Nuestro mejor verano
Educación | Psicología

Cuando se acercan estas fechas, vuelven con frecuencia a mi cabeza los veranos de mi adolescencia. Los pasábamos en nuestro campo, por la zona de La Cartuja. Rodeada de olivos, naranjos, higueras, adelfas, cipreses y un amplio huerto desbordado de tomates, patatas, pimientos y calabazas que regaba una vieja alberca. Aquella época me sabe a tierra caliente, libertad y salvajismo alegre.
En casa dormían a menudo mi prima y dos de mis mejores amigas. Corríamos descalzas, pasábamos horas buceando en la piscina, nos contábamos secretos de noche mirando las estrellas y madrugábamos para ver amanecer. Estudiábamos para los exámenes de septiembre, montábamos en bici, leíamos a Verne, a Dumas, a Twain… Nos sentíamos exploradoras, aventureras, capaces de cruzar la realidad con una linterna y nuestros cuadernos de notas. Y sentía en mí la plena conciencia de estar siendo feliz.
Tras cuatro veranos trabajando y tomando las vacaciones en noviembre, siento la necesidad de que este me atraviese, me conmueva, me despierte y me acompañe. Me da miedo, porque sé que no será lo mismo, pero confío -con una honda esperanza madura- en que aún habiten en mí fibras que sienten, que vibran, que se entregan. He reconocido que en todas aquellas experiencias no había pereza, sino ganas, alegría y búsqueda. Un claro esfuerzo por cada pequeña conquista.
Tal vez empiece a correr. O lea La vuelta al mundo en ochenta días. Tal vez me conceda un viaje especial. Puede que trate de ser disciplinada y medite con regularidad. O plante un huerto. O llame a mi prima y a mis amigas para darnos un baño al anochecer en la playa. No tengo clara la estrategia ni seguros los resultados, pero sé que para disfrutar los momentos debo habitar la presencia y la consciencia.
Y para ti, ¿Qué sabores, olores o imágenes te devuelven a esa pureza vital? ¿A ese momento en que te sentías galopar a lomos del viento?
¿En qué instante te descubriste libre, vivo, auténtico?
Estas vacaciones te invito a hacer algo solo para ti. Puede ser algo pequeño, íntimo, tuyo. Y secreto.
Una promesa, un inicio o un recomienzo.
Y si te apetece, compártelo conmigo. Escríbeme a mi correo. Me encantará leerte.
Porque aún estamos a tiempo de vivir nuestro mejor verano.
También te puede interesar