La clarividencia de una pintura comprometida

Pedro Pablo Lamadrid

Espacio Abierto (Jerez)

Obra de Pedro Pablo Lamadrid.
Obra de Pedro Pablo Lamadrid.

TERMINA el año expositivo, no la temporada, con una muestra en el Espacio Abierto de la calle Alvar López que nos hace partícipes de los difíciles estamentos pictóricos de la acuarela; asunto artístico complejo al que no todos llegan porque requiere una mano firme, un dominio absoluto del espacio cromático, una acertada y dominadora seguridad en la estructura conformante, un dibujo riguroso y exacto y una clara disposición en el general desenlace representativo. Argumentos formales éstos que hacen de este modo de expresión un comprometido ejercicio creativo que ha de estar muy bien sujeto a una técnica estricta para no sucumbir y generar posibles y entendibles malas prácticas. Lucía Franco que es sagaz -y muy valiente- sabe donde encontrar realizadores juiciosos y preparados y visibilizar una acuarela complicada, difícil, de máximo rigor y suficiente artisticidad. No pocos han sido los buenos acuarelistas que, en estos años, han llenado las paredes del Espacio y lo han hecho con correctos postulados de esa realidad de tanta exigencia formal y plástica.

Obra de Pedro Pablo Lamadrid.
Obra de Pedro Pablo Lamadrid.

En la obra del portuense Pedro Pablo Lamadrid se observa que es autor entusiasta del medio, que lleva tiempo pintando acuarela y que lo hace con la seguridad del que es feliz en un estamento creativo al que extrae todas sus amplias posibilidades para que oferte su máxima manifestación estética. Sin conocer de nada al autor ni saber de su trayectoria artística -sólo la información proporcionada por la galerista- en la acuarela de este autor se adivina el fácil manejo del asunto formal; la acuarela es un sistema del que tú Tienes que estar por encima porque si no ella te supera y te hunde en la miseria artística. Lamadrid trabaja con soltura todos los difíciles esquemas del modo conformante. Sabe, por tanto, lo que tiene entre manos y ejecuta los pasos creativos y técnicos con seguridad, con mucha seguridad. Se observa, también, que no se deja amilanar por los modelos, acudiendo abiertamente a cualquier situación por difícil que se presente; posee mucha facilidad en el paisaje, sobre todo, en aquel que proyecta la luminosidad de la luz en el agua; sabe adentrarse, sin complejos, en escenas más compactas y de mayor riesgo -certera es la representación del entrañable ferrobús en la estación de El Puerto, todavía sin remodelar- y, sobre todo, es especial y con mucho compromiso estético cuando asume la realidad descrita con una gran economía de medios; es decir, domina la esencialidad, lo escueto, el difícil tratamiento de lo mínimo que, como se decía en la Bauhaus, es siempre más. Es autor, por tanto, consecuente y pintor que goza con lo que hace. Está al margen de pretensiones triunfalistas ni efectismos empatizadores, se ve satisfecho en una pintura que lo atrapa y le permite ofrecer su total apasionamiento por la labor artística. No se arredra ante nada y sabe organizar el entramado creativo con entusiasmo y verdad.

Obra de Pedro Pablo Lamadrid.
Obra de Pedro Pablo Lamadrid.

Buena comparecencia de un acuarelista convencido; un acuarelista que domina el medio, que sabe estructurar la gramática definidora en una sintaxis bien organizada para ser leída con soltura y sin rémoras de oscurantistas resultados.

De nuevo, Lucía Franco vuelve a apostar por el gran estamento de los que están fuera de los circuitos habituales. Su trabajo en torno a ellos es digno de admiración y las posibilidades que abre en una profesión difícil y cerrada, debe ser tenida muy en cuenta y valorada en toda su magnitud. El horizonte sigue abierto y muy esperanzador.

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