Manuel Belmonte Nieto | Investigador y profesor

"La investigación crea adicción, quien la muerde no puede parar"

“La  investigación crea adicción, quien la muerde no puede parar”

“La investigación crea adicción, quien la muerde no puede parar” / Vanesa Lobo (Jerez)

-Va a publicar el libro Ver con gafas de Newton. Una percepción diferente de la realidad.

-Me preocupa la falsa ciencia que la ciudadanía, y entre ellos los políticos, utiliza para justificar sus propias actuaciones y las consecuencias indeseables de las mismas. Si el ciudadano medio tuviera más conocimiento y formación científica, otro gallo posiblemente nos cantaría. Utilizar el método científico proporciona una capacidad de crítica que otras actividades educativas no consiguen. Siempre he procurado transmitir una actitud positiva hacia la ciencia, cuando no es posible transmitir gusto o pasión. Este libro intenta que llamando la atención sobre situaciones cotidianas y provocando curiosidad se inicie un camino hacia una mayor profundización en el pensamiento y actitud científica. Que ello lleve al lector a plantearse ya no solo aspectos científicos, sino otros más personales evitando fanatismos y actitudes y posturas viscerales que lo único que producen son odios y separación entre personas, que casi siempre resultan injustificados por poco que se examinen considerando datos y no opiniones. Se publicará en Editorial Círculo Rojo.

-Vive en Jerez desde hace unos años, donde también fomenta la investigación entre los jóvenes.

-En el Ateneo de Jerez creé un Club de Ciencia Joven, junto a otros alumnos, gestionado por los propios jóvenes y no por un adulto. Yo sólo superviso, les acompaño. El objetivo es empoderarlos para que sean los capitanes del barco. La idea es fomentar la investigación, organizar charlas, participar en actividades relacionadas como la Feria de la Ciencia en la calle. Es difundir la pasión por la investigación y por la ciencia.

-No es el primer club de este tipo que funda, ¿no?

-En el año 2000 inicié con once personas más, alumnado de entre 12 y 17 años, una organización que se llama Magma, integrada por jóvenes de entre 14 y 22 años, que celebra una feria internacional que tiene un prestigio tremendo. El representante español del Premio Nobel Junior de Estocolmo sale de esta feria. También seleccionan a los tres representantes que van a la Intel Isef de EEUU, el no va más de la investigación de los jóvenes, que solo invitan. No puede ir cualquier entidad. A nosotros nos convidaron en 2006.

-¿A quién le cuesta más investigar, a los profesores o a los alumnos?

-A la gente joven, si tú les dejas, ellos funcionan solos. Por desgracia, la universidad no ha cambiado, los jóvenes puede que sí si tienen profesores que les animen. Yo tengo la experiencia de que un centro envía muchos proyectos a Magma y un año deja de presentar, y es porque el profesor ha cambiado. Hay que favorecer la investigación. Hay alumnos que cuando llegan a la universidad les dicen que no pueden seguir investigando hasta que no tengan un master. A mí me ha pasado con alumnos. Piensan que lo que hacen son chorradas. No es que les falte pasión a los profesores, que quizás un poco, sino también formación sobre investigación. Sólo han aprendido a memorizar. Si no lo han mamado, poco pueden transmitir. Si los jóvenes han tenido esa formación en investigación podrán transmitirlo. La edad no importa, es la tradición en la educación, lo que han visto desde los 6 años, sólo un tipo de formación. Cuando el alumnado muerde la investigación, como crea unas sensaciones tan maravillosas, la mayoría no puede estar ya sin investigar. Crea adicción cuando se investiga, no cuando se compendia lo que otros ya han investigado. Es apasionante. Es casi mejor que conseguir un Premio Nobel, porque lo mejor es cuando te das cuenta de que has llegado a algo nuevo. Si incorporas la investigación al sistema educativo, tu alumnado se vuelve loco por lo que estás haciendo. Esto al profesorado en España le cuesta mucho.

-¿Está todo inventado?

-No. Hay un montonazo de cosas por descubrir. Una alumna, por ejemplo, se preguntó un día por qué la gente llora cuando corta la cebolla. Vio que ya existía la solución, pero luego se planteó si el color de los ojos influye en ello. ¿Crees que habrá una entidad pública o privada que pague a un profesional para que investigue eso? No. Eso lo puede hacer un alumno. Estas investigaciones pueden tener luego su recorrido. De hecho, una chica vasca que seleccionamos para la feria de Magma hace dos años, fue elegida para ir a EEUU y ganó el primer premio. La Nasa se interesó por su proyecto y ahora un asteroide lleva su nombre, Maitane. Su invento se patentó y ahora lo produce con 19 años. No importa tanto el recorrido que tenga una investigación sino como la marca que deja ese camino. Pensar, hallar soluciones, es lo que van a valorar cuando luego se busque un trabajo.

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