Restricciones por el coronavirus

La hostelería local considera "absurdo" volver a cerrar a las seis

  • Muchos negocios aprovecharán la cuesta de enero para dar descanso al personal y reformar

Policías nacionales patrullan por las terrazas de la calle Lancería.

Policías nacionales patrullan por las terrazas de la calle Lancería. / Pascual

A partir de hoy lunes 11 de enero la hostelería deberá cerrar sus puertas a las seis de la tarde, a excepción de los establecimientos calificados exclusivamente como cafeterías que podrán hacerlo a las ocho siempre y cuando no sirvan bebidas alcohólicas entre las 18 y las 20 horas. Estas medidas, según se punta en el BOJA, estarán vigentes hasta la medianoche del domingo 24 al lunes 25 de este mes.

La medida vuelve a suponer un 'jarro de agua fría' para el sector hostelero local que volvió a ver algo de luz en el largo túnel de la pandemia en el que se sumió la hostelería en marzo del año pasado durante las pasadas navidades.

La hostelería está enfadada con la Junta. Buena prueba de ello es la misma patronal provincial del sector, Horeca, cuyo presidente, Antonio de María, considera que con esta medida “la Junta echa a los clientes a a la calle a las seis de la tarde y llena éstas de jóvenes comprando cervezas y botellonas en los ultramarinos y demás comercios al uso, consumiendo en los parques o en domicilios particulares. No tiene sentido que se cierren los bares y los clientes se vayan a la tienda de enfrente. No somos un foco de contagio porque controlamos las medidas, en las reuniones en calle y domicilios en donde hay riesgo”.

Un aspecto que se critica a la Junta desde Horeca es que “la primera vez que nos obligaron a cerrar a las seis de la tarde los contagios eran casi 4.000 diarios y ahora lo hacen cuando son cuatro veces menos algunos días. Este domingo los contagios subieron en sólo 66 personas. No tiene sentido”. Las críticas al Ejecutivo de Juan Manuel Moreno Bonilla van más allá pues el presidente de Horeca, con indudable dureza, señala que “nos da la impresión de que la Junta actúa de forma intuitiva, que no tiene una vara de medir, que con algo tienen que llenar el BOJA y por desgracia nos ha tocado a los hosteleros. Nos hemos convertido en la cabeza de turco”.

En estos momentos, en plena cuesta de enero y con las actuales medidas restrictivas, muchos negocios han aprovechado para que el personal tome días de descanso así como realizar reformas pendientes en sus establecimientos. “Es el mal menor -apunta De María-, que se aproveche para eso. Pese a todo no nos entra en la cabeza que se adopten estas medidas cuando las reuniones navideñas ya han terminado, y ahora se toman unas medidas anti-contagio que no se entienden, como tampoco se entiende que no permita que las discotecas abran sin baile y se comporten como establecimientos hosteleros normales, para que hagan algo de caja al menos tras diez meses cerrados”.

Francisco Díaz, propietario del bar 'El Mirador del Arenal', en la plaza del mismo nombre en Jerez, es de los hosteleros que ha aprovechado para dar descansos al personal. Considera cuando menos extraña la división que se hace en estos momentos entre bares y cafeterías. “Que éstas abran hasta las ocho de la tarde siempre y cuando no vendan alcohol ers algo que también se debería permitir a los bares y restaurantes. Nos parece absurdo. Debería ser todo el sector. El epígrafe es distinto pero la esencia de la actividad es la misma. Si no quieres alcohol que se sirva alcohol se hace pero permite la apertura hasta las ocho”.

Si algo se ha notado en el sector hostelero local es que “los jerezanos están saliendo más por su propia ciudad, se desplazan menos a otras localidades. Se notó especialmente en las pasadas navidades cuando las terrazas vivieron muy buenos momentos los fines de semana”, asegura Francisco Díaz, que también es portavoz de Horeca en la ciudad.

El propietario de 'El Mirador' destaca igualmente que “ahora vienen tiempos muy malos. Antes teníamos el Festival de Jerez y la Semana Santa para aguantar hasta el verano pero ahora, después de las Fiestas, el consumo se viene abajo. Nosotros hemos cerrado por vacaciones, para dar descanso y porque no es rentable ahora mismo tener el negocio abierto. Cerrando a las seis de la tarde las horas de trabajo son mínimas como para poder cubrir gastos y eso si has trabajado la hora de los desayunos de una forma buena”.

“ Los negocios de familia -manifiesta Díaz- son los que están resistiendo de mejor forma esta crisis, pero para una empresa que viva de la restauración en la ciudad son muy pocas son las que aún pueden sacar rentabilidad. Hay que dar muchos almuerzos a diario para sostenerse”.

Para concluir, Antonio Sañudo es uno de los propietarios de Freiduría de la calle Arcos. El cierre a las seis viene a dejarles sin las habituales ventas de pescaíto frito de las tardes-noches. “Esas horas te dan algo de vida tal y como están las cosas. Abiertos como estábamos de ocho a diez y media se hacía su negocio y se vendía comida. Ahora mismo estamos al 50% de ventas. Cerrando a las seis de la tarde vamos a vender mucho menos pues a partir de las cuatro de la tarde la gente ya no sale entre semana hasta última hora de la tarde. Es una muy mala noticia”.

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