El orgullo de ser pintor

Diario de las artes

YENDO/VINIENDO. Galería Yuste. Madrid

Dos de las obras de la muestra de pintores andaluces expuestas en la Galería Yuste-Giner de Madrid.
Dos de las obras de la muestra de pintores andaluces expuestas en la Galería Yuste-Giner de Madrid.
Bernardo Palomo

19 de febrero 2023 - 05:00

Acertado planteamiento expositivo el llevado a cabo en la galería Yusto/Giner en su sucursal madrileña de la calle Barquillo. De la mano de Sema D’Acosta una serie de pintores andaluces de larga trayectoria ofertan la aplastante realidad de una pintura a la que ellos han dado suma clarividencia a través de más de tres décadas. Se trata de aunar los amplios registros que han imperado en la pintura andaluza desde varios años atrás y poner en valor una expresión artística que, a pesar de los muchos cambios experimentados por el arte, sigue siendo fuerte y centro generador de una contemporaneidad que, en el caso de la pintura, tenía muy claras sus posiciones.

La pintura es una fórmula creativa que sigue dando para mucho. Su vigencia no ofrece duda y, a lo largo, de estos años, cuando muchos –equivocados– anunciaban su ruinoso estado y cerraban, hasta extremos insospechados, sus horizontes, la creación pictórica, no sólo subsistía, sino que salía fortalecida de los apocalípticos cantos de trompeteros interesados. La pintura ha generado expectativas, ha marcado rutas fiables por donde acceder a lo mejor de la modernidad y ha abierto caminos para que otras tendencias salieran, a su lado, con infinito más brío.

En Andalucía existieron en los últimos años de la anterior centuria muy buenos pintores. Eso nadie lo pone en duda. Desde mediados de los setenta, autores con mucha decisión creativa asentaron las bases de una pintura que, sin solución de continuidad, fue a mucho más. Fueron autores conscientes, con una contundencia plástica absoluta, un oficio muy bien asimilado y acondicionado para emprender las fórmulas más inesperadas y difíciles. Por eso, su valía como creadores en ejercicio no sólo no ha disminuido, sino que se ha ido fortaleciendo y evolucionando lógica y sensatamente para acceder a estamento artísticos de verdadera trascendencia. A

demás, todos estuvieron al margen de modas y muy alejados de las trabas que, a la pintura, intentaban imponer los santones equivocados con sus manías restrictivas e inquisitoriales -algo que, todavía, ocurre, sobre todo desde ciertos esteta y directores, de absurdos postulados y desmedido poder decisorio-. Artistas con mayúsculas autores de una pintura noble que suscribía, sin manipulaciones, los valores imperecederos de un arte de ilimitada proyección.

La exposición aglutina la realidad consciente de una serie de autores de filiación diversa a los que une los argumentos de una pintura abierta, contundentemente estructurada desde una técnica determinante, una feliz configuración conceptual y unos desarrollos plásticos y formales muy bien acondicionados; una pintura sin medias tintas, descubridora de pintores pintores, con ese oficio aprendido en el supremo ejercicio de la profesión artística. Pintores que plantean, sin reveses, el espíritu de lo nuevo, de lo que está de actualidad, pero sin sucumbir a los absurdos postulados de los que se apegan a las falsas modernidades, esas que están vacías de casi todo; autores que, por otra parte, se abren a los grandes horizontes de un arte muy bien realizado en continente y contenido.

La pintura andaluza, desde el último tercio del siglo XX, no ha hecho sino acrecentar la valía que siempre tuvo. En aquellos tiempos de esperanza y, también -como no- de incertidumbre, con los horizontes abiertos pero sujetos a brumosos perfiles, un conjunto de buenos pintores empezaron a mostrar una figuración valiente, adecuada a los tiempos, alejadas de efectismos y resabios, abierta a planteamientos de rigurosa modernidad y descubridora de artistas con proyección. Han sido y continúan siendo autores lúcidos y comprometidos con la pintura de verdad. Más que autores que hayan ido y venido, son artistas; en definitiva, que están para bien de un arte con mayúsculas.

La selección de Sema D’Acosta acoge una amplia parcela de muy buenos pintores andaluces que llevan tiempo mostrando una inequívoca realidad; que poseen un compromiso absoluto con el arte del tiempo que le ha tocado vivir y del segmento geográfico donde lo han hecho. Son artista conocidos, con acusada personalidad en la creación actual y solvencia ganada en las infinitas batallas de una práctica que ellos dominan y a la que han impuesto su indiscutible sello. Artistas que han ocupado un lugar importante y que, en la más absoluta madurez creativa, siguen estando de la máxima actualidad. Son los siguientes: Curro González, Juan Vida, Chema Lumbreras, Salomé del Campo, Federico Guzmán, José María Córdoba, Concha Ybarra, Manolo Cuervo, Paco Sanguino, Rafael Alvarado, Juan José Fuentes Reyes, Patricio Cabrera y Juan Ángel González de la Calle. Podían haber sido otros.

La exposición se presenta en los espacios de la galería madrileña; posteriormente, recalará en Marbella con obra nueva y de formatos adecuados a las dimensiones infinitamente más amplias que las que existente en Barquillo 25. Una muestra que nos introduce en la realidad artística de muy buenos creadores que se sienten pintores y que, desde un principio, han creído en la pintura, no han dudado en hacerlo y la han llevado por los más acertados y los más variados estamentos.

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