Pocos conocen en Jerez, la ciudad donde nació, la relevancia de José María Pérez Lara como naturalista. Casi nada se ha escrito sobre él, e incluso en nuestro prestigioso Zoobotánico nada lo recuerda, ni una humilde placa.

En el 2006, y a propuesta del que esto suscribe, el gobierno municipal de la socialista Pilar Sánchez aprobó denominar una calle con su nombre. En lugar de ubicarla cercana a las instalaciones del Zoo, que era lo lógico, no tuvieron mejor opción que elegir un mísero callejón sin salida de un polígono industrial cercano a La Granja. No cabe mayor desprestigio de la clase política local. Alguien, algún día, debería reparar tan vergonzoso oprobio.

Para elaborar esta semblanza biográfica de nuestro prestigioso paisano, que en 1892 ya era considerado como ‘el botánico con más conocimiento de los que existían en España’, hemos recurrido a la sucinta biografía elaborada por Emilio Fernández-Galiano, ‘Apuntes biográficos del botánico Pérez Lara’ (1975); como el retrato que de él hace su bisnieto, Joaquín Fernández Pérez-Lila, ‘La formación de la flora española en la segunda mitad del siglo XIX y los botánicos Colmeiro, Willkomm y Pérez Lara’ (1984).

Retrato del joven Pérez Lara en un estudio fotográfico de Jerez.

Del archivo familiar, conservado por este último, son tres de las fotos que acompañan al artículo.

El profesor Fernández Pérez-Lila, nacido en la casa familiar de la calle Castilla, es catedrático Biología Celular en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid.

Otros documentos relacionados con nuestro paisano han sido localizados em el Archivo Municipal de Jerez, los cuales me sirvieron para elaborar, en el 2009, la reseña que actualmente puede consultarse en la Wikipedia.

Como diría Fernández-Galiano: ‘Su biografía puede servir de ejemplo de laboriosidad, espíritu inquieto y decidida vocación por las cosas de la Naturaleza’.

De Jerez a Sevilla

José María Pérez Lara vino al mundo el 23 de noviembre de 1841, en la única casa existente de la calle Angostillo de San Dionisio, contigua a la iglesia del mismo nombre, parroquia en la que sería bautizado unos días más tarde.

Hijo del abogado y magistrado de prestigio Manuel María Pérez Gómez, y de Dª Juana de Lara. Una familia acomodada de la sociedad jerezana en la que predominaban los hombres de leyes.

A su padre se le debe la construcción, en 1839, de la casa-palacio en los terrenos que ocupaba la vieja cárcel real.

En 1852 ingresaría en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza San Juan Bautista, de Jerez de la Frontera, donde permaneció hasta 1854. Para el tercer año se traslada a Sevilla, obteniendo en 1862 el título de Bachiller en Arte.

Esquela de su fallecimiento.

Retorna a Sevilla, esta vez para matricularse en Derecho. Pero su estancia en la Universidad será de poco provecho, lo que le obliga a abandonar la carrera y a volver a su ciudad natal.

El 25 de septiembre de 1865 contrae matrimonio con Concepción Lila y Tosquella, con la que tuvo una familia numerosa, entre ellos Joaquín Pérez Lila, abogado y político, y el dibujate-cartelista Luis Enrique, más conocido como Siul.

La buena situación económica heredada de sus padres le permitirá vivir de las rentas, con la que puede mantener a su amplia prole, unos 15 y no 22 como se ha dicho alguna vez y dedicarse apasionadamente a sus trabajos sobre la flora de la provincia de Cádiz.

Hasta la llegada de la filoxera Pérez Lara y su familia vivían holgadamente de las rentas que les proporcionaba el arrendamiento de tierra de viñas. La plaga de la filoxera llegó a Jerez en 1894, y en pocos años se perdieron todos los viñedos.

Esto le afectó gravemente, por lo que se vio obligado a abandonar su labor botánica.

De botánico a gastrónomo

Como escribe su bisnieto Joaquín, José María Pérez Lara, considerado en su tiempo una autoridad en la materia, ‘fue desde sus comienzos un botánico de campo’, y ‘no publicará su primer artículo hasta el año 1882’.

Su obra más destacada sería ‘Florula gaditana’, publicada en los Anales de la Sociedad Española de Historia Natural en seis tomos, entre 1887 y 1903.

Portada de su Florula Gaditana, 1886.

Escritos en latín bajo el título: ‘Florura Gaditana. su recensio celer omnium plantarum in provincia gaditana lucusque notarum’. La obra completa tiene 750 páginas y se citan en ella 1.500 especies, siendo para los entendidos ‘la única flora completa de la provincia de Cádiz’.

De su importante obra el mismo Willkomm dijo que ‘él ha recorrido, sin reparar en gastos ni trabajos, toda la provincia, hasta llegar a formar con los ejemplares, siempre recogidos en sus propios lugares nativos, una rica colección de Flora gaditana...’.

Fue autor de otro interesante trabajo titulado ‘Bosquejo físico geográfico de la provincia de Cádiz’, de 1918.

Como interesado en las cosas del comer y la buena mesa, se dedicó a recopilar durante años numerosas recetas de la cocina local y regional de principios del siglo, las cuales publicó en 1915 con el título ‘Formulario de cocina’ bajo el seudónimo ‘Un jerezano que nunca fue cocinero’.

Su autor, que tenía a gala no haber entrado nunca en una cocina, poseía un excelente paladar, y los platos preparados con sus indicaciones y sugerencias forman parte de la gastronomía tradicional gaditana.

Dicha obra sería reeditada en 1995 por la Editorial Azagaya.

Bosquejo físico-geográfico de la provincia de Cádiz, 1918.

Cargos y distinciones

Antonio Mariscal, que recoge su semblanza en ‘Jerezanos para la historia’ (2011), indica que en Jerez Pérez Lara ‘fue una persona muy destacada, ya que siempre estuvo implicado en cualquier iniciativa dirigida al desarrollo económico y cultural’.

Ejerció la dirección del Monte de Piedad y del Hospicio.

Según la necrológica de su fallecimiento publicada en la prensa local, ejerció el cargo de vicepresidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, fue socio de número de la Real Sociedad Española de Historia Natural, y socio corresponsal de la Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales, elegido en 1878.

Ejerció de secretario de la sección de Ciencias Físicas y Naturales en la Sociedad de Ciencias, Letras y Arte.

Portada de su Formulario de cocina, 1915.

Ese mismo año de 1878, como presidente de la comisión encargada por el Ayuntamiento de Jerez, presentó un informe sobre el estudio realizado de la filoxera en Málaga.

Por su parte, el Ayuntamiento jerezano le distinguió, por sus méritos, director honorario de los Parques y Jardines de la ciudad.

Como miembro de la Comisión Municipal fue uno de los firmantes de las Ordenanzas municipales de la ciudad de Jerez de la Frontera, muchas de las cuales aún están vigentes.

Fue elegido para participar en el Congreso Internacional de Botánica, que tuvo lugar en Génova en 1892, como miembro de la Comisión de expertos de los cinco continentes para realizar la unificación definitiva del nomenclator botánico.

Comendador de la Orden Civil de Alfonso XII, este último honor le fue concedido en 1904.

Su importante herbario fue donado ese año a la Cátedra de Botánica de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Madrid (actual Complutense). siendo objeto de estudio hoy día por los investigadores, tal como el publicado por C. Romero Zarco en 1998, ‘Tipificación e interpretación de los taxones del género Vicia L.(Fabacea) descritos o citados por Pérez Lara’, o el biólogo jerezano Íñigo Sánchez García, con su ‘La Algarabia de Pérez Lara’ (2016).

Romero Zarco declara que ‘el trabajo del jerezano es un auténtico hito histórico-científico por su profundidad, por su rigor y por su conexión con los trabajos de importantes botánicos, especialmente M. Willkomm’.

Necrológica.

José María Pérez Lara fallecería a causa de una angina de pecho el viernes 26 de abril de 1918, en la misma ciudad que le vio nacer, en casa de su hijo Joaquín, en calle Castilla número 1.

Las ciencias, como otras materias de la educación y la cultura en nuestro país, han avanzado gracias al trabajo, esfuerzo y sacrificio de individualidades.

Francisco Dosil Mancilla afirmaba en su libro ‘Los albores de la botánica marina española’ (CSIC, 2007), lo siguiente: ‘Los botánicos que, como José Pardo, Francisco Loscos, José María Pérez Lara o el mismo Carlos Pau, realizaban sus estudios sin ningún tipo de apoyo y muchas veces con dificultades económicas’.

Pérez Lara anciano.