"No entiendo qué quiere decir la palabra chuchería"

Manuel Girón Vallejo pesa la mercancía en la vieja balanza de su confitería en la calle Lealas.
Manuel Girón Vallejo pesa la mercancía en la vieja balanza de su confitería en la calle Lealas.
Juan Manuel Sainz Peña / Jerez

13 de julio 2008 - 01:00

Manuel lleva toda la vida dedicada a la venta de pipas, caramelos, chicles y muchos más productos relacionados con la confitería. Llegó con doce años a Jerez desde su Algar natal, y aunque las cosas han cambiado mucho, sigue al pie del cañón en su pequeña tienda de la calle Lealas.

-¿Cómo le gusta llamar a su profesión?

-Confitero o dependiente de confitería. Las dos formas me parecen bien.

-¿Qué ha cambiado más en estos tiempos, los niños o las chucherías?

-Es que yo la palabra chuchería no la he entendido nunca. Aquí a veces viene la gente y dice: deme unas porquerías de esas. Mire usted, yo no vendo porquerías.

-¿Es muy diferente la mercancía?

-Yo tengo los caramelos de siempre. Y los tengo porque tengo clientes que vienen a buscarlos especialmente aquí porque difícilmente los van a encontrar en otro sitio.

-¿Cuántas horas detrás del mostrador cada día?

-Como mínimo diez o doce horas, pero antes eran muchas más. Cuando era más joven y estaba abierto el Cine Riba, por la tarde abría a las siete y me iba de aquí a las tantas de la noche.

-El cierre del cine sería un palo gordo para el negocio.

-La verdad es que sí. Yo vi cómo se ponía en pie el cine y cómo lo echaban abajo. Todavía me acuerdo del encargado y todo. Eran otros tiempos que se echan bastante de menos, pero todo depende también de la edad.

-¿Qué otras cosas son diferentes en esta calle desde que llegó?

-Antes nos conocíamos todos. Además, estaba la Escuela de Empresariales y había más vida. Hoy la gente que entra es la que viene de paso.

-Teniendo en cuenta que los precios de muchos de sus artículos son en céntimos, ¿supuso mucho inconveniente el paso al euro?

--Recuerdo que dos años antes de que el euro fuera la nueva moneda yo ya tenía los precios marcados de todos los productos al cambio. Me ponía en mi casa y tenía los precios tal y como los puede usted ver ahora.

-¿Cree que la gente repara en el mérito que tiene un negocio como el suyo, tan antiguo y tradicional?

-Hoy nadie valora esas cosas.

-¿Y merece la pena todo este tiempo de trabajo?

-A veces miro la caja que hago y la verdad es que es difícil. Tenga en cuenta que aquí los precios son pequeños. La verdad es que sí, son muchas horas y el esfuerzo es muy grande.

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