Jerez

Un cheque de horas al portador

  • Unas 65 personas se han incrito en el 'banco del tiempo' de Ceain, una iniciativa para el intercambio voluntario de actividades y habilidades · Varios de sus miembros cuentan cómo es su experiencia

Desde hace pocos meses en el Centro de Acogida de Inmigrantes (Ceain) se manejan unos talonarios muy especiales. En ellos no aparecen importes de dinero, sino número de horas, porque en el 'banco del tiempo' que ha puesto en marcha Ceain son esos preciados minutos los que intercambian las personas que han querido sumarse a la iniciativa, casi 65, pese a que aún la experiencia está prácticamente arrancando. "Tú das parte de tu tiempo a otros compartiendo alguna actividad que sepas hacer o que te guste. A cambio recibes el tiempo de otra persona que te ofrecerá algo que sepa hacer y que tú necesites". Así resume Ceain su 'banco del tiempo', de cuya coordinación se encarga Ana Herica Campos Ramos. Por la propias circunstancias de las personas que acuden normalmente a Ceain, su 'banco' cumple además otra función, que es la de convertirse en un punto de encuentro. "Es una necesidad que veíamos con el colectivo inmigrante, el hecho de poder relacionarse, intercambiar ideas. Hay gente que tiene mucha necesidad de hablar, es una forma de desahogo para ellos", comenta Ana Herica.

Son muchas las habilidades o conocimientos que se pueden aportar aunque, según asegura la coordinadora, casi siempre la primera pregunta que hacen las personas a las que se les propone es "qué puedo ofrecer yo". "Siempre hay algo. Hay personas que nos demandan simplemente acompañamiento para tomar un café o para hacer compañía en el hospital". Pero además la oferta y demanda abarca aspectos no sólo de atención a las personas, sino también de formación u ocio.

Hay algo en lo que se insiste desde Ceain. El 'banco del tiempo' es un intercambio voluntario de actividades y habilidades, y precisamente para evitar situaciones que puedan confundirse con un trabajo encubierto, existe un límite de tiempo de 20 horas al mes, tanto para dar como para recibir. A modo de incentivo, 'el banco del tiempo' de Ceain premia al 'inversor' del mes, que es la personas que más horas ha aportado. El último, con 10 horas y 45 minutos, ha sido Miguel Barea, un joven que ofrece asesoramiento informático, y el mes pasado fue una mujer que puso a disposición del 'banco' 7 horas y 45 minutos en ayuda para planchar.

Julieta Rocabado, boliviana de Cochabamba que vive en Jerez desde hace cinco años, es una de las personas que se ha inscrito en este 'banco del tiempo'. Su historia no difiere mucho de la de otros inmigrantes, aunque ella tiene la suerte de haber conseguido en poco tiempo reunir a su familia en España. Precisamente por uno de sus hijos está ahora participando en esta iniciativa puesta en marcha por el Centro de Acogida de Inmigrantes. "Tengo una familia numerosa, seis hijos y dos de ellos, menores que están todavía en el colegio. Una de ellas necesita apoyo escolar de profesores particulares. He estado pagando cursos fuera del colegio pero a veces no se puede, así que me acerqué a Ceain y me hablaron de este 'banco del tiempo". En él estaba inscrito ya una persona que se ofrecía a dar clases y Julieta, a cambio, sólo tenía que poner a disposición de esta iniciativa unas horas de su tiempo para aportar aquello que supiese hacer. "A mi me gusta la tarea doméstica, la cocina y en este caso, el profesor que le da clases a mi hija necesita una ayuda en su hogar". Pero no siempre se produce esa coincidencia. En la mayor parte de los casos, la actividad que un miembro del 'banco' ofrece beneficia a otra persona distinta.

Julieta está contenta con la experiencia. "Quiero que mi hija esté bien en los estudios y estoy muy agradecida. A cambio, yo puedo ayudar en la casa del profesor. Además a mi me encanta participar, me gusta la cocina y si se sigue con esta actividad, haré alguna comida tradicional de mi país y enseñaré a personas que quieran aprenderla". Trabaja cuidando a una persona mayor y el 'banco del tiempo' también se ha convertido para esta boliviana en una oportunidad para ampliar relaciones y conocer a personas de otras culturas. Tras cinco años en España, Julieta aún recuerda lo duro que fue salir de su país, sola, apremiada por la mala situación económica. "Hice ese sacrificio por mis hijos, para que ellos pudiesen salir adelante. Pero es un dolor muy grande dejar a tu familia, es como si te faltase un brazo o una pierna. Gracias a Dios, ya está toda mi familia conmigo".

Los motivos que trajeron a la argentina Pamela Roz hace ya tres años hasta Jerez no fueron laborales. En Argentina conoció a su marido, un jerezano, por el que dejó su país y su trabajo como funcionaria de Ministerio de Educación. "Estoy contenta aquí, porque además puedo ir todos los años a Argentina. A mi marido también le gusta viajar a mi país". Conoció el proyecto del 'banco del tiempo' a través de compañeros de trabajo de su pareja. Ella enseña pintura decorativa a una niña de Marruecos de 11 años, y a la vez le gustaría recibir clases de fotografía aunque aún no hay nadie en el 'banco' que oferte esa actividad. Pamela defiende la iniciativa pero también le encuentra algunos peros. "A veces con la buena voluntad no es suficiente. Para algunas actividades hacen falta materiales, como es el caso de las clases que yo doy. O no sé, por ejemplo, el tema de aprender a coser, como podría hacerse si no hay una máquina de coser y también faltan ordenadores, porque muchas personas aprovechan esta oportunidad para comunicarse con sus familias. Nos gustaría tener un material en común".

Pamela mantiene que sería necesario un lugar donde se pudieran compartir las actividades, ya quede momento el único existente es la propia sede de Ceain en la calle Vicario.

Una gran parte de los integrantes del 'banco del tiempo' son mujeres y también son mayoría los inmigrantes, pero el proyecto está abierto a todo el mundo. La prueba está en Miguel Abreu, actualmente presidente de la coordinadora de prevención de las drogodependencias 'Renacer'. Los locales de la coordinadora se encuentran justo al lado de Ceain, así que cuando le propusieron participar en el 'banco del tiempo' no se lo pensó dos veces. El es el profesor que da clases a la hija de Julieta a cambio de ayuda doméstica en su casa. "Yo necesito a alguien que me ayude a llevar la casa, porque me dedico a muchas cosas. Entre mi mujer y yo lo hacemos, pero principalmente nos hace falta alguien para que nos ayude con la plancha y también que me enseñe".

Miguel asegura que le gusta "sentirse parte de este proyecto. Saber que no voy a cobrar por dar estas clases sino que por otro lado, yo voy a recibir una ayuda. Ese intercambio de tiempo me gusta". Él se ha ofrecido además para dar clases de informática y si "alguien necesita un peón para cualquier cosa también". Miguel recuerda que cuando estaba en la Facultad daba clases a niños, aunque entonces cobraba por ello. "Tenía experiencia, pero en mis circunstancias actuales no me había planteado volver a hacerlo cobrando. Lo hago porque me gusta la idea, que no todo dependa del dinero y creo que deberíamos dar más salida a este proyecto". Hay otro aspecto que le impulsó a Miguel a inscribirse en el 'banco del tiempo': la oportunidad que supone para relacionarse con personas de otras culturas. "Mi mujer es paraguaya y yo he vivido en otros países. Conocer gente de otras culturas es muy enriquecedor y si no se puede viajar, lo mejor es venir aquí, porque creces como persona".

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