Jerez

Más cerca del 'KO'

Más cerca del 'KO'

Más cerca del 'KO' / zipi / EFE

Es complicado topar con un Gobierno, repúblicas bananeras al margen, capaz de alcanzar un grado de cinismo como del que estamos 'disfrutando'. Es difícil, en un Estado avanzado y democrático, reunir en cargos de poder a tantos desalmados juntos y a la vez. Es tarea ardua encontrar tal cantidad de advenedizos indecentes sin escrúpulos ni ética ni, por supuesto, moral. Pero España -en este caso, por desgracia-, es diferente…

Hace unos días, en el parlamento de Cataluña, los golpistas que allí sientan su trasero quedaron en minoría debido a la no delegación de voto de algunos de sus cómplices -unos, bien presos; otros, mal huidos de la Justicia-. Aprovechando la coyuntura, uno de los partidos constitucionalistas con representación parlamentaria propuso plantear una moción de censura contra el actual 'gobierno' catalán. Unos estuvieron de acuerdo y otros no, bueno…, no sé, allá cada uno con su conciencia, pero en fin, no es esta la cuestión, la cuestión es la 'razón', 'causa', 'motivo' y 'argumento' que el siniestro bolchevique bolivariano de Galapagar, adjunto a La Moncloa y vocero de los ayatolas de Teherán, adujo para posicionarse en contra de la iniciativa: "Hay que respetar la voluntad del pueblo catalán…", dijo.

El personaje en cuestión no tiene por dónde agarrarlo. Su desfachatez, ya no es que sea insultante, que lo es, es que hiede. Su demagogia, de trilero en saldo, es vomitiva, espeluznante, infumable y repugnante.

Resulta que "hay que respetar la voluntad del pueblo catalán…", vale, podría ser un posicionamiento válido; pero entonces ¿qué pasa con la voluntad del pueblo español…?, ¿por qué apoyó la moción de censura de Sánchez que acabó con el Gobierno de Rajoy, elegido democráticamente -este sí- por la voluntad mayoritaria del pueblo español…?, ¿es que la voluntad del pueblo catalán merece consideración y la del pueblo español no…? Lo dicho: no hay por dónde cogerlo.

La realidad es incontestable y muy sencilla: a Iglesias le importa un bolivariano pimiento la voluntad del pueblo catalán, la del español, la de aquellos 'indignados' que lo auparon hasta donde está, la de los que creyeron en el 15M y la de todo hijo de vecino que no sea él mismo, incluyendo a los 'camaradas' de su propio partido, a los que no duda en 'desaparecer' a la mínima posibilidad de que le hagan algo de sombra. Un partido nacido, construido y blindado a su propia, y exclusiva, imagen y semejanza, para su único provecho, para saciar su enloquecida ansia de poder, su rastrero ego, al más puro estilo estalinista, maoísta o castrista; un talibán para la democracia, un auténtico 'prenda'. Pues 'este', es el celebrado socio del Gobierno de España, a 'este' recurrió Sánchez para asaltar La Moncloa, en él se apoyó para mentirnos a todos prometiendo unas elecciones que no habrá, con 'este' es con quien pacta unos presupuestos que nos volverán a hundir en la mierda, con 'esto' es con quien se hace la foto ayer y a 'esto' es a quien le consiente hoy que apruebe, en su tan considerado parlamento catalán, una moción en la que se reprobó al Jefe del Estado y se acordó la abolición de la Monarquía, sí, han leído bien. Así que ya saben, qué quieren que les diga que no haya dicho ya el refranero: "dime con quién andas y te diré quién eres", adaptado a 'mi' particular diccionario barriobajero: "dime con quién carajo andas y te diré quién coño eres".

Son ellos, tan monos…, como dos gotitas de agua, sucia desde luego, pero agua: se pusieron mutuamente a parir y luego se piropearon, se enseñaron sus dientes -unos de vampiro, otros de hiena-, se miraron de reojo, se odiaron, se gustaron, se criticaron y se ayudaron, manipularon y mintieron, disimularon y consiguieron… y aquí los tenemos. Uno con 84 escaños, el otro con cinco millones de votos burlados: maquinando el modo más rápido de conseguirlo todo -lo que de verdad les importa- aunque se lleven por delante a todos -que les importamos poco-.

Me faltan palabras para describir, con precisión objetiva, la profundidad, la oscuridad tremenda que hay en la boca del lobo en la que nos están metiendo. Me falta paciencia para expresar, con algo del necesario sosiego, las nefastas consecuencias a las que nos lleva su ineptitud egoísta, insensata e infame. Me falta optimismo, aunque fuese un poco, para creer en la esperanza de encontrar remedio, a tiempo, para la tragedia que se nos viene encima, porque cada día estamos más cerca del 'KO'.

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