¡La madre que los parió!
Tierra de nadie
He estado pensando, no mucho, que título ponerle a este artículo, y se me ocurrió un variado repertorio de posibilidades. Una era de barbaridades importantes y muy sonoras; otra, más larga, de descalificaciones que iban desde lo a duras penas aceptable, hasta lo más bajuno, grosero, zafio y vulgar de lo que soy capaz; y otra, más larga aún, de irrepetibles injurias, acometidas verbales y blasfemias incalificables, propias de un concurso especializado como el que gané, siendo estudiante, en Madrid. Al final, como vi que no me quedaría artículo que escribir si incluía todo lo que me salía del alma, y como tampoco me decidía a prescindir de ninguno de los adjetivos calificativos que tenía en mente, me resigné a acordarme de las madres santas -sin culpa ninguna ellas- que echaron al mundo a los bellacos que ahora protagonizan una de las muchas mezquindades sobre las que nunca me hubiese gustado tener que escribir.
Son bellacos, sí, en su acepción de malos, pícaros, ruines… Alguien despreciable por cometer malas acciones con falsedad, hipocresía, traición o engaño, dice el Diccionario del que es ruin, como ellos, sin duda, son. Porque hay que ser malo, retorcido, rencoroso e impresentable para, basándose en un ¿¿¿argumento??? como éste: "Nuestra comunidad no tiene que recurrir, aceptar, ni agradecer la generosidad de ninguna persona o entidad. Aspiramos a una adecuada financiación de las necesidades mediante una fiscalidad progresiva que redistribuya recursos priorizando a la sanidad pública" (literal), rechazar los 10 millones de euros que corresponden a la Diputación de Aragón, de los 320 millones que la Fundación Amancio Ortega donó al Estado para adquirir aparatos de última generación capaces de detectar, en un tiempo que puede ser vital, tumores malignos de los pacientes de la sanidad pública afectados. Mala sangre, ideario cutre, mugrienta actitud y espíritu putrefacto, es lo que hay que tener para supeditar la posible salvación de una vida a los roñosos prejuicios de los que hacen gala. ¡Es delirante!, lo de esta gente es la exaltación frenética de un trastorno rabioso por la absoluta negación de su capacidad intelectiva. "Pa" amarrarlos, de verdad, ¡"pa" amarrarlos y… no sé!
¡Pedazos de almas de cántaro, qué tendrá que ver el chorizo con la velocidaaaaaad!, ¡pues "ná de ná"! Escuchad, sin entrar en detalles, me parece absolutamente legítimo que aspiréis "a la adecuada financiación de las necesidades mediante una fiscalidad progresiva que redistribuya recursos priorizando la sanidad pública…", vale, pero ¿y la primera parte de vuestro 'argumento', dónde la colocamos?, porque, además de no estar bien expresada, es una mamarrachada ecuménica, y la conclusión que tomáis en base a ese 'razonamiento' es una estupidez estelar, una solemne majadería y una descomunal necedad, ¡las tres a la vez, del todo y para siempre!
Nadie habla de 'recurrir' sistemáticamente a donaciones ni de basar la financiación de la sanidad pública en ellas, sólo se trata de un caso aislado, de una excepción que por supuesto, os pongáis como queráis, hay que aceptar con los brazos abiertos ¡Ojalá hubiese una igual cada día!
Nadie habla tampoco de 'agradecer'. Si queréis dais las gracias, que es lo que haría cualquier bien nacido -lo que muchos haremos-, y si no, pues no las dais, que por lo visto es lo que hacéis vosotros.
El que persigáis una mejor financiación para la sanidad pública y aspiréis a una redistribución de los impuestos que la priorice es algo loable, algo en lo que, sin duda, vale la pena involucrarse, un gran objetivo por el que luchar, ¡perfecto!, pero, decidme: ¿qué tiene eso que ver con rehusar 10 millones de euros para comprar 10 equipos de detección y diagnóstico precoz del cáncer? ¿Estamos locos o sois imbéciles?
¿Me decís que no tenéis que aceptar 10 millones de euros para curar personas, para salvar vidas?, ¿por qué no vais y se lo preguntáis al enfermo que está en espera de una biopsia?, ¿por qué no vais y le preguntáis a quien aguarda el resultado de unas pruebas en las que el tiempo puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, por qué no os sentáis con su mujer, o con su marido, o con sus hijos, o padres, o amigos, y les explicáis la contundencia de vuestro argumento? Luego, si las cosas han ido mal, podéis ir también al cementerio, a darles el pésame, seguro que entienden vuestra negativa a aceptar la generosidad de alguien, da igual quien sea, por causa de vuestra "aspiración fiscal redistributiva". Un razonamiento muy sólido el vuestro, que privaría -si algún desgraciado día tuvieseis responsabilidad de gobierno- a 320 hospitales de 320 diagnósticos precoces para ayudar a 320 personas cada día y, con toda probabilidad, salvar la vida a muchas de ellas, sin duda muy sólido vuestro argumento, sí.
¿Pero de dónde sale la gente como vosotros, de dónde…?, supongo que de la madre que os parió, claro, aunque cuesta trabajo creer que sea del mismo sitio del que hemos salido todos, la verdad…
PD: ¿Cuántos muertos necesita Podemos para condenar a Maduro, el dictador asesino de Venezuela? ¡Ya son 66!
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