Los hosteleros de feria pagaron el año pasado los platos rotos. La última edición de la Feria del Caballo cogió a contrapié a todo el mundo, adjudicataria del montaje de las casetas, proveedores de suelos, sillas y aseos portátiles, cámaras frigoríficas…, a los propios caseteros y también al Ayuntamiento, asegura Hostelería Jerez.

La Feria volvía tras dos años de ausencia por la pandemia y, para colmo, la fecha de celebración se pisó con la Feria de Abril de Sevilla, lo que provocó serios problemas para encontrar muchos de estos materiales, pero sobre todo, para dar con camareros y ayudantes de cocina con disponibilidad de tiempo para trabajar en las casetas.

La cercanía a la Semana Santa y la falta de experiencia de la empresa Mondaca Rosado, encargada de la instalación de las estructuras de las casetas por primera vez en el González Hontoria, retrasó el inicio del montaje de las fachadas y el interior, señala Alfredo Carrasco, presidente de Hostelería de Jerez.

El responsable hostelero sostiene que la mayoría de las casetas llegaron apuradas al alumbrado, unas por la necesidad de adaptar las fachadas a las nuevas dimensiones de las estructuras, que algunos caseteros se encontraron con huecos que tuvieron que tapar por sus propios medios al quedarse la adjudicataria del servicio sin paneles, y otras por la falta de personal, una auténtica pesadilla para hosteleros que en las horas previas al inicio de la última edición de la feria seguían recorriendo bares y restaurantes de la ciudad y otras poblaciones cercanas en busca de camareros.

El primer fin de semana, el del alumbrado, el que más y el que menos salió del paso como pudo a la espera de que, una vez finalizada la Feria de Sevilla, se abriera la veda para la incorporación de más camareros y la llegada del material solicitado a los proveedores a fin de ofrecer un buen servicio en la feria jerezana.

Alfredo Carrasco vivió en primera persona aquellos momentos de incertidumbre y agitación a los que prefiere pasar página para centrarse en la edición de este año de la Feria del Caballo, en la que todas las piezas vuelven a encajar para afrontar, con más sosiego, las tres semanas que restan para la inauguración.

“Este año está siendo mucho más tranquilo. La feria no coincide con la de Sevilla, que es fundamental, está más separada de la Semana Santa y la instalación de las estructuras de las casetas está ya prácticamente terminada después de que la adjudicataria haya hecho el rodaje”, señala Carrasco, quien subraya que los hosteleros, en principio, tampoco parecen que vayan a tener muchas dificultades para encontrar mano de obra para cubrir los turnos de toda la semana.

Los caseteros también se lo han tomado con calma, espeta el responsable hostelero y también titular de una caseta en el recinto ferial, que en los últimos días registra mayor actividad a la espera de la eclosión durante este fin de semana, que muchas cofradías y peñas suelen aprovechar por la mayor disponibilidad de tiempo para montar sus casetas.

El Ayuntamiento también se ha cubierto este año las espaldas para evitar prisas a última hora con el adelanto de la apertura del González Hontoria, en concreto desde el Lunes Santo, al acceso de los caseteros. Además, se ha contratado a una empresa externa de seguridad para la vigilancia del recinto las 24 horas del día, medida que el responsable de la Asociación Hostelería de Jerez considera un acierto.

Los propios caseteros y hosteleros seguirán contratando, no obstante, sus propios vigilantes de seguridad más adelante, cuando se empieza a instalar en las casetas el sistema de electricidad -el cableado y los cuadros eléctricos que resultan muy atractivos para los amigos de lo ajeno-.