Una mochila con un puñado de cartas rotas y un guante de seguridad es lo único que le queda a Manuel Mora y su familia. Lo tiene todo dentro de la bolsa que muestra en plena calle, justo después de denunciar el robo de las pertenencias que aún les quedaban en la que otrora fuera su vivienda de la calle Lechugas número 23, de la que fueron desahuciados a mediados del pasado mes de junio. Manuel expone los últimos acontecimientos dejando claro que va a denunciar a la supuesta dueña del inmueble -él no la reconoce como tal y cree que se ha hecho con el terreno de forma fraudulenta para especular a posteriori con él- por lo ocurrido: "Hoy -por ayer- se han llevado una furgoneta entera cargada con las cosas que nos quedaban ahí dentro. El viernes cargaron otras dos, me han dicho los vecinos que lo vieron. Han entrado y lo han destrozado todo para que parezca que hemos sido nosotros, pero no hemos puesto ni un pie ahí. Vamos, ni siquiera tenemos la llave y no hemos podido acceder a recoger nuestras pertenencias. Se lo han llevado todo y lo único que he podido salvar han sido estas cartas y el guante que nos hemos encontrado en la mochila".

Tras lo ocurrido en los últimos días, él y su familia se dirigen a presentar una denuncia. "Ya no solo es que se hayan llevado miles de euros con nuestras pertenencias para tirarlas, es que encima nos han abierto la correspondecia, algo inviolable según la Constitución", reclama Manuel, que se muestra visiblemente más calmado que en fechas anteriores aunque no tranquilo.

Sabe que ya no le queda nada por perder, así que irá a por todas en los juzgados: "Yo he hablado con los abogados y tengo documentos donde puedo demostrar que llevo razón en este tema". El problema viene causado por la titularidad de la vivienda. La familia Mora vivía allí desde los años 60, pero con la muerte del padre de Manuel se registró la propiedad a otro nombre a través de la usucapión, una de las modalidades que la ley recoge para registrar una propiedad. Hasta hace poco pagaban un alquiler de renta antigua que tenía un precio que rondaba los 60 euros mensuales, pero desde hace algunas fechas, según aseguró Manuel, "no me han querido cobrar y por eso llevo puestas bastantes denuncias". Eso motivó también el desahucio.

De la misma forma señala como otro de los causantes de la situación al cambio de números que se ha llevado a cabo en la calle durante todo este periodo. "¿Ves el número 21? Pues ahora es el 41, como pone encima", explica antes de afirmar: "Por ejemplo me dicen que yo pagaba por el 23, cuando en realidad se suponía que mi vivienda era la 23 C. En este momento es la 43".

Cabe recordar que el desahucio de esta familia se llevó a cabo el pasado 16 de junio y fue traumático: Manuel intentó quitarse la vida como medida desesperada para evitar que su familia fuera expulsada de la que había sido su vivienda durante varias décadas. La rápida actuación policial salvó una tragedia mayor y ahora la familia intenta desarrollar una nueva vida en un piso habilitado de urgencia por Bienestar Social hasta que encuentren un nuevo hogar donde hospedarse.