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Juan Pedro Simó: un gruñón, un sabueso y un maestro

El Consejo Regulador acoge la presentación de 'Sorbos de sacristía', la obra póstuma del periodista de Diario de Jerez

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Pedro Ingelmo y Gloria Moreno, con una imagen de Juan Pedro Simó de fondo, durante la presentación 'Sorbos de sacristía'. / Manuel Aranda

“Si Juan Pedro estuviera aquí y el acto fuese muy largo sería el primero en irse”. Lo dijo este jueves David Gallardo en la presentación del libro ‘Sorbos de sacristía’, su libro póstumo, y no se equivocaba. “Vaya coñazo”, habría dicho Juan Pedro Simó sin pestañear y habría hecho una pedorreta o algún gesto irreverente si no le hubiese gustado.

Sin embargo, el acto que se celebró en el Consejo Regulador le habría encantado. No fue largo, se contaron muchas anécdotas (como las que a él le gustaba rememorar) y el cierre fue con música irlandesa. Esa misma que cerraba sus noches de farras con Pedro Ingelmo y Manuel Barea.

Aunque se utilizaron muchos adjetivos, Manuel de la Peña, director fundador de Diario de Jerez y autor de uno de los dos prólogos del libro, lo definió con pocas y acertadas palabras: “Es complicado encontrar un tipo parecido. Era periodista porque era una actitud ante la vida, la mirada crítica no te la enseñan en ninguna facultad”. “Sería no pegar las narices al escaparate de ninguna tienda, sino llegar a la trastienda, y Juan Pedro era un auténtico coñazo y no paraba hurgando. Era un sabueso de mucho cuidado”, recordó, ante una sala repleta de antiguos compañeros, amigos y familiares.

Tras décadas de relación profesional y también personal, Gloria Moreno dibujó rápidamente un retrato de cómo era Juan Pedro Simó. Ella, mejor que nadie, sabe que tenerlo cerca “no siempre fue fácil”. Aun así, dejó claro algo que todos los que estaban en el acto ya sabían: “Fue un maestro del periodismo. Salíamos de la facultad con mucha teoría y poca práctica, pero Juan Pedro te daba en minutos una clase de periodismo que no habías dado en cinco años”.

Eso no era impedimento para que fuese también “una persona gruñona, quisquillosa.. No sé andaba con remilgos”. Por eso, a los que le rodeaban en redacción siempre les pedía ese mismo “espíritu crítico" y "hablar con la gente en la calle” que “para el resto está la grabadora”. Para él era así de sencillo porque tenía, de manera innata, un gran “olfato para saber dónde estaba la noticia” y “maestría" para contar historias.

De hecho, a pesar de ser “gruñón” no caía mal porque “tenía una personalidad que conseguía que todo el mundo lo apreciara”. “Todos tenemos luces y sombras, pero no conozco a una persona con menos enemigos que él. Se hacía querer pese a sus defectos”, señaló Gloria, mostrándose “muy orgullosa de haber compartido vida con él”.

También con orgullo habló Pedro Ingelmo de Simó. Él llegó a la ciudad procedente de Madrid tras un desengaño amoroso y, con la emoción de un recién licenciado en Periodismo, pensando en escribir sobre temas internacionales. “Bodegas, tú escribirás de bodegas”, le dijo Simó en plena crisis del sector. Fue ahí donde empezó una amistad de 40 años.

Una relación de periodismo y de juergas que se truncó “hace un año y medio” cuando “Juan Pedro se me fue sin avisar”. Así se lo recriminó anoche, aunque reconoció entre risas que “no era la primera vez, estando de copas nos hacía lo mismo”.

A pesar de que en su funeral “vikingo” sus compañeros más fieles ya hablaron de escribir un libro, la romántica idea se esfumó con el tiempo. No fue “hasta que Aurora habló con doña Quina, doña Quina con David Fernández y David Fernández conmigo”, cuando el proyecto se materializó en ‘Sorbos de sacristía’. “Lo he disfrutado mucho. Juan Pedro escribía de una manera que lo lees y es como si escuchases su voz y esa risa que tenía”, reconoció Ingelmo.

“Estoy seguro de que es el libro que le habría encantado tener en el armario. Él estaría feliz de estar aquí”, aseguró anoche Evaristo Babé, que firma otro de los prólogos de la publicación póstuma. Un libro que, aseguró, “va a pasar a la historia de Jerez porque contiene 500 nombres propios”.

'Sorbos de sacristía'

La obra póstuma de Juan Pedro Simó (Jerez, 1959-2024) es una recopilación de artículos sobre Jerez y el jerez publicados por él en las páginas de Diario de Jerez entre los años 2012 y 2014. Una antología de un “valor incalculable” del que fuera durante años redactor jefe del rotativo del Grupo Joly.

Además, como destacó la alcaldesa, María José García-Pelayo, es “una forma de hacer renacer a Juan Pedro porque con este libro traemos al presente sus artículos”.

El trabajo ha servido, además, para inaugurar la nueva colección de periodismo de Peripecias Libros. Su presidente Antonio Aguayo recordó anoche que esta publicación se ha realizado gracias al acuerdo con la Asociación de la Prensa de Jerez (APJ): “Somos una editorial pequeña, pero llevamos doce años trabajando por la cultura de Jerez. Tenemos 200 libros en el mercado, pero siempre es bueno renovarse y lo hemos hecho”.

“No podía empezar mejor esta colección que con un libro de Simó hilvanado por Ingelmo”, aseguró Javier Benítez, presidente de la APJ, reconociendo que la obra “muestra la manera de vivir de Jerez”.

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