Una familia se queda en la calle con tres niños pequeños

Fueron expulsados ayer de una casa que ocupaban de forma ilegal en Cerrofruto

Ana María sostiene ayer al más pequeño de sus hijos, junto a su marido y su hermana.
Ana María sostiene ayer al más pequeño de sus hijos, junto a su marido y su hermana.
Gloria Moreno / Jerez

16 de octubre 2010 - 01:00

Literalmente en la calle. Así se vio ayer una familia de Jerez con dos niños de nueve y seis años y un bebé de seis meses. A las dos de la tarde, la dueña del piso que ocupaban de forma ilegal desde hace una semana en un bloque de Cerrofruto les obligó a dejar la vivienda con sus escasas pertenencias: apenas unas maletas y bolsas con ropa, una vieja cocina, dos colchones y una televisión que les habían dejado. Todo estaba depositado en la calle. La madre con el más pequeño en brazos permanecía sentada sobre una maleta, mientras los niños más mayores jugaban con sus primos ajenos al drama familiar. Acababan de llegar del colegio, el San Vicente de Paul, donde están escolarizados.

Jesús Benítez González y su mujer Ana María Suárez llevan años de ir y venir a Tenerife, de donde es ella, de casa en casa, sin un domicilio fijo, incluso durmiendo en la calle en alguna ocasión, todo desde que les embargaron el piso que tenían por falta de pago. Jesús, trabajador de la construcción, lleva más de tres años en el paro y sin ningún tipo de ayuda. Los únicos ingresos de la familia son los poco más de 300 euros que Ana María recibe por la minusvalía que padece y que afecta también a uno de sus hijos. Reyes, hermana de Jesús, intentó convencer a la dueña del piso de la situación en que dejaba a la familia. "Yo lo entiendo. Dice que la casa es de su madre y tiene razón, pero ellos se quedan en la calle. Se metieron porque nos dijeron que la vivienda llevaba ocho años vacía. Han estado viviendo en condiciones inhumanas, sin ningún tipo de higiene, sin agua, haciendo las necesidades en un cubo y bajándolo a la calle. Ayer por la noche me tuve que llevar al niño más chico a mi casa porque no podía estar de esa forma", cuenta Reyes, entre sollozos. "A pesar de todo, mi hermano estaba contento porque estaban bajo un techo. Decía: por lo menos aquí estamos recogidos".

Cuando Ana María estaba embarazada de su tercer hijo, la familia llegó a pasar alguna noche en la calle. Fue entonces cuando su madre le mandó dinero para que comprase un billete y regresase con los niños a Tenerife al menos hasta que naciese el pequeño. Después, Ana María y sus hijos regresaron pero la situación en Jerez tampoco había mejorado. Jesús, persona de pocas palabras, sólo repite que han acudido en innumerables ocasiones a Emuvijesa, que tienen solicitado un piso pero que nadie les ha ayudado nunca, ni les han buscado una solución. "Hemos entregado un montón de papeles, pero nada". Asegura que tampoco han recurrido nunca a la parroquia y que precisamente la próxima semana pensaban empezar a solicitar alguna ayuda.

Jesús no se plantea volver a Tenerife en busca de trabajo. "Allí todavía está peor para encontrar algo y encima todo está más caro". Su hermana no oculta su desesperación. "No pueden estar de casa en casa. Desde luego aquí en la calle no los voy a dejar, porque como sea yo los llevaré a mi casa, pero esa no es la solución. Si yo pudiese les ayudaría mucho más". Reyes, separada y con tres niños, tiene una vivienda en Vallesequillo con dos dormitorios y su situación económica tampoco es buena. Está en el paro y subsiste con una ayuda. Ninguno de sus otros hermanos, algunos fuera de Jerez, están en condiciones de ofrecer un techo a Jesús y Ana María.

En medio de su desesperación, la pareja muestra las solicitudes de una vivienda que han llevado al Ayuntamiento. En uno de los escritos explican sus condiciones, su imposibilidad de acceder a una casa con un alquiler normal debido a sus escasos ingresos.

Son las tres y media de la tarde y la familia se queda en medio de la calle con lo puesto, esperando una ayuda que les permita estar bajo un techo.

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