Jerez tiempos pasados

Dos grandes guitarristas, de fiesta con los mejores litógrafos, pintores y artistas gráficos

  • Aún ignoramos el motivo de tan grata como numerosa reunión, pero lo cierto es que un buen día de hace muchos años Javier Molina y Rafael del águila se fueron de juerga con todos los amigos que figuran en la fotografía que ilustra este trabajo, en la que no faltan pintores, fotógrafos, doradores y, sobre todo, los mejores litógrafos de jerez

DEbió ser con motivo de algún acontecimiento; la fiesta del patrón de los litógrafos, seguramente. Pero la cuestión es que a ella fueron especialmente invitados los dos más grandes guitarristas que jamás haya tenido Jerez: Javier Molina y Rafael del Águila. Y ahí están retratados, en esa foto que me regaló, hace algunos años, mi recordado y buen amigo Paco Daza, el galerista del Santo Ángel, aquel que tenía cara de niño y era tan buena gente como toda su parentela. Los Daza forman una familia de maestros doradores y pintores muy apreciada en todo Jerez, y fuera de Jerez; especialmente en los ambientes cofradieros.

Pues, como decíamos, Javier y Rafael, los dos excelentes maestros de la guitarra flamenca jerezana debieron pasar un buen día de asueto con los litógrafos, y otros amigos, en franca camaradería con los mismos, a juzgar por lo que podemos captar en la imagen, donde reina la euforia por todos lados. Lo que echamos de menos es a los respectivos instrumentos de ambos geniales artistas. Y también, como no, a un tercer maestro de la guitarra, Sebastián Núñez, quien por su puesto de regente de la famosa Litografía Hurtado de la calle Arcos, más o menos puede decirse que pertenecía al gremio de los litógrafos, amén de al de los tocaores. En Hurtado se confeccionaron, en tiempos pasados, y durante muchos años, las mejores etiquetas que vistieron de gala las botellas de las mejores marcas del vino de Jerez.

Pero, ¿como pasarían este día los litógrafos de la fotografía? Posiblemente disfrutarían de un día de sana convivencia y, echando a volar la imaginación, podemos pensar que también gozarían de sus buenos momentos de cante y toque. Este a cargo de los dos guitarristas asistentes a la fiesta, pero ¿y el cante? Arriba de la foto se perciben dos imágenes en sombra, que puede que fueran las de los cantaores encargados de amenizar la juerga. Pero, ¿quienes serían estos cantaores? O tal vez no los hubiera, porque entre quienes figuran en la fotografía no localizamos la imagen clara de ninguno de ellos, conocido al menos; por lo que nos aventuramos a creer que algún litógrafo fuera tan buen aficionado, como para atreverse a cantar, acompañado por aquellos dos genios de la guitarra que fueron Javier y Rafael.

Como es bien sabido, Rafael del Águila fue el discípulo predilecto de Javier Molina, creador de la escuela guitarrística jerezana y, por supuesto, el continuador de sus enseñanzas, y el transmisor de su toque a las siguientes generaciones, personalizadas hoy día en Cepero, Carbonero, Fernando Moreno, Balao y muy pocos más.

Para nosotros, esta fotografía de tantos litógrafos con los dos hombres que mejor han tocado la guitarra en Jerez y que fueron, a su vez, maestros de otros tantos otros maestros de la guitarra, encierra un gran misterio; como es el desconocer el motivo de tan numerosa reunión que nadie nos ha podido, por ahora, descifrar. Entre otras razones, porque todos ellos, o casi todos, ha tiempo que fallecieron.

Desde luego, podemos asegurar que si grandes fueron los dos guitarristas invitados a esta fiesta, no menos importantes fueron, en su oficio, los profesionales del arte de la litografía, de los que Jerez gozó, en tiempos pasados; ya que nuestra ciudad pudo presumir de poseer una brillante nómina de ellos; dado el número de destacados establecimientos del ramo que llegó a poseer. Y junto a los litógrafos, podemos descubrir algún que otro pintor como Juan Padilla (padre), al maestro dorador Manuel Daza y al fotógrafo Manolo Iglesia Jiménez.

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