Premios ciudad de jerez Antonio Domecq Domecq

"Si la fiesta desaparece, el toro bravo va a la extinción"

  • El rejoneador, ya retirado, se muestra "sorprendido" por el premio · "Hay que luchar siempre por lo que uno es y tiene y, sobre todo, por la ciudad que te ha visto nacer"

Antonio Domecq Domecq es el más joven de la dinastía torera Domecq. Fue el último en llegar a los ruedos y el último en retirarse. Y lo hace moderadamente triste porque la fiesta está en horas bajas. Pide unidad en el sector taurino para que el toro bravo no le embista a la extinción y más implicación al empresario de las plazas para revitalizar y rejuvenecer a una afición envejecida. El domingo, su ciudad natal le concederá el Premio Especial Ciudad de Jerez tras más de dos décadas difundiendo el nombre de Jerez fuera de nuestras fronteras. La noticia fue abrumadora: "Soy muy joven", subraya.

Antonio es el más pequeño de tres generaciones de rejoneadores, la saga Domecq, y su toreo ha sido el más radical de los cuatro jinetes. De su abuelo Álvaro Domecq Díez está todo dicho, de su tío Álvaro Domecq Romero (Alvarito) aún se siguen escribiendo crónicas, y el toreo de su hermano Luis Domecq se ha comparado con la pureza del rejoneo Domecq. Casi nada. Antonio, en cambio, se define como espectáculo, un rejoneo rompedor que le ha hecho abrir muchas puertas grandes junto a su hermano.

El toreo a caballo se escribe con D de Domecq, con B de Bohórquez y con H de Hermoso de Mendoza. Dicen los entendidos que cuando no se impriman en los carteles de rejones ninguno de estos tres apellidos será el final del toreo a caballo. De momento, Luis y Antonio Domecq ya son baja. Malos tiempos para el toro bravo.

-Antonio fue el último del apellido Domecq en llegar al ruedo y el último en salir de él. ¿Esto es el final de una saga?

Esperemos que no. De momento, banquillo hay, ahora hay que ver si sale o no a escena.

-¿De quién se trata?

Es el hijo de mi hermana Isabel, Pablo Guerrero Domecq, que tiene dieciséis años. Como profesional puede ser muy bueno y aunque nos tiene a nosotros a su lado y a mi tío, su mejor maestro es la afición. Su madre está orgullosa de él y yo la he avisado de que en cuanto le entre el veneno del caballo y del toro, ya no podrá salir fácilmente. Como persona, como sobrino, es una bellísima persona, y lo demostrará haga lo que haga.

-¿Y cómo es el toreo de la nueva generación Domecq?

-Bueno, se parece bastante al toreo de mi tío Álvaro. El toreo de mi sobrino es una mezcla de espectáculo y pureza, la combinación de Antonio, de Luis y de Álvaro. Una mezcla explosiva.

-El toro y la fiesta no están pasando por su mejor momento. Las voces de quienes no quieren corridas de toros son cada vez más fuertes, se venden menos toros, retiradas de toreros y rejoneadores… ¿Qué está pasando?, ¿se va a perder la fiesta?

-La fiesta siempre ha estado en el punto de mira. Esto debería servir para que el mundo taurino se una y no se separe. El sector taurino tiene que estar unido y además exteriorizarlo porque de esto vive mucha gente (ganaderos, toreros, rejoneadores, veterinarios, cuadrillas, sastres, jinetes, el que hace los carteles, las entradas, la publicidad, hoteles…). Esto no se va a perder…

-Pero, más allá de lo económico, ¿qué argumento tiene el mundo del toro para defender la fiesta?

-La vida del toro bravo. Esto es lo que hay que defender. Si la fiesta desaparece, el toro bravo va a la extinción.

-¿Y quién tiene la llave de esto? ¿No cree que la afición de la fiesta está envejecida? La imagen del español de setenta años con el puro huele a rancio…

-La fiesta hay que cuidarla y rejuvenecerla; la media de edad del aficionado a los toros es de sesenta años y esto, para mí, es preocupante. El empresario de la fiesta se tiene que implicar en revitalizar la fiesta porque esto el torero no lo puede hacer.

-Bueno, Luis y Antonio Domecq son personas jóvenes, ¿por qué no van a los toros sus amigos que no van a los toros?

-Primero porque es muy caro y también porque no hay motivación. A la gente hay que sacarla más de la ciudad, que conozca cómo es la vida en el campo, cómo es la vida del toro, del caballo. Se entenderían muchas cosas. El empresario debería tener todo esto en cuenta y no limitarse a pegar carteles y esperar a que la plaza se llene porque la gente no está motivada. Hay que dar algo más; sorteos de visitas organizadas a ganaderías de toros… No sé, habría que pensar en fórmulas pero está claro que hay que rejuvenecer la fiesta. El empresario es el que tiene la llave para que la fiesta no se muera.

-¿Cree que Barcelona es la punta del iceberg, es decir, llegará el cierre de otras plazas, o se trata solo de un argumento político?

-Barcelona ha sido la única ciudad del mundo con cuatro plazas de toros y tres de ellas funcionando de manera simultánea. En Cataluña ha habido mucha afición, y la sigue habiendo. Mi tío Álvaro es donde más ha toreado. Él iba los jueves y si la plaza se llenaba repetía el domingo. Estuvo durante años toreando jueves y domingos. Para mí es pura política. En Barcelona se pierde lo que va ligado a España pero no la afición a los toros.

-¿No cree que Antonio Domecq es muy joven para retirarse? ¿Ahora qué?

-Mi hermano y yo nos hemos retirado después de veintitrés años toreando. Ahora es momento de disfrutar de la familia y de seguir trabajando en el campo. Cada año de mi carrera me ha enseñado algo y estoy agradecido.

-Y como premio a su trayectoria Jerez le va a homenajear el día del patrón…

-La verdad es que me ha sorprendido este premio porque, aunque llevo muchos años toreando, creo que soy muy joven.

-Bueno, el premio reconoce la labor de difusión del nombre de esta ciudad allá por donde ha toreado…

-Para mí este premio tiene un significado muy importante. Hay que luchar siempre por lo que uno es y tiene y sobre todo por la ciudad que te ha visto nacer. Yo creo que todavía puedo hacer mucho por Jerez.

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