obra, al olvido, a lo no existencia. De ahí los esfuerzos por borrar todo aquello que nos lo recuerde, especialmente entre las generaciones jóvenes.
¿Por qué abunda entre tantos católicos una cierta fe vergonzante a la hora de exponer sus criterios en público?
Por un lado, el temor a comprometerse más allá de lo deseado (el Cristianismo es exigente); por otro, la inseguridad a la hora de tener que expresar la fe y el temor a ser señalado o contradecir lo hoy considerado políticamente correcto
¿Qué desea añadir?
Los asuntos abordados en la entrevista nos indican lo mucho que todavía nos queda que hacer en ellos.
