Jerez

Aquellos felices días de septiembre

  • Cómo y porqué fue 'enterrada' la Feria de la Vendimia. Algunos recuerdos de las Fiestas.

Humm... Los jerezanos siempre hemos sido unos privilegiados en esto de las fiestas. Dos, y hasta tres, de categoría al año se han celebrado en la ciudad desde tiempos de Maricastaña. No es cosa nuestra: Que pidan  explicaciones al sabio Alfonso X, que concedió a la ciudad el privilegio de celebrar dos ferias francas al año. Y, como el tiempo manda, traeré un rosario de curiosidades que explican el devenir de las Fiestas y Feria de la Vendimia.

 

Su origen es bien sencillo: El Sábado de Gloria de 1948, durante una cena-homenaje al poeta jerezano Juan Valencia Jaén,  Julián Pemartín  Sanjuán, a la sazón  director del Instituto Nacional del Libro, recoge la idea de Sixto de la Calle Jiménez de crear en septiembre unos Juegos Florales que sirvieran para conmemorar el nacimiento del nuevo vino. La idea prosperó y con la ayuda de un puñado de entusiastas jerezanos entre los que se contaban Luis Romero Palomo, Alberto Durán Tejera, Vicente Fernández de Bobadilla o José Jurado Núñez, se dieron los primeros pasos para la creación de la I Fiesta del Vino. Bajo el paraguas de las Fiestas de la Vendimia, se adaptó la feria septembrina. Fiesta y Feria. La Fiesta complementaba a la Feria. Y a la inversa. Y la verdad es que era así, porque cuando la Feria fue suprimida por 'decretazo' municipal en 1983, la Fiesta perdió mucho de su esencia.

LAS BODEGAS PAGAN 

Y para que la cosa no quedase en mera excusa para tomarse veinticuatro vasos y convencerse de que aquello iba muy en serio, de inmediato se nombró a una directiva, luego Junta Oficial de la Vendimia, que presidió durante años con enorme acierto y ojo Durán Tejera, hombre clave en la fiesta y que tanto y tanto hizo por la ciudad.

Junto a la Feria, la comisión creó los premios a los poetas de los Juegos Florales, la proclamación  de la Reina y damas y del Capataz de Honor,  que recaía sobre una persona destacada en el ámbito del negocio vinatero y la creación de las Cátedras del Vino. Hubo que darle además un aire participativo y, para ello, se crearon una cabalgata anunciadora de la Fiesta,  los concursos laborales entre cuadrillas  de arrumbadores, toneleros, catadores, viajantes o viticultores de las bodegas, que luchaban con excesiva competencia y en buena lid; los tablaos flamencos repartidos por la ciudad, el concurso de escaparate (en el que siempre destacó el entrañable Pepe Guerra); la bendición y pisa del primer mosto ante la Catedral, la corrida-concurso  y, en los últimos años, las semanas cinematográficas de la Vendimia. Todos estos actos eran financiados por los exportadores, que encabezaba entonces César García Sánchez-Lucas, sin ayuda municipal alguna.

REINA POR UNOS DÍAS

Una de las cosas más singulares de la Fiesta y que más dio que hablar fue la proclamación anual de la reina y damas de la Vendimia. La primera de ellas, en 1948, fue Carmen Soto Colón de Carvajal, que casaría con Manuel Solís Atienza, una joven guapísima que veinticinco años después pudo ver a su hija Mercedes asumiendo el efímero reinado. Y, mira por dónde, en 1973 fue reina Sonia Bolín Domecq, que también era hija de la reina de 1950, Mercedes Domecq Zurita. Y cuando Carolina Ruiz-Mateos Pérez-Luna fue reina de las Fiestas dedicadas a Japón, su tío José María movió contactos para la entrada de sus vinos en el país nipón. Antonio Sanz Zamorano escribió con fina gracia en su ameno y concienzudo libro 'Gloria y ocaso de la Fiesta de la Vendimia' las condiciones que debían reunir las reinas nombradas por el comisariado de la Fiesta:  La joven escogida necesitaba saber inglés o francés; era también muy importante que tuviera, a ser posible, entronque bodeguero, que gozara de una  posición social, buen expediente escolar, no más de 20 años y, por supuesto, dotes de belleza y simpatía. Además, se exigía de la joven cierta desenvoltura dentro de ese medio social que formaban bodegueros, autoridades, poetas y periodistas. Desde que la Fiesta comenzó en 1956 a dedicarse a un  país, la reina tenía que entenderse y relacionarse con dos chicas del país o ciudad invitada que formaban el cortejo.

Sus familias tenían que costear algunos gastos extras, como eran los trajes. Tres trajes vestían las chicas: uno de vendimiadora antigua, otro de flamenca y un tercero de gala. En este trabajo se afanaban, año a año, Mati y Pastora, todo ello coordinado por Pepe Marcano, que no dejaba nada al azar, y al que ayudaban Pepe Llamas, Pecu Mantaras y María Argudo.

LA PANTOJA Y DOÑA ANA

Cuando nuestro alcalde honorario Miguel Primo de Rivera y Urquijo, Miguelito, llegó a la Alcaldía en 1965 propuso que la reina tuviese unos tintes menos restringidos y que se sometiera a unas elecciones parciales en las localidades del Marco. Se decidió nombrar a María Victoria Osborne Sanz-Magallón, pero cuando la decisión se anunció en  el Villamarta, se formó un auténtico alboroto. El público que llenaba el anfiteatro no vio nada de democrático el fallo, hubo gritos de 'tongo' y 'fuera, fuera', que aconsejaron a Mavi Osborne a renunciar al cargo. Hubo otros intentos, pero fracasaron. Entre ellos, el de nombrar a una folclórica, encima sevillana y por entonces casi desconocida: Isabel Pantoja. Era el 14 de septiembre de 1979. Por la tarde, los periodistas fueron al Club Nazaret a conocer a la Pantoja, pero ya se escuchaban por la ciudad voces contrarias, e incluso airadas, contra su nombramiento.

Ese grandísimo periodista que fue Carlos Vergara, entonces en Radio Jerez, entrevistó a la tonadillera bajo la atenta mirada de su madre, doña Ana,  brazos en jarra, y le preguntó por esas críticas y sobre si sería capaz de aceptar el cargo si el pueblo de Jerez no la quería como reina. Con muy buen estilo respondió que no y que entonces se explicaba porqué Lola Flores quería que la enterrasen en Sevilla. "La tensión  del momento -se escribió en 'La Voz del Sur'- se resolvió después de que doña Ana intercambiara alguna que otra palabra fuera de tono con el periodista. Más tarde, la comisión designaba a reina a otra joven, Ana María Orellana Cano, esta sí jerezana".

'UNA FERIA ELITISTA'

La Feria de la Vendimia era la 'feria chica'. Se celebraba en el Hontoria, con un alumbrado más modesto y menor número de casetas. Pero su carácter comercial se imponía al lúdico. Como el resto de actividades, la Feria era sufragada por los Exportadores de Sherry, que invitaban a sus importadores extranjeros y agentes. Era la feria como 'escaparate' de nuestros vinos.

El primer alcalde democrático de Jerez, Pedro Pacheco, había mantenido desde 1979 una actitud de colaboración con los bodegueros. Pero a principios de 1982 ocurrió en Jerez algo inesperado: La todopoderosa Pedro Domecq SA admitió públicamente su mala situación y la necesidad de acometer un plan de viabilidad consecuencia de la drástica bajada en las ventas y una alegre política expansiva financiada con recursos externos.  Hubo retrasos en las nóminas y el despido de cinco trabajadores que habían zarandeado el coche donde viajaba Ramón Mora-Figueroa Domecq, entonces director general de la compañía, exaltó los ánimos de los trabajadores, que mantuvieron una de las más largas huelgas del sector.

Hubo otros 'piques',  pero ahí se gestó el divorcio: Pacheco declaró la guerra a los bodegueros, cedió infraestructura a los huelguistas, les proporcionó 'walkie-talkies' y un pleno municipal se manifestó abiertamente en apoyo de sus pretensiones. El distanciamiento se hizo enorme, casi insalvable.

El martes 30 de agosto de 1983  fue un día decisivo en la fiesta: El Ayuntamiento de Pacheco 'enterraba' la Feria septembrina. Defendió la propuesta el concejal independiente Casto Sánchez Mellado, que habló de razones sociales (final de vacaciones, comienzo del curso escolar...) y motivos de "antropología cultural": La Feria era una feria degradada, que no provocaba la catarsis colectiva que exigía el fenómeno festivo salvo en ciertas elites, que mantenía las diferencias de clases, "transformando el ferial en un elemento más de un montaje comercial decimonónico".

En lugar de la Feria, el Ayuntamiento improvisó una Velada de La Merced en el Mamelón, una estruendosa e insoportable 'verbena de barrio' que impidió ese año conciliar el sueño al invitado de las fiestas, el alcalde de Amsterdam, Edouard Van Thijn, que estaba alojado en el Palacio Domecq.

LA ENCERRONA

Los exportadores celebraron su última Fiesta de la Vendimia en 1990, que se dedicó a la ciudad de Munich. Margarita Alonso de Medina del Río fue la reina y don David Sandeman Capataz de Honor. Un año después, el Ayuntamiento retomó las Fiestas con el nombre de Fiestas de Otoño, un 'engendro' donde todo cabía, sin que hasta el momento exista una idea clara de lo que se pretende hacer.

20 de septiembre de 1985. Jerez ha pasado dos años sin Feria de la Vendimia. El periodista Luis del Olmo hace su programa matinal 'Protagonistas' de la COPE para toda España desde el salón de la Caja en San Benito. Entre los invitados, el punzante periodista Jesús Mariñas, el entonces alcalde y un público entusiasta que llenaba la sala. Sutilmente, y luego de forma directa, el gallego llevó a las cuerdas al alcalde. Luis del Olmo, árbitro director, 'remató' y... gol. Así ocurrió:

Luis del Olmo: ¿Quién nos dijo, Jesús, que el alcalde de Jerez quería cargarse la Feria de la Vendimia?

Jesús Mariñas: ¡No, no!, ¡que se la ha cargado...! (Aplausos atronadores del público asistente).

L. del O.: Bueno... esos aplausos no quieren decir nada.

J.M.: ¿Cómo que no quieren decir nada? ¡Es la voz del pueblo...! (Más aplausos).

L. del O.: Señor alcalde, ¿al final la feria va a ser posible por parte del Ayuntamiento?

Pedro Pacheco: Recuperar la feria puede ser posible, lo que no le vemos, por ahora, son perspectivas de potenciar la fiesta. El año pasado dijimos en este programa que queríamos potenciarla, convertirla en una gran feria de muestras. Nosotros suprimimos la feria porque con el ciclo de la Feria del Caballo y las verbenas populares, septiembre era un mes malo para organizar otra feria como la de mayo. Lógicamente, ahí nos hemos equivocado pero también nos hemos equivocado porque 'no quieren conseguir' que la Fiesta sea una manifestación de la zona, los productos vitivinícolas... Hemos empezado a preparar un buen recinto de feria contratando ocho arquitectos de fama nacional y recuperar la feria será posible.

J.M.: ¿Será posible?, ¿ya se puede anunciar que el año próximo habrá feria?

P.P.: No hay más remedio, el público es el que manda. (Más aplausos)

L. del O.: Sin duda ésta es una grata nueva para el pueblo de Jerez. El próximo año y así lo acaba de proclamar la primera autoridad municipal, el alcalde de Jerez, tendrán ustedes feria en la Fiesta de la Vendimia".

Hasta hoy.

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