El laboratorio

Historia del centro de análisis de aguas de Jerez

Un repaso a las tareas que se desempeñan en este peculiar espacio municipal, nacido siglos atrás, con el objetivo de velar por la salud de los ciudadanos de todo el término municipal

El laboratorio
El laboratorio
Arantxa Cala / Jerez

30 de enero 2012 - 06:22

omo en un lugar secreto, escondido del saber ajeno, donde se busca crear la vida en la materia inanimada por técnicas artificiales o donde un obsesionado Victor Frankenstein inventa a su terrible criatura. Allí, en la última planta, bajo una azotea con vistas, está el Laboratorio Municipal. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, allí sólo se investigan buenos asuntos, nada de creaciones extrañas.

En el antiguo edificio de Bienestar Social, en la plaza de la Merced, se ubica este servicio, antes apellidado ‘de Higiene’. En un un amplio salón iluminado por grandes ventanales se analiza la materia que diariamente da vida a cientos de miles de jerezanos, el agua. Entre la ‘cacharrería’, está la farmacéutica e investigadora y responsable de Calidad de Laboratorio, Ana Barea, que se mueve entre la parte de microbiología, que está separada de la de físico-química por un bonito divisor de cristal. Allí lleva 29 años desde que acabó la carrera. “Me encanta lo que hago, pero antes hacíamos más cosas, hasta que se instauró el SAS. Éramos más personas. Ahora estoy sola aquí, pero me encanta cacharrear, estar con mis cacharros, con el instrumental de aquí”. Pero antes que Ana, por allí pasaron desde 1890, que son los primeros datos que se tienen del Laboratorio en el Archivo Municipal, Adulfo Luque, Tomás Cafranga y Vega, Eduardo Ballesteros, Lorenzo Alonso, José Estrade Camúñez y Servando Estrade Camúñez.

Recuerda el historiador Antonio Mariscal que Adulfo Luque puso el primer laboratorio privado de análisis clínicos en la ciudad, allá por 1890, y al poco fue nombrado jefe del Laboratorio Municipal de Higiene, que se dedicaba al control de aguas, alimentos, dispensario de medicinas, vacunar a personas y animales, era un centro antituberculoso y se hacían análisis clínicos del personal de la Beneficencia Pública Domiciliaria, por la que una serie de médicos funcionarios del Estado tenían la obligación de atender a todo el mundo, pobre o no. Con el paso de los tiempos, el Laboratorio se fue adaptando a las nuevas normativas, es decir, una vez que se implantó el Servicio Andaluz de Salud en 1988, que se encargaba ya de la mayoría de estas tareas, este espacio redujo sus funciones.

El Laboratorio está certificado por la Norma ISO 9001 de 2008 y se dedica exclusivamente al análisis de agua de consumo y de piscinas públicas. De esta forma, se realizan controles diarios a la Empresa de Aguas de Jerez, Ajemsa, a través de los centros de muestreo que están repartidos por todo el término municipal. Se marcan los parámetros organolépticos, las características fisico-químicas del líquido y las microbiológicas, y si son necesarias se hacen otras determinaciones aisladas. Se controlan así los grifos de consumo y de las mencionadas estaciones de muestreo. También, además del análisis del suministro público de agua, se hacen esporádicamente unos análisis de particulares para ver la potabilidad de pozos y manantiales. “Hay empresas en las que la utilización del agua está condicionada a una serie de controles a los que obliga la normativa, que también llegan al laboratorio”, apunta Carmen Gavira, jefa del Departamento de Salud Pública, que incluye el Laboratorio Municipal.

A lo largo de 2011 se han realizado 5.161 determinaciones o análisis a Ajemsa. “El agua en Jerez cumple con la normativa vigente y está dentro de los parámetros”, apunta José Miguel Cantos, jefe de Servicios de Medio Ambiente en el área de Atención al Ciudadano. Estos expertos cuentan que a lo largo de las décadas, el mayor cambio que se ha notado en el agua ha sido en las épocas de sequía, “con unos parámetros en los que las conductividades habían subido mucho a causa de la bajada del nivel de los pantanos, es decir, por el incremento de iones del agua”.

El agua en la que se chapotea en verano en las piscinas de uso colectivo también se analiza en la ‘cacharrería’ de este laboratorio, además de la Piscina Cubierta, que también funciona en invierno. “Mientras –subraya Carmen– una piscina esté abierta se hacen los análisis que determina la normativa. Hay tres tipos: el agua de llenado, para conocer las características de este agua, porque lo mismo es de pozo; uno quincenal y otro mensual. Estos análisis se pueden hacer en laboratorios privados, siempre que estén certificados”.

Carmen ha estado al frente del Laboratorio desde 1979, un mundo lleno de anécdotas que se ha ido reduciendo a la vez que los servicios se iban derivando a otras instancias. “Recuerdo cuando analizábamos el marisco, y como había que cocerlo, se olía en todo el edificio. Menos mal que no estaba en malas condiciones”, dice Carmen. “O cuando la gente te trae el agua de piscina con agua que dicen que es de la red, y enseguida descubres que no”, recuerda Ana.

La directora del Laboratorio ojea las memorias escritas por los antiguos encargados de este espacio, en las que se pueden leer los minuciosos recuentos que se hacían de muertes por enfermedades en animales, humanos, análisis varios, balance de un año a otro... Es echar la vista atrás, cuando en su puesto de trabajo estaba rodeada de un gran equipo de profesionales que fue disminuyendo con el tiempo a la vez que se reducían las tareas del Laboratorio en sí. “Los jóvenes –comenta– no creo que conozcan la historia de este trabajo, pero los mayores sí porque la Beneficencia Municipal tenía un padrón bastante alto de personas que tenían que pasar por aquí para hacerse los análisis clínicos”. La misma desapareció en 1988, cuando todos los ciudadanos quedaron integrados en la red de asistencia sanitaria de la Seguridad Social. Los aparatos antiguos del Laboratorio como autoclaves, hornos para cultivos, microscopios..., se pueden ver en la antigua Farmacia Municipal, expuesta ahora en el Alcázar, que estuvo integrada en el Laboratorio desde 1972. Hay que destacar que Carmen fue también la última farmacéutica municipal.

Hoy, aparatos modernos de última generación llenan las mesas, estanterías y cuartos del Laboratorio. El espíritu investigador, sin embargo, sigue siendo el mismo que siglos atrás.

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