"Todo lo que haga una gitana se va a mirar con lupa"

El 8 de abril se conmemoró el día del pueblo gitano

Sarai Merino, Mercedes Plantón, Sara Méndez y Felipa Medrano cuentan cómo han vivido y viven su día a día como mujeres de etnia gitana

"Hay una raíz de antigitanismo enorme"

Los gitanos de Jerez no hablan su lengua y el caló ya es de todos

FINDE: "Todo lo que haga una gitana se va a mirar con lupa"
Sarai Merino.
María Luisa Parra

09 de abril 2023 - 06:02

“Me he sentido desplazada porque no me han creído gitana”. Esta es la sensación experimentada por Sara Méndez, de 45 años, 18 de ellos trabajando para la Armada. De pelo rubio y ojos azules, es entreverá de padre gitano y madre gachí. “He tenido que jurar que era gitana porque nadie me creía, no encajo en el prototipo que la sociedad tiene de los gitanos”.

No le ha sucedido lo mismo a Felipa Medrano, técnica de la Fundación Secretariado Gitano en Jerez. Su piel oscura ha confundido a la policía secreta, incluso. En una ocasión, que se disponía a poner el tique de la ORA al coche para ir a la piscina, no tenía la documentación encima y quisieron llevarla a comisaria. “Me dio la sensación de que creyeron que era prostituta, pensaron que era extranjera hasta que se dieron cuenta de mi acento”, rememora.

Todas se han criado con absoluta normalidad, en la sociedad machista propia de la época, pero nada específico por su cultura o etnia, aseguran. “Mi madre (gachí) es muy machista”, comenta Sara. “A mi abuelo que es y se siente gitano, no le gusta la prueba del pañuelo, hemos podido elegir”. Felipa dice que ha vivido en un barrio en el que apenas había gitanos y que no ha sufrido discriminación directa y en su familia, al ser la pequeña, tuvo la suerte de que sus hermanos le abrieran el camino. Viven con libertad y normalidad su ‘gitaneidad’. Se reúnen con la familia porque para ellos todos los mayores son “tíos” y los menos mayores “primos”. “Lo del patriarca es algo que nos han asignado. “Llamamos tío a los mayores y se les respeta mucho, pero lo de patriarca no es propio de nuestra cultura”, puntualiza Medrano. La única diferencia en las celebraciones es que, “a lo mejor las nuestras duran más de un día, pero no hay mucha más diferencia”, explica la ex militar.

“Al final nos ven como gitanas, no como como psicóloga, militar o camarera que somos”

Bien es cierto que, concretamente en Jerez, no se discrimina a los gitanos y gitanas con independencia del estatus económico. O no abiertamente. “Por experiencia propia puedo decir que estando junto a personas con poder o con cierto estatus, al final nos ven como gitanas, no como psicóloga, militar o camarera, madres, hijas... que somos. Nos llaman para hablar como gitanas, que está muy bien para visibilizar, pero no me preguntan por el trabajo de fin de carrera, por ejemplo”, espeta Felipa. De ellas, dicen o dan por hecho que son graciosas cuando no las han escuchado hablar siquiera y “en Feria se nos pide que bailemos”.

Por otra parte, señalan la carencia de referentes positivos, de gente gitana normal. En sus diferentes ámbitos laborales, cada una ha tenido que superar “pruebas”. Sarai, de 29 años que trabaja como camarera, afirma que ha sorteado muchas trabas por ser gitana, hija de madre soltera. En más de una ocasión se ha visto en la tesitura de tener que demostrar su honradez: “Me he encontrado, supuestamente, cadenas de oro y al devolverlas me han dicho que era para comprobar si se podían fiar de mí”. Sus abuelos, dice, le han transmitido muchos valores, entre otros el de no tomar lo que no es tuyo, la tolerancia, la solidaridad, el respeto a todos los mayores, la importancia de la familia...

“Tenemos claro que todo lo que haga una gitana se va a mirar con lupa”, coinciden todas, así como en que ser gitanas es lo mejor que les ha pasado en la vida. “Me ha ayudado a saltar obstáculos”, dice Felipa y asienten el resto. “Nos empodera”, añade Sara.

Programa Calí: por el empleo de las gitanas

El Programa Calí subvencionado por el Fondo Social Europeo, tiene como objetivo general mejorar la empleabilidad de las mujeres gitanas. Actualmente, cuentan con 14 mujeres en itinerario. La duración suele ser de unos tres meses y tras finalizar los módulos donde se trabajan competencias básicas, realizan una formación pre ocupacional. “Nos centramos mucho en el desarrollo personal, ya que es fundamental trabajar aspectos como el autoconocimiento, la autoestima, la gestión emocional, entre otros aspectos del crecimiento personal, para tener éxito en la búsqueda activa de empleo”, explica Medrano, técnica responsable del programa en Jerez. Otro aspecto esencial es la gestión de las habilidades sociales, la salud, las competencias digitales y la motivación hacia el empleo

stats