Colegio arana beato

Una 'ecoescuela' preocupada por la conservación del medio

  • El centro se ha unido a muchos otros programas educativos como la olimpiada de primavera o el Comenius de intercambio con otros países europeos

En 1983 comenzó a funcionar en Jerez un nuevo centro educativo. El colegio público Arana Beato, ubicado en la barriada de La Pita, se crea, según explica el director Ernesto Lobo, "por la pujante necesidad de escolarizar al alumnado que ocupa esta zona en crecimiento: Las barriadas de La Pita, La Milagrosa, Barbadillo, El Rocío, fincas semirurales con viviendas cercanas al cementerio, El Pimiento y La Teja, distribuidas todas ellas por el este de la ciudad".

Aún en la actualidad es una zona que continúa un incesante desarrollo urbanístico y demográfico como las barriadas de El Pinar, La Canaleja o Bami-Delicias, lo que atrae a numerosos habitantes y hace que el alumnado del colegio aumente cada año.

El centro se denominó provisionalmente como colegio de La Pita, hasta que en un claustro de profesores y posterior consejo de dirección, celebrados en septiembre de 1983, se decidió ponerle el nombre de Arana Beato en honor y como homenaje póstumo a un vecino de la barriada que siempre se había caracterizado por realizar innumerables gestiones para conseguir un centro educativo en la barriada.

"Se trataba -explica el director- de Antonio Arana Beato, natural de Trebujena y capataz de la finca 'El Caribe', próxima al cementerio y que luego tuvo arrendada. Este señor logró en primer lugar la concesión por parte de una orden religiosa de una casa para hacer allí una escuela. Él y otros vecinos, con su propio esfuerzo y dinero, arreglaron esa casa, adecuándola para que muchos niños pudiesen recibir enseñanzas. Allí estudió alguno de sus hijos junto con otros muchachos, con dos maestros contratados por el Ayuntamiento, pero ese lugar se fue quedando pequeño y volvió a iniciar las gestiones para la construcción de un colegio nuevo".

Antonio Arana Beato falleció en 1973, a los 50 años, en un accidente de tráfico. Diez años después se consiguió aquello en lo que tanto empeño había puesto, y por ello fueron muchas las personas de la Asociación de Vecinos de 'La Pita' que propusieron su nombre para el nuevo colegio construido. Trece de sus diecinueve nietos han sido alumnos de este centro pero, a pesar del tiempo, todavía hoy no resulta extraño oír hablar del centro como colegio de La Pita.

Ernesto Lobo considera que "la estabilidad en la dirección ha sido uno de los factores más determinantes en la buena marcha y funcionamiento del centro durante este cuarto de siglo, ya que han sido sólo tres las personas que han ostentado el cargo". También cuenta que "este colegio ha participado desde un principio en muchos proyectos educativos, siempre con la finalidad de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, en función de la oferta de la administración educativa, unas veces, de los intereses del propio profesorado, otras, y de los beneficios que se aportaba al alumnado o al centro, la mayoría de las ocasiones".

Uno de los primeros que comenzaron a desarrollar fue la 'Olimpiada de primavera', que se realizó por primera vez en 1986. Se desarrolla en el estadio de Chapín y consiste en pruebas de atletismo "En 2003 -explica el director- se realizó una ceremonia previa basada en la mitología clásica y los juegos olímpicos con carteles alegóricos, estandartes, vestimentas, danzas y coronas de laurel para los vencedores".

El proyecto 'Comenius', de intercambio con otros colegios de distintos países europeos, trajo al centro a profesorado de nacionalidad sueca, danesa, griega e inglesa. Algunos maestros del colegio pudieron visitar Londres, Grecia y Suecia y durante tres cursos el alumnado tuvo la oportunidad de relacionarse con chicos de esos países, a través fundamentalmente del correo postal y electrónico.

Cuando dejó de utilizarse el patio de recreo como campo de fútbol surgió la idea de plantar árboles por diversas zonas del colegio. Así se confeccionó un proyecto de arbolado que, una vez presentado al Ayuntamiento y realizados cuantos estudios y gestiones fueron necesarias, desembocó en la plantación de un número considerable de árboles, arbustos y plantas, de los que afortunadamente hoy disfrutan: el 'Jardín de Concha', en recuerdo de la profesora Concha Manzano, fallecida haciendo submarinismo, el 'Bosque andaluz', el 'Rincón mediterráneo', la 'Alameda', las 'Estaciones' y otros.

El de arbolado supuso el germen para otro proyecto posterior: el de 'Ecoescuela', que ha marcado positivamente a varias promociones de alumno que han tomado conciencia de la necesidad de conservar el medio.

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