Jerez

Aquellos carnavales antiguos en Jerez

  • Las primeras referencias de la fiesta se remontan hasta el siglo XVI En la década de los 80 se produjo un 'boom' tanto a nivel de ambiente en peñas como de agrupaciones

¿Quién dijo que en Jerez nunca hubo carnaval? Los estudiosos de la historia de Jerez ManuelRamírez, José Antonio Cirera y José Ignacio Gómez fechan en el año 1519 las primeras fiestas previas a la Cuaresma. El Cabildo publicó entonces una ordenanza en la que trataba de controlar las algarabías generadas por los esclavos -sí, esclavos- con motivo del carnaval. En los siglos posteriores no decaen las referencias a las fiestas típicas de febrero. Disfraces, papelillos, murgas, bailes de salón... Los historiadores datan una cabalgata en 1880. El carnaval se desarrolló aquellos siglos en tres frentes: una iniciativa popular -los hombres y mujeres llanos dejándose llevar por el instinto festivo-, una iniciativa de más alta alcurnia -los salones de un Jerez señorial como punto de encuentro- y toda la algarabía organizada desde lo público.

A mediados del XIX están registradas las primeras agrupaciones, que por entonces se llamaban charangas o murgas. Eran principalmente estudiantinas. En elXX comenzaron a dejarse llevar por la influencia de Cádiz, con la aparición de puras chirigotas jerezanas. En 1933 ocurrió el episodio más triste que se recuerda del carnaval de Jerez. En el Casino explotó una bomba al finalizar un baile infantil, en un momento histórico de grandes tensiones políticas que desembocarían en la triste Guerra Civil. No sería hasta la llegada de la democracia cuando el carnaval volvería a estar en boga.

Ángel Justo creció en La Granja bajo el influjo de la peña Pioneros y pertenece a la última peña jerezana de carnaval, 'Mencantajeré'. "Eran tiempos en los que había un interés por organizarse, por tener foros donde usar la libertad". Sería ya con el fin de la Transición cuando aquellos primeros carnavales postfranquistas se institucionalizaría como asociaciones. Hubo tres grandes referentes: la Peña Carnavalesca Jerezana, en Picadueña Alta, de Manuel Mazzoni o Pepe Cote; la peña Pioneros, de Antonio González, en La Granja; y la peña Agustín González 'El Chimenea', en Olivar de Rivero, cuyo presidente fue Ángel Velasco. Hay más nombres ineludibles, como el de Antonio Palomino o Alfonso Bonilla.

Todas las personas consultadas afirman que tanto el impulso como la caída del carnaval fueron parejas al interés del Ayuntamiento. De primeras, el ejecutivo de Pedro Pacheco no fue reacio a esta fiesta.No andaban mimados, apenas conseguían aquellos peñistas sacar adelante unas cabalgatas decentes. Recibieron apoyos de gestoras del carnaval de municipios de la provincia como San Fernando o Arcos. Se les cedía el Villamarta para organizar galas de carnaval. Había veladas también en el Club Nazaret con éxito de público. De estas peñas surgieron las primeras agrupaciones de Jerez que fueron al Falla, como Los Arrumbaores o Nuevo Amanecer. Además, fueron abriéndose paso a la sombra de los jerezanos más 'jartibles' pequeñas chirigotas callejeras que contaron con su asesoramiento y autoría, generalmente vertebradas por miembros de asociaciones vecinales cuyo único objetivo era disfrutar.

El ambiente de aquel incipiente carnaval era bueno. Apenas había discusiones entre miembros de peñas, porque no eran rivales sino amigos en una misma batalla. Se organizaron para sacar por las calles de Jerez sus grupos, actuaban por la calle Larga, por la alameda Cristina. De un año para otro, la ciudad comenzó a disfrutar de una fiesta que cada vez era más gaditana, porque el alcalde de la capital, Carranza, consiguió sacarle al franquismo en los primeros compases del aperturismo el privilegio de ser de las pocas que disfrutaban de carnaval, prohibido en otras muchas zonas. En Jerez esto no se produjo y cuanto se había disfrutado de los febreros previos a la Guerra Civil estaba absolutamente enterrado en el imaginario local. Por eso, el salto necesario que hubo de darse en los años 80 era mucho mayor que el necesario para recuperar el carnaval en otros lugares.

En el año 1986 consiguió llegar el primer grupo jerezano a una final, un cuarteto escrito por Agustín González 'El Chimenea', el insigne carnavalero al que la peña del Olivar de Rivero dedicaba su nombre como homenaje. Se llamaba 'La enfermera, Don José, y un enfermo que sabe más que él', donde estaba el humorista jerezano 'Popi', del dúo 'Simplesmentes'. También se labró bajo las peñas la agrupación que luego sería en 1996 'Grumetes gaditanos', la única comparsa finalista en el Falla llegada desde Jerez. Hubo también otros grupos como el de Andrómeda en el 88 que dio un buen espectáculo en Cádiz. El trabajo dedicado y la afición daban así sus frutos.

Pero llegaron los 90, y con la década, el Ayuntamiento, según denuncian los carnavaleros, no sólo no aumentó su apoyo sino que comenzó a poner piedras en el camino. Se acusa a José López, mano derecha de Pacheco, como ideólogo de un escarnio a las fiestas. Hasta ese momento, se ponía a disposición de la coordinadora del carnaval, integrada por miembros de las peñas, los talleres fiestas del Ayuntamiento o algunos otros elementos que permitían fraguar el carnaval de Jerez. No sólo se acabó aquello, sino que fueron dados de lado como asociaciones. De los fondos municipales se ha repartido en las últimas décadas diversas partidas presupuestarias que financiaban todo tipo de grupos culturales. "Se fue todo a cofradías, flamenco y amigos de gente del Ayuntamiento", señala uno de aquellos peñistas dados de lado.

Otras iniciativas, como la de 'El Coqui', en San Telmo, o una peña creada por los miembros de la comparas 'Grumetes gaditanos' en la Cruz Vieja, tuvieron una vida breve y precaria. A finales de los 90 apenas quedaba actividad carnavalesca organizada en la ciudad. La gente dejó de responder y volvió a disfrutar del carnaval en otras ciudades. Los fulgores y ánimos de la democracia incipiente se apagaban y los locales de las peñas se fueron abandonando. La generación de Mazzoni, Cote o Bonilla fue cumpliendo años y dejó la actividad carnavalesca sin relevo claro. Algunos de los hijos que habían alternado en aquellas peñas continuaron sacando agrupaciones, sobre todo chirigotas callejeras, se fueron uniendo nuevos aficionados y surgieron nuevas comparsas, surgidas del grupo de'Grumetes' o de la peña Agustín González. Hoy sobrevive en la carretera del Calvario la peña 'Mencantajeré', de Ángel Justo y otros. El ambiente dentro del carnaval se fue enrareciendo, surgieron multitud de disputas con tintes personales y cada uno comenzó a librar la guerra por su cuenta. "Yo se lo digo a estos chavales", repica Ángel Velasco, "que nosotros supimos trabajar por esto, le abríamos las puertas a todos los grupos de Jerez, había buen ambiente a pesar de algúin roce. Pero fue así como se consiguió que en los 80 surgiera un carnaval fuerte", remacha.

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