La movilidad y su financiación

voces empresariales

04 de noviembre 2010 - 01:00

DE sobra es conocido el rédito que para muchos supone el tan actual y elegante concepto de "movilidad", más aún si a este le unimos la no menos novedosa y bien sonada "sostenibilidad", resultando algo muy vendible como es la "movilidad sostenible" que tantos votos arrastra.

Sabemos también y es notorio que toda nuestra sociedad aplaude al unísono cuando un ayuntamiento o ente superior, pone en marcha un nuevo tren, algunas veces barcos y otras veces hasta aviones. Pero la verdad es que no hacemos tanto caso "al transporte de viajeros por carretera en autobús" que, al fin y al cabo, es el que se esfuerza día a día por atendernos, llevándonos a nuestra casa, a nuestro trabajo o a nuestros hijos al colegio. Esto lo digo de forma genérica porque en todas sus variables, discrecional, regular, escolar, metropolitano y urbano, soporta un gran lastre, el inalcanzable logro del equilibrio económico, provocado por una deficitaria política de financiación publica, y decimos publicas porque la mayoría de los casos nos debemos a decisiones políticas, como son las tarifas o a veces los recorridos, u otras las condiciones técnicas o de seguridad que la mayoría de los casos nunca vienen acompañadas de su soporte presupuestario correspondiente.

El sector está en una situación francamente mala. Si hablamos de urbanos nos encontramos con un modelo donde somos las empresas privadas las que estamos soportando los déficit financieros de los ayuntamientos, incluso llegando a dejar los servicios, casos bien conocidos en la provincia. Si hablamos de discrecionales no podemos repercutir los costes laborales ni de los incrementos de los carburantes en contratos ya firmados. Para el caso de los escolares nos encontramos con la propia administración autonómica que nos ahoga con condicionantes técnicos y de seguridad, y a la vez nos dilatan al infinito las fechas de cobros. Para finalizar, los metropolitanos donde asistimos perplejos a cómo sobre nuestros mismos tráficos se superponen otros modos de transporte 'hipersubvencionados' como son el tranvía, el barco y a veces los mismos aviones, que nos hacen caer día a día en una situación de "sangrado" empresarial, provocada por un lógico trasvase de viajeros a esos medios donde el viajero, o sea nuestro cliente, se ve correspondido por una tentadora oferta. Indudablemente no queremos que desaparezcan, ni que la sociedad limite la concurrencia de diferentes modos de transporte que beneficien al ciudadano, lo que si pedimos es el mismo trato que tienen el resto de transportes públicos.

Finalmente que esa magnifica y elegante "movilidad sostenible" que hace referencia al medio ambiente, también sea aplicable a las empresas, y podamos entre todos a conseguir también una "movilidad sostenible, ambiental, financiera y empresarial" que a la larga ayude a mantener los puestos de trabajo de las pequeñas y medianas empresas que conforman nuestro ya debilitado sector.

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