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Manolo Simón | Cantaor

“El cante ha sido mi profesión, aunque siempre soñé con llegar a ser torero”

  • Algunas de las conversaciones mantenidas con el artista jerezano quedan reflejadas aquí con una entrevista a la que he querido titular: ‘El tauro cantar de Manolo Simón’

Manolo Simón, durante una de sus actuaciones en Jerez.

Manolo Simón, durante una de sus actuaciones en Jerez. / Manuel Aranda

Existe un dicho popular que reza así: “qué deíto me corto que no me duela”.

Pues bien: Manolo Simón (Manuel Muñoz Martín), de una manera simbólica –como es de lógica entender-, optó por prescindir de uno de ellos; el que le señalaba desde niño el camino del mundo taurino, optando por prestar una especial atención al segundo –el dedo corazón-, que le mostraba el sendero que habría de indicarle la ruta del cante.

Y en ese sendero continúa aún cuando no corren los mejores tiempos ni para él ni para aquellos otros que, con el correr del tiempo, con trabajo y oportunidades han alcanzado de manera mediática casi tocar las estrellas.

–¿Si mi información es veraz, tu primera gran afición pública, que materializaste y a la que has dedicado prácticamente tu vida continuando vinculado a ella desde entonces, ha sido la del mundo del cante, aún cuando en los primeros años de tu vida, dedicaste tiempo e ilusión al mundo taurino, ¿es cierto?

–Así es. Lo primero fue el cante ya que, con tres años canté en la Venta “El Pollo”, propiedad de Miguel Valenzuela –que por cierto era tío político mío-, cantando una cosa que hacía Antonio Molina: “Caballo mío careto/ sácame de este arenal/ que me viene persiguiendo/ la guardia municipal”, además de algún fandango de Porrinas de Badajoz. Pero eran cosas de niño…

-¿Y cuándo empezaste a sentir inclinación por el mundo taurino, que por otro lado tantos sustos te ha dado?

-Recuerdo que con unos doce años intervine en una capea, en la finca “La Catalana”, de Daniel Salas, carretera de Cortes y, cuando tenía 15 ó 16 preparé el hatillo (con capote, muleta y un repuesto de ropa para poder cambiarme) y me fui para Extremadura, concretamente a Cáceres, haciendo auto-stop. Y de Cáceres a Salamanca: allí conocí al “Talavera”, un aficionado al toro, como yo, que además cantaba muy bien y que fue quien me introdujo en el ambiente taurino de la Plaza Mayor de Salamanca, en la que en aquellos años solían parar aficionados, ganaderos, matadores como “El Viti”, Andrés Vázquez y otros… el “Talavera” me dio cuartel a fin de que cantara con él donde pudiéramos y hubiera gente que quisiera escucharnos. En las capeas en Cáceres conocí al “Ferroviario”, -que fue un destacado novillero-, también al “Gaona”, al “Regaera”, al “Terán” –éste, churrero de profesión-; todos ellos de Jerez.

-Durante el día la capea y por la noche le dabais al cante si había público interesado -como me has referido tantas veces-, en la Plaza Mayor de Salamanca. Porque al final había que pasar la gorra, ¿me equivoco?

-Así era y, cuando terminábamos, ya en la madrugá, al hotel para descansar un poco y tomar fuerzas para el día siguiente. Pero no pienses que era un hotel de verdad; nosotros, de broma lo llamábamos el “hotel-puente”, ya que con ese nombre recorrimos todos los puentes existentes entre Extremadura y Salamanca, -según donde nos cogiera- porque aunque poco había que dormir; íbamos mi amigo Paco Camas “El Pati”, que vivía en la barriada de la Asunción, de Jerez; ambos conocimos a un grupo a los que llamaban “los mecheros”, (ya sabes por qué). Estos nuevos “amigos” nos propusieron ir a Portugal a por café que solíamos pasar a España a fin de venderlo, pagándonos a la vuelta con el mismo producto diciéndonos que se ganaba poco pero que menos daba una piedra… en fin, fueron muchas las vivencias de aquellos años.

-Claro que tu afición a los toros no quedó en lo que pudieras haber hecho en Salamanca ya que, en la misma plaza de toros de Jerez, Luis Parra “El jerezano” te puso al día en lo que suele denominarse “toreo de salón” e incluso llegaste a tomar parte en dos novilladas celebradas en el coso taurino de la jerezana calle Circo.

-Sí, allí íbamos muchos chavales con la ilusión de ser novilleros y con la esperanza de que algún día pudiéramos llegar a ser matadores; a todos nos guiaba un mismo afán, una misma ilusión que en muy contadas ocasiones llegaron a materializarse por algunos de aquellos aprendices entre los que me encontraba.

-Y así, ¿hasta cuándo?

-Hasta los 23 años en que, un grave accidente me alejó para siempre del mundo del toro.

-Hasta aquí y de manera abreviada nos has contado algo de tu llegada al mundo del toreo, no obstante en Jerez y en la práctica totalidad de los pueblos de la provincia el nombre de Manolo Simón ha brillado como cantaor en peñas y concursos.

-Esa ha sido mi verdadera profesión en la que continúo, aunque en los últimos años las actuaciones han venido progresivamente a menos. Hace años, cuando empezaba con el cante, participé en los más diversos concursos y, a lo largo del tiempo he conseguido, entre primeros y segundos premios, más de un centenar, lo mismo como cantaor tradicional que como saetero. He concursado en Chiclana, Puerto Real, San Fernando, Cádiz. El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, Estepona, Málaga y naturalmente en Jerez. Fuera de concursos, he actuado en Francia (Casa de España) Alemania y desde luego España, mucho en Barcelona, en Sevilla con la Diputación Provincial, he ido a cantar en numerosas ocasiones de la mano del recordado Antonio Pulpón acompañado a la guitarra por José Luis Postigo y otras grandes figuras de la sonanta.

-Un tema que no te es ajeno es el del mundo de la grabación: ¿recuerdas algunos títulos?

-Por ejemplo del primero: “Corazón flamenco”, acompañado por Enrique de Melchor con letras de Antonio Murciano. El último –por el momento- “Plaza de los Herradores”, respaldado por la sonanta de Pascual de Lorca. Otros guitarristas que me han acompañado –ten en cuenta que he grabado 14 discos, dos de saetas-, han sido Manolo Franco, José Luis Postigo, Joaquín Albert, Manolo Domínguez –éste último me acompañó en el CD “Háblame” para el que conté con la colaboración de los grupos flamencos capitaneados por Angelita Gómez y José María Torrecilla, letras de Julio Rivera y Rafael Lorente. Angelita Gómez también le ha puesto palmas y jaleos a otro de mis discos: “Sueño de torero”, grabado en la empresa de Josema García Pelayo “La Bodega” en el 2014. Cada uno de esos trabajos lleva aparejado un comentario a modo de prólogo o presentación firmados por el siempre recordado Manuel Ríos Ruiz, Curro Gadella, Marcos Escánez y otros. A todos ellos he de agradecerle profundamente su colaboración.

-De todas esas idas y venidas como cantaor, una de ellas, sin moverte de tu tierra, cuando la Cátedra de Flamencología te concedió la Copa Jerez en el año 2012, ¿no recuerdas ninguna anécdota?

-Ocurrieron muchas, pero una de la que me acuerdo y no creo que la olvide nunca ocurrió en Toledo cuando intentamos cruzar a nado el Río Tajo. El barquero que debía pasarnos a la orilla de enfrente se negó y, como no teníamos dinero le pedimos permiso para dejar los bultos en la barca y pasar nosotros a nado, pero cuando el río dijo aquí estoy yo casi por poco nos ahogamos; como podrás entender mis conocimientos natatorios eran –y continúan siendo-, mínimos por no decir absolutamente nulos. Finalmente fue el propio barquero quien me salvó cogiéndome del pelo hasta llegar a la otra orilla. Tanto tiró del pelo que después estuve tres o cuatro semanas que apenas podía peinarme por el dolor que sentía.

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