LE vi jugar en el estadio Domecq, con su primitivo equipo el Atlético Aviación (convertido más tarde en Atlético Madrid) cuando yo apenas era un chaval; más tarde le admiré siendo jugador, durante diez temporadas, del Jerez CD y, finalmente, ya de entrenador del Jerez le traté personalmente, al ser casi vecino mío, pues vivíamos muy cerca, prácticamente enfrente, el uno del otro, en la barriada de La Plata; él, en la calle Viñadores, número 2 y yo en la plaza San Juan Bautista de la Salle, número 1; charlando muchas veces con él y tomando alguna que otra cerveza o copa de vino, en el bar "La Parada" de dicha barriada, cuando nos encontrábamos camino de casa, a la hora del almuerzo.

Se llamaba Ventura Martínez Mogín este madrileño de nacimiento; pero todos le conocíamos por "Ventura", su nombre de deportista, como jugador y entrenador de fútbol. Un hombre campechano, sencillo, humilde y muy cordial, con el que daba gusto hablar de fútbol o de lo que fuera. Aquí en Jerez había echado raíces, aquí se casó con una sanluqueña y aquí le nacieron cuatro hijos. Y aquí quiso ser enterrado, en 1986, por decisión propia, en su Jerez del alma, a pesar de morir en Madrid, a consecuencia de una intervención quirúrgica, a los setenta y un años de edad. Antes de enfermar, el último equipo que entrenó fue al Jerez industrial, en su permanencia en Segunda División.

Ventura había nacido en la capital de España, en 1915 y, desde muy joven, se había dedicado a la práctica del fútbol, formándose deportivamente en el Hogar Prosperidad, de Madrid. Con catorce años ya era profesional, jugando en un deporte aún no profesionalizado. Cuando llega a Jerez, el año 1943, procedente del Atlético de Madrid, ya gozaba de un largo historial de jugador en equipos como el Valladolid, el Albacete, el Hércules de Alicante, la Balompédica Linense, el Cartagena, etc.

Enamorado de Jerez, Ventura establece aquí su lugar de residencia habitual, aquí se casa y forma una familia. En principio había venido a jugar en el club jerezano, donde lo hizo brillantemente durante diez temporadas; hasta que se retiró de la práctica activa profesional, con treinta y ocho años de edad en 1952, algo insólito, ya que su demarcación en el terreno de juego era la de extremo.

Con este motivo, el periódico deportivo Marca, en su edición del domingo 13 de enero de 1952, le dedicaba un amplio reportaje, con entrevista incluida, y en el pie de foto, en la que aparecía con su hija mayor, en el césped del campo de fútbol, antes del comienzo de un partido, venía a decir textualmente: "Jugador del Jerez y entrenador del equipo filial, el veterano Ventura, con sus buenos cuarenta años, sigue al pie del cañón, haciendo honor a su vocación futbolística. ¡Enhorabuena!"

Como entrenador de fútbol, Ventura tendría una larga carrera deportiva, jalonada de éxitos, consiguiendo cosechar una brillante serie de ascensos de categoría: el Tetuán a Primera División; el Jerez C. D. a Segunda, al año siguiente de despedirse como jugador profesional; el Cartagena, el "Calvo Sotelo" de Puertollano, y el Albacete, también a Segunda División.

Pero, por lo anecdótico, merece recordarse el ascenso que Ventura Martínez consiguió con el C.D. Abarán, en la temporada 1962/63; ya que se trataba de un equipo sumamente modesto, titular de un pueblecito murciano de no más de nueve mil habitantes.

Ventura fue un gran enamorado del fútbol y, hasta la fecha de su muerte, no dejó de entrenar a equipos como el Jerez Industrial, cuando éste jugaba en la Segunda División de Liga. Entrenando también al "Constancia", de Inca; al Racing Club Portuense, al Murcia y otros equipos.

Era tal su pasión por el fútbol que, como veterano, jugó muchas veces con el Real Madrid, y siempre que se lo pidieron para una causa benéfica.

Jerecista cien por cien, jerezano de adopción por elección propia, hombre bueno y sencillo, hoy hemos querido recordar a este gran deportista, que fuera Ventura Martínez Mogín "Ventura", prácticamente olvidado de la afición, a la que tantas satisfacciones dio en vida, como jugador del Jerez CD, primero, y como entrenador de nuestro primer equipo; así como del Jerez Industrial, después. En la historia del fútbol jerezano, no cabe duda que su nombre está escrito con imborrables letras de oro.