'¿Ecofeminista, Yo? Por supuesto' por Elisa Constanza Zamora Pérez

Educación | Literatura infantil y juvenil

¿Ecofeminista, Yo? Por supuesto.
‘Mujeres que jugaban al escondite’. / Tamara Durán
Elisa Constanza Zamora Pérez

11 de febrero 2025 - 03:14

El feminismo no es más que un seguro de vida y felicidad para hombres y mujeres y así se ha venido demostrando desde el siglo XVIII. La revolución feminista se ha hecho sin derramar una gota de sangre y ha apostado por el diálogo como la herramienta imprescindible para conseguir derechos: la palabra es la única arma 'cargada de futuro'.

Una democracia justa sabe que los derechos de los humanos y humanas son la línea que no debemos traspasar –aunque siga dándose tanto atropello aún hoy día-. Como ha señalado Alicia H. Puleo el ecofeminismo “es la conciencia ambiental del Feminismo”. Oleada tras oleada las mujeres han trabajado por sus derechos y libertades, pero sabemos que los llamados Derechos Humanos de Tercera Generación deben incorporar además el cuidado del medio ambiente. Si nuestra casa, la Tierra arde, no hay lugar en donde asir ningún derecho: la justicia social y una vida digna en el planeta implican la ecojusticia.

Así pues, el ecofeminismo debe estar en el centro de la coeducación. Desde la escuela a la universidad, se ha de transmitir la igualdad entre hombres y mujeres con currículos simétricos, denunciar y trabajar contra la violencia machista y comprender la importancia de cuidar el Planeta con un consumo responsable, que no agreda a la Madre Naturaleza. Y aunque es una labor ingente y abrumadora, en una sociedad en la que poco se está haciendo para tomar las riendas de la responsabilidad histórica a la que nos enfrentamos, en la educación contamos con una gran aliada para hacer una ciudadanía librepensadora y justa: la lectura.

La literatura es una ventana abierta a todos los mundos posibles. Las ficciones de cada época filtran realidades inspiradas en la vida cotidiana y los libros nos han ido presentando personajes y temas que se encarnan en los problemas sociales, los sueños, los deseos de aventura, las aspiraciones de cada época… Y es en los libros, hijos siempre de su tiempo, donde se ha ido visibilizando, cada vez más, a mujeres como protagonistas de su historia y de la Historia y los que han hecho crecer el protagonismo de la naturaleza, bajo el prisma de la ecología.

Sabemos que la crisis ecológica es una crisis de la democracia. Por lo que los derechos de todos los seres vivos y los derechos de la Tierra deben de ir de la mano.

Si bien es cierto que ha sido un logro de las mujeres atreverse a coger la pluma para escribir una épica en femenino y, sobre todo en el siglo XX a través del feminismo, se ha visto todo un despliegue de voces de mujer que mostraban en su escritura lo que ellas eran, sin ser objeto artístico, también lo es que el tema de la naturaleza aparece con una nueva perspectiva. Ya no es tan solo un telón de fondo donde colocar a los pastores que cantan sus amores, como nos mostraba la tradición pastoril; ni los árboles son meros aliados para ayudarnos a huir de una realidad que se detesta, como hará el protagonista de El Barón rampante, de Ítalo Calvino; ni es el éxtasis sensorial, que deja sin palabras a Ana de las Tejas Verdes. Hoy día los libros nos muestran también ríos contaminados, como hiciera, pionero en estas lides, Juan Ramón al denunciar la contaminación de las minas de Riotinto, en la ‘Estampa XCV’, de Platero y Yo; la lucha de los indígenas por conservar las selvas, la caza indiscriminada de las ballenas, las guerras por conseguir materias primas devastando el paisaje y sembrando la muerte, que recogen tantos otros.

La destrucción continuada de la naturaleza y sus consecuencias nefastas para la vida, tal como la conocemos, ha dado lugar a una nueva vertiente de la crítica literaria llamada ecocrítica, cuyo objetivo es incitar a la conciencia ecológica a través de la literatura.

Como coreaba el grupo Los Enemigos en los 80: “No protejas tu medio, protégelo entero”. Así que el ecofeminismo sintetiza una opción imprescindible.

Reseñas de libros

Mujeres que jugaban al escondite

Mujeres que jugaban al escondite.
Mujeres que jugaban al escondite.
  • AUTORA: Raquel Díez
  • ILUSTRADORA: Tamara Durán
  • EDITORIAL: Algar
  • ISBN: 9788491427926

El poemario muestra a mujeres científicas, pintoras, escritoras, astronautas… de cuyas vidas su autora hilvana retazos para crear un romancero en femenino. En sus versos sentimos el esfuerzo de sus heroínas por elegir un oficio libremente y ser las protagonistas de sus vidas. Los trazos potentes y coloristas de la ilustradora fijan la imagen, como una foto instantánea, que recoloca en el gran puzzle de nuestra cultura a las olvidadas, que se afanaron por escribir la ‘otra Historia’.

Beatriz y la loba

Beatriz y la loba.
Beatriz y la loba.
  • AUTORA: Concha López Llamas
  • EDITORIAL: Bohodón Ediciones
  • ISBN: 9788417885229

La autora, una de las representantes de la corriente literaria, denominada ecocrítica, con gran maestría nos alienta a tomar conciencia de dos lacras que asolan la vida cotidiana en nuestro siglo: el maltrato machista contra las mujeres y la destrucción de los ecosistemas. Nos acercará con gran sutileza descriptiva y firmeza científica a una zona, La Carballeda en Zamora, y a una especie, el cánido salvaje o lobo. Es un canto a la defensa de los ecosistemas, a la sororidad y a la búsqueda de libertad.

Ana la de Tejas Verdes

Ana la de Tejas Verdes.
Ana la de Tejas Verdes.
  • AUTORA: Lucy Maud Montgomery
  • ILUSTRADOR: Antonio Lorente
  • EDITORIAL: Edelvives
  • ISBN: 9788491427926

Ana es una niña creativa y solidaria y con un amor desmedido por la naturaleza para captar su belleza en estado puro. Su conexión es tan fuerte que pareciera pertenecer a esa filiación de mujeres sabias que conocían sus secretos desde tiempo inmemorial. Sus ilustraciones son envolventes y sus páginas nos transportan a los paisajes de la isla del Príncipe Eduardo. Ana es una de esas heroínas a las que yo encuadro en 'el club de la clorofila', que nos desintoxica de todo lo nocivo y nos pone de cara a la esperanza, incluso en las situaciones más adversas.

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