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Qué celebramos en 2018

Qué celebramos en 2018

Qué celebramos en 2018

La Unesco no tiene nada especial para este año, y con la retirada de Estados Unidos e Israel como socios (y en consecuencia su dotación económica) me imagino que lo que tiene planteado como decenios aflojará bastante. Normal que "algunos" países, actualmente, no tengan mucho interés en la Unesco, si recordamos sus objetivos fundamentales: contribuir a la construcción de la paz, erradicar la pobreza, el desarrollo sostenible y el diálogo intercultural mediante la educación, las ciencias, la cultura, la comunicación y la información. Eso sí, pertenecen a la OCDE.

La ONU, por su parte, ha aceptado la propuesta boliviana de declarar a 2018 el año internacional de los camélidos: "Los camélidos son una gran fuente de carne, leche y fibra con cualidades terapéuticas, curativas, vehículo de transporte, entre muchos, por ello se los considera como un soporte de subsistencia para muchas comunidades en más de 90 países de tres continentes". ¿Serán capaces de hacer llegar este sentir a los países sin camélidos? Esperemos, al menos, algunas publicaciones infantiles relacionadas.

También será el Año Europeo del Patrimonio Cultural en 2018: celebración de la diversidad y la riqueza de nuestro patrimonio europeo.

En el terreno de lo más literario, en el ámbito infantil y juvenil, tenemos algunas celebraciones de interés si hablamos de esos números redondos: hace cien años, hace cincuenta. Así tenemos los cien años del nacimiento de Carmen Bravo Villasante y los cincuenta años de la muerte de Ramón Menéndez Pidal. Son dos nombres propios de la filología, el ensayo y el folclore que, por ello, han tenido una producción que ha repercutido en la Literatura Infantil y Juvenil.

Los romances medievales españoles tienen su entrada en la vida de los niños y adolescentes a partir de los estudios del historiador gallego ("Flor nueva de romances viejos" y "Romances de España", en Austral). Montones de antologías de cuentos y, en algunos casos sus traducciones del alemán, hay que agradecérselas al trabajo de la escritora madrileña. Además, a ella también se deben los trabajos más populares (aunque tal vez no los más exhaustivos) de la "Historia de la Literatura Infantil y Juvenil en España".

También en 1968, hace cincuenta años, se produjo la muerte del zamorano Felipe Camino Galicia de la Rosa, que en 1919 empezó a firmar como León Felipe. Como no podía ser menos, Ediciones de la Torre, tan preocupada por acercar la poesía a los niños y jóvenes, tiene editado un libro en el que se han seleccionado poemas de este autor donde priman la sonoridad y la fluidez de las palabras, en una edición de Manuel Lacarta con ilustraciones de Marina Seoane, "León Felipe para niños". Esperamos una reedición ya que puede ser difícil encontrar este título en el mercado (la última edición, tercera, salió en 1994).

Otro centenario a celebrar, especialmente en Galicia, es el del nacimiento del escritor Marcial Suárez Fernández que, dentro de una fructífera producción especialmente para teatro, dejó des libros infantiles que publicó la Editorial CID en 1953 con ilustraciones de Zaragüeta: "Pañolin Rompenubes" y "Nuevas aventuras de Pañolin Rompenubes".

Pero si bien estas obras no han tenido la consideración suficiente para ser reeditadas, sí lo han sido dos obras de otra escritora que hoy sería centenaria. Estamos hablando de María Luisa Gefaell Gorostegui y sus obras "Las hadas de Villaviciosa de Odón" y "Antón Retaco", ambas en Anaya. Si estos libros le dieron celebridad y la consideración de sus compañeros de profesión (que la propusieron para el premio Andersen), fue por la obra "La princesita que tenía los dedos mágicos" por la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1952.

El último escritor del que vamos a hablar es Manuel de Pedrolo, también nacido en 1918, que dejó una obra que, nuevamente por Anaya, ha sido recuperada para el público juvenil: "Mecanoscrito del segundo origen".

Para terminar, hemos dejado el centenario de un libro muy especial "Cuentos de la selva". Es un libro de cuentos del escritor uruguayo Horacio Quiroga, publicado en 1918 en Buenos Aires. Al no tener derechos de autor, su publicación está muy extendida, encontrándose también en audiolibro y en edición digital. Yo me quedo con la antigua edición de la colección Tus libros, de Editorial Anaya con ilustraciones de José María Lago (que leí en la selva de Misiones donde suceden algunas historias) pero que hoy hay que leer en la colección Tus libros selección, con ilustraciones de Enrique Flores.

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